La Gran Familia. El otro lado

21 agosto

Theron y Paula habían vuelto a reunirse en la habitación que ambos compartían en la sede de Girona.

—Paula Beckett, te traigo un caso mucho más interesante que el que estás investigando.

—¿Mucho más interesante? Está bien. ¿De qué se trata, agente Mahariel?

—¿No te parece extraño que Asha sea una somniari y no tenga ningún tipo de relación con Thedas?

—No... No sé si te estoy entendiendo...

Theron sonrió. Parece que la futura criminóloga no era la única que sabía por dónde empezar en una investigación.

—Asha Horan es demasiado poderosa para no tener una triste raíz en Thedas.

—¿Crees que puede tener familia de sangre thedosiana?

—Creo que nuestra mejor amiga tiene hermanos en Thedas, magos también, y que llevan tiempo buscando a su hermanita perdida.

Paula se rascó pensativa la barbilla.

—Eso es muy poco probable, por no decir imposible.

—Pues si esto es imposible, ¿lo de Elissa qué es?

El elfo volvió a sonreír.

Paula entrecerró los ojos.

—¿Cómo sugieres que investiguemos eso?

—Porque tenemos a gente en todas partes, y nos pueden ayudar.

Paula seguía sin entender nada.

—El verano aún no ha acabado, inspectora Beckett, La Gran Familia sigue de vacaciones. Investigar en Ferelden, Orlais y las Marcas Libres va a ser lo más fácil. Tenemos a Isabela y Diego Amor en las Anderfels; a Ana y Nuria en Nevarra; a Marcus y Anya en Antiva; y a Lexi en Rivain.

—Ya. Pero si te vas a basar en la fuerza de su magia para encontrar algo, deberías investigar en Tevinter.

—Ya lo sé, por eso he pedido a Karla y Dorian que también me ayuden.

Paula levantó las cejas sorprendida.

—¿A qué viene esa cara? No llegué a ser el Héroe de Ferelden solo por mi apuesto atractivo.

—¿Y qué tengo que ver yo con esto?

—Necesito que investigues en Orlais.

—¿Por qué yo en Orlais?

—Porque yo soy el Héroe de Ferelden, y porque la idea ha sido mía así que...

—Muy bien. ¿Y si no tiene hermanos en Thedas podemos investigar si los tiene aquí?

La adolescente del pelo negro azabache sonrió enigmáticamente.

—Ya me encargo yo de esa parte del caso.

Y tras unos segundos de silencio, la chica se fue.

Mientras Paula se dirigía hacia la salida de la sede, llamó a su hermana.

—Hermana ¿cómo vas con la investigación?

—Necesito un lugar dónde poder estudiar las cenizas.

—¿¡Aún no has hecho nada!?

—Dame tiempo joder. Si me entretienes sí que no avanzaremos.

—Espera, espera, no cuelgues.

—¿Por qué? ¿Has averiguado tú algo?

—Morrigan y Theron no saben nada, quedan descartadísimos, sobre todo él.

—Estás perdiendo el tiempo, habla directamente con Nelika.

—No.

—¿Cómo qué no?

—La más interesante para el final.

—Paula, eso en un crimen no es aplicable.

—Pero esto no es un crimen.

—Vas a hacer tu parte del trabajo a tu manera, ¿no? Vale, pues mucha suerte. Seguimos en contacto.

Cuando Pauli colgó, su hermana casi choca con Alistair.

—Mira por dond... Ah, Paula, eres tú.

—Justo a ti te estaba buscando.

—Sí, yo a ti también. ¿Para qué me querías?

—Necesito hacerte unas preguntas.

—Claro, por supuesto.

Aprovechando que estaban cerca del barrio mercantil de Denerim, Paula y Alistair se dirigieron a la taberna del Noble Roído.

—¿Estás seguro de que Elissa murió de la misma enfermedad que Rowan?

—Vas al grano, ¿eh? Claro, ¿qué otra cosa podría llevársela...? —el rey se llevó las manos a la boca—. Perdón, es que no puedo creer que se sacrificara por la orden, a veces aún creo que fue pura casualidad —intentó disimular.

—¿Qué vio Nelika, Alistair? ¿Qué fue lo que vio para que mintierais sobre lo que le pasó a Elissa?

—¡Yo no sé nada! ¡Lo juro!

—¿Qué es lo que no tendrías que saber? —preguntó energéticamente la joven maga.

—¡No lo sé! ¡No lo sé...!

Alistair se estaba poniendo muy nervioso y empezó a hiperventilar.

—Tranquilo, tranquilo —intentó calmarlo la adolescente.

Poco a poco, el guerrero recuperó el aliento.

—¿Necesitas algo más?

—No —contestó ella—. No te preocupes, me has dicho todo lo que necesitaba saber.

—Mierda...

Paula le pagó a Alistair la jarra que se había tomado y se fue de allí.

Volvió a coger el móvil y a marcar el mismo número de antes.

—¿Qué quieres ahora?

—Alistair sabe algo.