30 octubre

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Desde que oyó como Alistair dijo ante toda La Gran Familia que Elissa podía volver, Amber no era persona. ¿Cómo podía ser eso posible? Ella trabajaba en BioWare. La maga había dimitido después de que en junio no la informaran de que en el evento de videojuegos, al que toda La Gran Familia más los cuatro Wolves había asistido, no iba a decirse nada sobre Dragon Age, y nos habían hecho ir para nada. La desesperación por no tener noticias fiables y ser todo pura habladuría, que apuntaba nuestra partida por lo menos en marzo de 2022, había hecho que el equipo la aceptara de nuevo cuando ella se presentó en los estudios. Amber sabía cómo iba Dragon Age, y en secreto (obviamente) se reunía con los personajes más importantes para informarles de la situación. Ellos tampoco sabían que estaba pasando realmente en Thedas, era la información de Amber lo que les permitiría poder ver a través de la ventana. Había resuelto unas cuestiones a sus compañeros de trabajo, pero les había mentido, pues ella tampoco tenía ni idea de hasta qué punto afectaría a la realidad lo que pasara en el juego. Lo que torturaba a la maga era saber cómo podría producirse aquel hecho. ¿Cómo se podía revivir a alguien? Incluso allí, en Thedas, no existía magia capaz de devolverle la vida a una persona (eso sin tener en cuenta la posesión, o la nigromancia, cuyo caso no podía ser tomado de ejemplo). Amber tenía una teoría, cosa que en vez facilitar la situación, la complicaba. La maga creía que ella tendría el papel más importante, y que no dependía de hacer trampas en el desarrollo de la trama del próximo Dragon Age. Para empezar, tendría que borrar lo que pasó entre Alistair y Rosie, porque suponía que solo con el poder de Iker de revivir a dos personas no sería suficiente, demasiado fácil. Combinando su magia y tecnología, junto con el poder divino del mago adolescente, era posible que Elissa volviera, pero incluso la magia tecnológica de Amber tenía un límite, aunque a veces no lo pareciera. Sin duda, la hacker tenía mucha faena por delante.

De camino a la sala de reuniones de la sede de Denerim, Amber se encontró una rosa tirada en la puerta. La cogió extrañada y entró en la sala.

La maga pasó la mirada por todos los presentes, seguramente le caería una buena por la presencia de Loghain en instalaciones de La Gran Familia, pero de eso ya se preocuparía más tarde. Ahora, el único problema de la del pelo plateado era saber cómo transmitir su teoría sobre la vuelta de Elissa a su círculo más íntimo. Había hecho llamar a Liam, Rosie, Alistair, Nate, Oren, Fergus, Melissa, Loghain y Cailan.

—¿Y eso? —preguntó Fergus al ver la rosa, a lo que Amber respondió encogiéndose de hombros y dejándola en la mesa... en la que habían dos más.

—Aquí había otra —dijo Oren.

—Delante de la puerta de mi casa había una también —añadió Loghain.

—¿Has venido desde Gwaren con la rosa? —preguntó Amber extrañada.

—Pensaba dársela a mi hija —Loghain se encogió de hombros—. Pero no me habéis dejado, sé que está aquí porque me lo dijo ayer.

Después de aquella extraña escena, se hizo el silencio.

—¿Vas a decir algo ya? Joder. ¿Cuánto rato llevamos en silencio? —protestó Melissa.

—Una hora —suspiró Cailan exasperado y pasándose una mano por el pelo.

—Cinco minutos, imbécil —espetó Loghain.

—Empezamos bien... —susurró Alistair.

—Sigo sin saber que pinta Loghain aquí —se quejó Cailan.

—Te estoy oyendo, ¿sabes?

—Deberías estar muerto —escupió el ex rey.

—Tú también —le contestó Loghain.

La Gran Familia. El otro ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora