La espera había llegado a su fin. Aquella noche La Gran Familia y los Wolves que no formaban parte de ella íbamos a reunirnos todos en el cine de la sede de Girona para ver The Game Awards. Después de aquella gala que iba a tener lugar durante la madrugada del día trece, La Gran Familia solo podíamos salir de allí de dos maneras; o dábamos un paso hacia delante y avanzábamos hacia la fecha de partida, o nos rompíamos para siempre. Pasara lo que pasara, Niall y yo seríamos los máximos responsables en cuidar a nuestra familia. Sobre todo yo, porque ellos eran todo, y lo único que tenía... Para distraernos un poco y no pensar tanto en lo que pudiera pasar, teníamos la suerte de poder disfrutar de un partido de nuestro equipo de baloncesto femenino favorito. La mitad de La Gran Familia fuimos a ver al Spar Citylift Girona y la otra se quedó en casa durmiendo, ya que el partido empezaba pasadas las ocho y acabaría muy tarde. Evidentemente al día siguiente nadie iba a ir a clase... En principio, claro
Cullen y Evelyn acababan de levantarse y ahora estaban desayunando en la casa donde ambos vivían desde que la maga se retiró y disolvió la Inquisición.
—¿Estás nerviosa? —Cullen empezó a preparar la mesa mientras Evelyn exprimía las naranjas para el zumo.
—¿Por el partido? ¿O por la gala de esta noche? —preguntó la maga pasándole los vasos de vidrio verde.
—Por la gala, claro... Aunque bueno, el equipo no va muy bien en la Euroliga este año... —cuando acabó de preparar los platos y cubiertos ayudó a hacer el desayuno. El comandante cruzó la cocina en dirección al salón para ir a buscar las tostadas, que estaban haciéndose en las brasas que quedaron del fuego de la noche anterior.
—Creo firmemente en lo que dice Asha —dijo cuando vio que Cullen había vuelto—, no jugamos en esta competición desde hace cuatro temporadas, estamos desentrenadas —sonrió burlona Evelyn—. Tranquilo, te veo demasiado nervioso.
El guerrero se untó sus tostadas con mermelada de fresa.
—Al contrario que tú, veo.
—Ya sabes que no me puedo poner nerviosa, no más de lo normal, quiero decir —Evelyn hizo lo mismo, se preparó otras dos solo con aceite y se sentaron a desayunar.
Cullen asintió.
—Voy a despertar a Chris —dijo retirándose de la cocina de estilo americano en dirección a las escaleras de madera que llevaban a la planta de arriba, donde estaban las habitaciones.
Evelyn se bebió el zumo de una tirada y después de dejarlo en el fregadero, se dirigió hacia su habitación acompañada de las dos tostadas con aceite, para ponerse algo decente y marcharse de Thedas para ir al Pabellón de Fontajau a entrenar.
—¿Entonces yo no podré ir al partido? —preguntó la pequeña una vez en la mesa.
Chris era la viva imagen de su tía paterna, la hermana de Cullen, pues tenía el mismo pelo rubio dorado y ondulado y los ojos verdes. Aunque aquel día cumplía dos años, era igual de alta que alguien de tres, pero como las dos familias eran altas, no era de extrañar que pareciera de más edad.
—No pequeña, tienes que descansar.
—¿Y qué pasa con mi fiesta de cumpleaños?
Cullen sonrió. Christina Stanton Rutherford Trevelyan era más Trevelyan, que Rutherford. La pequeña, que cumplía dos años, hablaba más que su tía Andrea, y eso que era difícil.
—Creo que eres una mala influencia —le dije un día después de haber estado toda la mañana con ella y la pequeña.
Ella explotó en una carcajada.
—¡Eso son los genes!
Evelyn apareció al poco tiempo, casi corriendo y con media tostada en la boca. Se la terminó, cogió el plato y los cubiertos de su parte del desayuno, y le dio un beso a su hija en la mejilla.
—Feliz cumpleaños pequeña. ¡Te quiero! —dijo a modo de despedida.
—Y yo —respondió la pequeña, y se quedó mirando hacia la puerta.
—Tu desayuno.
La voz de su padre reclamó la atención de la pequeña guerrera. Delante de ella se encontraban unas tostadas en forma de corazón, y con un chorro de mermelada en forma de dos.
—Ahora solo te falta prepararme mi fiesta de cumpleaños —sonrió.
—Eres igual que tu tía —Cullen se acabó el zumo—. ¿Te vale ir al partido como fiesta?
—¡Sí!
—Bien. Pues no te acostumbres a que ceda tan fácilmente.
Fue un alivio que el día resultara entretenido, porque las nubes de tormenta que amenazaban con desestabilizar a La Gran Familia y a todas y cada una de las personas que formábamos parte de ella ya estaban aquí...
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La Gran Familia. El otro lado
Fanfiction¿Qué pasaría si de repente, todo aquello que has imaginado empieza a hacerse realidad? ¿Si fantasear con la llegada de un ídolo cómo profesor deja de ser una fantasía? Asha es una joven adolescente que siempre ha tendido más a vivir en mundos fantás...