10 enero

27 8 0
                                    

—Feliz cumpleaños —sonreí como pude y me abracé a Cailan dándole un beso.

—Muchas gracias.

—Bueno, me voy —dijo Niall marchándose, aunque justo antes de desaparecer se giró de nuevo—. Felicidades —fue lo único que dijo antes de seguir su camino.

—Gracias —le respondió Cailan educadamente pero serio.

Como era de esperar, ese día no fui al instituto, aunque recibí la visita de Vik, que me pasó lo que habían hecho en clase y me dijo que esa tarde no grabarían DAETU.

—¿Por qué no?

—Creo que no estás muy bien a nivel anímico.

—Me encuentro mucho mejor que esta mañana.

—Te recuerdo que tendrás que luchar solo con un espadón, nada de magia...

—Por favor —le interrumpí—, me entrenaron durante seis años como guerrera, sé manejar el tema. ¿Cuántas veces me lo vas a repetir?

—¿Segura?

Me levanté de un salto y despacio me fui hacia la puerta.

—Sí —sonreí—. ¿Vamos?

Vik sonrió y negando con la cabeza me siguió al exterior.

Justo después de acabar el rodaje de DAETU de ese día, desaparecimos rápido de escena, dejando a Cailan solo durante unos minutos.

—¿Dónde ha ido la gente? —preguntó a uno de los pocos extras que había por allí.

Aunque este solo se limitó a encogerse de hombros.

—Cailan, ¿qué es ese ruido? —preguntó otra chica del staff.

Durante el rodaje era fácil identificar qué extras eran los de Celene y cuales los de Alistair, ya que los fereldenos trataban a Cailan de una manera más cercana que los orlesianos.

—¿Qué ruido...? —Cailan sonrió cuando vio a un montón de gente acercarse hacia él con una tarta enorme, que también llevaba unas velas con el número de los años que el rubio cumplía.

—¡Felicidades! —gritó contenta Cris.

Todos aplaudieron después de cantarle el cumpleaños feliz al actor protagonista.

—¡Sopla las velas, venga! —lo animó Isabela sonriendo.

—¡Espera, espera! —pedí adelantándome— Acuérdate de que tienes que pedir un deseo primero.

Cailan sonrió.

—Aún vas de Rowan —dijo sin perder la sonrisa.

—Niall es el único que se ha cambiado —apunté señalando al irlandés con la mirada—. ¡Pero no me cambies de tema! Tú pide un deseo.

El rubio volvió a sonreír.

—Mi deseo era estar contigo y ya se ha cumplido —dijo—. No tengo nada más que pedir —sonrió—. Mi Rowan —añadió burlón antes de soplar las velas y que todos aplaudiéramos de nuevo.

El equipo infalible de la Inquisidora la había acompañado a ella y a Cullen a investigar un templo en el que sospechaban que se estaban fabricando armaduras de lirio rojo.

—Cullen y Evelyn luchando juntos codo con codo —rio Varric—. Si Asha y Andrea estuvieran aquí ya se estarían riendo.

—Ya te estás riendo tú por ellas —dijo Dorian, destruyendo un fragmento de lirio rojo que le iba directo a la cara.

La Gran Familia. El otro ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora