12 octubre

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Al día siguiente, Alba madrugó para ir hasta el Bosque de Brecelia, donde estaba establecido el clan de elfos dalishanos que ayudó a derrotar la quinta Ruina. Los sentimientos de Alba estaban divididos: una parte de ella le decía que allí no habría ya nadie, pero la otra le repetía constantemente que uno de los suyos salvó al clan, o sea que no sería muy ético que se unieran a Fen'Harel. Por desgracia, lo sentimientos malos de la pícara tuvieron razón. Allí no había nadie. Mientras exploraba el desierto campamento, algo en el aire cambió. Alba se preparó para luchar, esperando a que los elfos atacaran, pero el qué ellos estuvieran esperando exactamente lo mismo, le reveló que sus intenciones no eran malas. Eran tres.

—¿Estás buscando al clan que había aquí? —preguntó el más alto de ellos. Tenía el cabello chocolate oscuro y los ojos grises.

—¿Quiénes sois? —preguntó Alba.

—Nosotros hemos preguntado primero —insistió el elfo.

Alba no contestó, y lentamente fue dejando su arco y sus flechas en el suelo, en señal de que no iba a atacarlos. Los tres elfos se miraron e hicieron lo mismo.

—Nuestro clan se marchó hace un tiempo —informó el elfo—. Nos echaron de él por no estar de acuerdo con los términos de Fen'Harel.

—¿Qué términos? ¿Y quién os ha dicho que venga por eso? —contraatacó Alba.

—¿No lo sabes? —se sorprendió una de las dos elfas que acompañaban al chico. Tenía el pelo rojizo y recogido en una cola, y los ojos verdes.

Alba los miró recelosa.

—¿Qué Fen'Harel quiere devolveros a la gloria destruyendo a los humanos? —confesó la pícara—. Sí, es una noticia bastante popular

—Pues esos son los términos. Nosotros no estamos de acuerdo con eso. La reina shem salvó nuestro clan, nosotros éramos muy pequeños cuando vino con sus amigos y nos pidió que nos uniéramos contra la Ruina, no tenía por qué hacerlo, pero ella nos ayudó y resolvió la maldición que asediaba al clan —recordó la pelirroja.

—Nuestro clan fue a su funeral, a los dos.

Las miradas de ambos, elfos y humana, conectaron de una manera que unos elfos con intenciones hostiles, o espías de Fen'Harel no hubieran hecho al recordar a Elissa.

—Estoy reclutando elfos para formar un equipo élfico de élite —explicó Alba—, los Elfos Nocturnos. Durante la liberación de Ferelden, el general Loghain Mac Tir entrenó a un grupo llamado así y fueron muy importantes durante la guerra.

La pícara se sabía la historia de memoria porque aparte de que su trabajo como bardo era saber esas cosas, vivía en Ferelden desde que tenía siete.

—¿Os apuntáis? —sonrió.

Los elfos volvieron a intercambiar miradas y sonrieron.

—Nos apuntamos —aceptó la tercera elfa, también tenía el cabello chocolate oscuro y los ojos grises.

—Perfecto —sonrió Alba—. ¿Cómo os llamáis?

—Yo soy Brown —se presentó el chico.

La que se parecía a él era su hermana, Brawnie, y la pelirroja se llamaba Fira. Los tres eran de la misma edad que Alba. Los nuevos elfos dalishanos se sumaban a Belina, una elfa de ciudad que nació en Amaranthine y era la más mayor del grupo, con veinte años. Dos elfos gemelos de la elfería de Denerim, de diecisiete años llamados Sina y Soriano. Cyntia Balen'Harel, que, sin saberlo, iba a la misma clase que Vik, Melissa, David, Karla y Lola Mahariel. Una bardo llamada Alina cuya hermana gemela había sido reclutada por los guardas grises, ella tenía dieciocho años. Un chico de Tevinter (nació allí) llamado Bruno y que tenía diecisiete años. Tres elfos que nacieron en la elfería de Orlais; Potter, Cala y Andrea, de diecisiete, dieciocho y diecinueve años (en ese orden). Y la más pequeña de todas Jelena, que tenía dieciséis años y pertenecía al clan Sabrae.

Aquella tarde, mientras la bardo terminaba los informes de los nuevos reclutas para dárselos a Adri y Loghain, Ellana la fue a visitar a la sede de Denerim.

—¿Alba?

—Hola Ellana.

La Segunda de la que fue la Inquisidora entró en la habitación de la pícara con información que luego ella le pasaría a Loghain.

—Tengo una sorpresa para ti —sonrió la elfa—. Hay dos elfas de mi clan que quieren unirse a los Elfos Nocturnos.

—¿En serio? —exclamó Alba sonriendo sorprendida.

—¡Sí! —afirmó Ellana—. Y Lyna me ha dicho que hay una chica de su clan que también quiere unirse.

—Maravilloso.

—Y una última cosa, Adri ha visto a cinco elfos explorando el campamento al que has ido esta mañana.

—¿Ah sí? —la futura bardo alzó las cejas atónita.

—También le ha parecido extraño, así que me ha dicho que te avise y que vayas allí cuanto antes, quizá tengas que prescindir de tres elfos, ten cuidado.

La pícara asintió y volvió al antiguo campamento del clan que había salvado Ferelden de la quinta Ruina. En vez de ocultarse, Alba apareció por sorpresa delante de los elfos, en posición de ataque.

—Espero que tengáis una buena razón para pasar por aquí —les dijo a la defensiva.

Los cinco elfos se miraron sobresaltados.

—No os molestéis en intentar huir, estáis rodeados —mintió la pícara.

—¿Qué nos pasará si no hablamos? —preguntó uno.

—Os mataremos a todos, vuestros tres compañeros incluidos, espero que entendáis, que no podemos correr riesgos.

—Tranquilízate shem, veníamos a unirnos a ellos —dijo otro con calma.

—¿Cómo sé que sois de fiar?

—Pregúntale a cualquiera del clan Mahariel.

—¿Qué? —Alba entrecerró los ojos recelosa.

El elfo se puso las manos en la cintura y chasqueó la lengua.

—Nuestro clan tampoco tiene ninguna intención de unirse a Fen'Harel, les dijimos a aquellos tres que se inventaran la historia porque teníamos que asegurarnos de que eras de fiar, la última vez que vimos a los vuestros, la reina estaba en medio de la guerra civil, persiguiendo al general que ahora va a entrenarnos. Comprenderás que las cosas no nos cuadraban.

Una elfa no mucho más alta que Alba, con el cabello rojo como la sangre y recogido fuertemente en una trenza de raíz, de ojos tan anaranjados que parecían de fuego, salió de su escondite para corroborar la historia de los cinco elfos: era Vella Mahariel, que ya se había unido al grupo, formaba parte del Clan Mahariel y tenía diez años cuando sucedieron los hechos de la quinta Ruina. Con ese grupo de elfos también en escena, el equipo estaba completo.

La Gran Familia. El otro ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora