LA TERRESTRE - [ the 100 ] EDITANDO

Nueva líder

- Déjalas ir. - Dice Clarke colocándose al otro lado de Bill.

- No son mis prisioneras, Clarke. - Le responde.

- Genial. Entonces, esto es lo que vamos a hacer. - Le digo. - Usaré la Llave para ayudarte, pero solo después de dejar que mi gente regrese a Sanctum. Todos.

- Son libres de ir con ella. - Les dice Bill a las tres. Estas no se mueven.

- No iremos a ninguna parte. - Dice Echo.

- Tampoco me esperaba algo diferente, le encanta que le den órdenes. - Susurro tornando mis ojos.

- Tenemos una guerra que pelear. - Vuelve a hablar, entonces esta se da media vuelta y se va.

- Nosotras también nos quedamos, señor. - Habla Diyoza. Y entonces las dos se van.

Miro a la salida. Y entonces le pego con brusquedad la pistola en la cabeza a Bill, haciendo que le de un golpe con esta.

- ¿Qué coño les habéis hecho? - Le pregunto gritando.

- No hicimos nada. - Dice el otro de blanco. - Simplemente están comprometidas con la causa. Listas para servir a la humanidad en la última guerra.

- ¿Te he dicho que hables puta oveja calva? - Le grito girándome a este muy enfadada.

- Un momento que pronto estará sobre nosotros ahora que estás aquí con la ayuda de la Llave. - Habla ahora Bill. Y vuelvo a girarme para mirarlo.

- Entonces esto es lo que haremos ahora. Hablamos con nuestras amigas, a solas. Ni siquiera quiero ver a tus guardias con cabezas de pez globo en los pasillos. ¿Quieres que te ayude? Demuéstrame que lo mereces. - Le digo.

- Primer discípulo Anders, haga que todo el personal no esencial regrese a Livsec. - Le dice al otro de blanco.

- Señor, no estoy seguro si eso... - Empieza a hablar. Pero giro mi rostro para mirarlo con odio y este no sigue hablando. - Sí, mi Pastor.

- Bien. Tu ridículo Pastor se queda aquí. - Le digo. - El resto de ustedes fuera. ¡Ahora!

- En otras palabras, saca al rebaño de aquí. - Dice Miller.

- No lo podría haber dicho mejor. - Digo sonriendo divertida.

- Vete. - Dice Bill. - Estaré bien.

- Eso ya lo veremos. - Le digo.

El de blanco se va y todos los de traje se van tras él.

- Miller, ponlo contra la pared. - Dice Clarke refiriéndose a Bill.

- Vamos. - Le dice Miller. Y se lo lleva.

- Tengo preguntas. - Dice Jordan.

- Sí, ponte a la fila. - Le dice Clarke.

- ¿Echo, Octavia y Diyoza están con ellos ahora? - Pregunta Raven mientras Miller vuelve.

- ¿Por qué mierdas creen que la Llama está en mi cabeza? - Pregunto a Gabriel sin quitar mi enfado. - La mía es una copia.

- Cap-M, Capturador de Memoria, un dispositivo que puede extraer recuerdos selectos de la mente de uno. Pusieron a Octavia en él.

- Y vieron el día que derroté a Alie. - Digo terminando.

- Asombroso. - Dice Raven.

- No, es una mierda. - Digo yo.

- Esperad, si creen que la Llama que tiene Kayla es la IA, entonces Echo, Octavia y Diyoza nunca les dijeron que no lo era, lo que significa...- Habla Jordan.

- No están con ellos. - Termina Niylah.

- De acuerdo. Niylah, Gabirel y Jordan, quedaros aquí, vigilad a Cadogan y contened esta habitación. Si las cosas van mal, necesitaremos una salida. Vamos a descubrir qué están tramando las tres mujeres más peligrosas en este o cualquier planeta. - Dice Clarke.

[...]

Llegamos a la sala en la que están Octavia y Diyoza.

- Vaya. - Dice Diyoza. Octavia se levanta rápidamente de la cama en la que estaba sentada. Y yo al verla allí, me lanzo a abrazarla mientras algunas que otras lágrimas vuelven a rodar por mis mejillas.

- Lo siento, Octavia. - Le susurro en su hombro.

- Lo sé. Yo también. - Me susurra de la misma manera. Al separarnos, nos miramos con una sonrisa. Y limpio mis lágrimas.

- ¿Sin guardias? - Pregunta Diyoza al ver que no hay nadie vigilando.

- Kayla amenazó con no ayudar con la Llama si se interponían en su camino. - Cuenta Raven.

- Tenemos nueva líder. Gracias por jugar esa carta, por cierto. - Dice Clarke.

- Que va, la líder siempre serás tú. - Le digo con media sonrisa.

- Pensé que era una buena ventaja, sabiendo que eventualmente aparecerían. - Dice Octavia. Todos nos quedamos callados. - Nos alegra que lo hayáis hecho.

Octavia no deja de mirar a Miller, quien tiene la mirada baja. Y entonces se lanza a abrazarlo.

- Solo devuélveme el abrazo, Miller. - Le susurra. Miller se lo piensa por un par de segundos, pero después la abraza fuertemente.

Una chica llega corriendo desde el pasillo, la que no logro ver. Todos la apuntan.

- ¡Esperen! - Grita esta. Me acerco un poco y al mirarla hacia los ojos, logro ver los ojos de otra persona. Me coloco delante de Raven y Clarke, quienes no paran de apuntarla. Pero yo coloco una mano delante de ellas.

- Ella no es una de ellos. - Dice Diyoza.

- Kayla. - Dice la chica. - Clarke, Raven, Miller. Los describiste bien.

- Esta es Hope, mi... - Va a hablar Diyoza, pero la interrumpo.

- Tu hija y la de McCreary. - Digo mirándola. - Tiene sus ojos. Lo siento, Diyoza.

- Ya... La dilatación del tiempo es una perra. - Dice esta. - ¿Cómo saliste?

- No importa. - Dice ella. - En este momento, necesitamos llegar a la Habitación de la Piedra y salir de Bardo. Podemos conocernos más tarde. Vamos.

Todos salimos corriendo, pero Clarke se para.

- Oye, ¿dónde está Echo? - Pregunta Clarke.

- Nos alcanzará. - Le responde Hope.

- Lo hará, ¿eh? ¿Qué está pasando? - Pregunta Diyoza. Esta no responde. - Hope.

- Se va a vengar por Bellamy. - Dice Octavia.

- Bicho malo nunca cambia. - Digo en voz alta. Todos me miran. - ¿No lo había dicho dentro de mi cabeza?

- Habla ahora. - Le pide Diyoza a su hija.

- Todo lo que sé es que tenemos... 45 minutos para sacaros de este planeta. - Responde.

- ¿Qué pasa en 45 minutos? - Pregunta Miller.

- No lo sé. - Le responde. Todos la miran sin creerla. - De verdad. Levitt la ayudó con algo, y no me dijo qué era porque sabía que me lo sacaríais y trataríais de detenerla.

- Levitt no la ayudaría. - Dice Octavia. - ¿Qué le hizo? - Pregunta amenazante.

- Está vivo, ¿de acuerdo? - Le dice Hope.

- Movámonos. - Dice Octavia y empieza a irse en dirección contraria.

- Tía O. ¿A dónde vas? - Le pregunta Hope.

- A encontrar a Levitt. - Le dice sin parar de andar.