5 abril

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Un alto y corpulento hombre de cabello rubio rizado recogido con un medio moño, ojos verde claro y con una sombra rubia como barba, caminaba sigilosamente por el pasillo que llevaba a la sala del consejo de Feudo Celestial. Cuando llegó se encontró con una enorme chica rubia (que podría ser perfectamente modelo), de cabello rubio claro y ondulado, que llevaba recogido con una cola alta, y tenía unos ojos azul eléctrico muy intensos.

—Hola Andrea —saludó—. ¿Llevas mucho rato esperándome?

—Tranquilo —sonrió—, acabo de llegar.

—¿Qué tenías que decirme?

—En realidad iba a hablar contigo y con Karla, pero ya sabes —Andrea se encogió de hombros—. A lo que iba, ayer había reunión de La Gran Familia, y vengo a traerte las novedades, porque tú también tienes que saberlas.

El guerrero asintió.

—El castillo que hay en las Tumbas Esmeralda ahora pertenece a los Horan, con Asha como máxima responsable. Se lo ha regalado Celene ya que nuestra Dama de Fuego se va a ir a vivir a Thedas, después de un ataque de Recuerdos Presentes de los fuertes. Y lo más importante, hay que moverse en las sombras, actuar como pícaros en constante sigilo, porque el Héroe de Ferelden, por suerte para todos, se dio cuenta de que los Wolves se están pasando con la fama, y eso no es bueno, nadie debe saber qué está pasando.

—Estoy de acuerdo, esto iba a pasar tarde o temprano y menos mal que Theron se ha dado cuenta a tiempo.

—Exacto, y no solo eso, sino que todos tenemos que actuar de igual manera.

—Entendido jefa —asintió el hombre rubio—. ¿Quieres que hable yo con Karla?

—No hace falta, ya me encargaré yo de eso.

—Está bien.

Quien hacía tiempo que actuaba en las sombras, era Theron Kieran, quién esa misma noche se reunió con los chicos que estaba entrenando en secreto para hablarles exactamente de lo mismo que Andrea le habló a su misterioso amigo, o hermano, nadie más que ellos y Evelyn parecían saber la verdad acerca de Maxwell Francesco Trevelyan.

—Entonces nosotros lo estamos haciendo de maravilla —sonrió un chico de cabello castaño claro y con unos ojos azules muy bonitos.

—Pues la verdad es que sí, Marc, y os felicito por ello —sonrió el hijo mayor del Héroe de Ferelden—. Lástima que ahora habéis fallado —dijo recuperando un semblante muy serio.

Aunque conocía a Marc desde el colegio y fuimos a institutos diferentes después, no fue hasta que él empezó a desarrollar síntomas de magia que hablamos por primera vez. A mí me gustaba, pero bueno, porque a mí de pequeña me gustaban todos. El caso es que como él lo sabía, y sabía que yo también tenía magia desde hacía no tanto, me pidió ayuda (exactamente lo mismo que pasó con Iker). Al principio sus hechizos estaban destinados a destruirme, igual que los de mi compañero en los Wolves y los de otra persona a la que ahora también entrenaba Kieran, pero luego todos crecimos y la cosa se quedó en nada. Acabó en el equipo ultra secreto porque, como parte de mi familia, Theron lo conocía también y estaba al corriente de su magia. Estaba empezando a desarrollar sensibilidad hacia un elemento que lo tenía preocupado.

—¿Cómo? —preguntó mi prima Adriana, quién formaba parte del equipo secreto y no había acabado de entender porque su mentor decía eso.

La otra maga que estaba en guerra conmigo era mi propia prima, que tenía dos años menos. Nunca nos habíamos llevado muy bien, y cuando descubrió que era igual de bicho raro que su prima, (pobre de mí) le sentó fatal y también intentó matarme. Hacía casi dos años decidimos hablar y enterrar el hacha de guerra (o mejor dicho, el bastón de guerra). Su magia era la opuesta a la mía, dominaba el fuego fatuo, aunque igual que con Marc, desde que entrenaba con Kieran empezó a desarrollar debilidad hacía más tipos de magia derivados de la suya inicial. Ambos elementos eran desconocidos a los que existían hasta ahora. Acabó en el equipo por los mismos motivos que Marc.

—¿Dónde está Nilo?

A Nilo también lo conocía desde pequeña, él y otro chico estuvieron a punto de formar parte de los Wolves, pero al final ninguno lo hizo. Kieran, sabiendo aquello y conociendo el espíritu loco del adolescente, no pudo evitar dejarlo fuera. Técnicamente iba a ser el Ribas de Dragon Age 5, además del curandero, pero estaba teniendo serias crisis de identidad con respecto a ese tema.

Los siete amigos se miraron sorprendidos. Theron suspiró.

—¿Cómo no habéis notado su ausencia hasta ahora?

—No te preocupes Theron, el lunes hablaré yo con él —se ofreció Gabri—. Al fin y al cabo, voy a su clase.

De todo el equipo y sin contar al entrenador, solo Blake y Gabriel eran de la familia. Gabri luchaba con espadón. Él era el hombre del otro trío de hermanos que había en LGF además del de los Sanstock. En su caso también era igualito a sus hermanas mayores, con el pelo rubio ceniza, ondulado, y los ojos verde oliva.

—No sé si querrá seguir formando parte de esto —pensó una joven arquera morena, con el cabello recogido en una cola—, lo veo un poco fuera de lugar.

—No te preocupes, Ester, solo necesita encontrarse —supuso Theron encogiéndose de hombros—. Necesita tiempo y se ve que mucho, pero no hay prisa, de todos modos, ya sabéis que hacer.

Ester era fan de Dragon Age y al enterarse de mi historia con Thedas, quiso hacer un tour por el lugar. Al final la cosa se quedó en nada, pero Kieran, aprovechando que uno de sus elementos era la metamorfosis, se interesó por ella a raíz de mis explicaciones y convertido en animal, empezó a observarla hasta que acabó en su equipo.

Un caso diferente al de los demás fue el de Paula Picart, pues ella se unió al equipo de DA5 porque estábamos completos en el nuestro.

Y para cerrar el equipo, Borja García, al que yo y Portu le habíamos prohibido acercarse a Thedas por su cuenta, y que evidentemente, no había cumplido. Si Kieran llegaba a mostrar públicamente al grupo (en términos thedosianos, y no como amigos, porque ya lo había hecho), Borja sería el único que no pudiera aparecer, pero ya fuera en esta vida o en la siguiente, Portu y yo acabaríamos por enterarnos. 

La Gran Familia. El otro ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora