Cailan caminaba tranquilamente por el desierto campo de batalla de Ostagar, buscando algo que pudiera indicar que Elissa había escondido el secreto de la Llamada por allí. Un gruñido desagradable y profundo hizo que el ex rey se volviera.
—Mierda...
Ante él se alzaba un ogro enorme y Cailan, caminando hacia atrás, tropezó y cayó al suelo. Volvió a ponerse en pie, veloz como el rayo. Desenvainó la espada de su padre y se dispuso a atacar al engendro, pero éste era más grande y con su manaza, envió al rubio por los aires, con una herida horrible en el pecho. Dolorido y casi sin poder respirar, él intentó levantarse de nuevo, pero el ogro lo cogió como si fuera un muñeco, dispuesto a partirlo. Cailan cerró los ojos y se preparó para el final. Aquello le resultaba terriblemente familiar. Lo que ni él ni la criatura sabían, era que llevaban rato acompañados de alguien más. Alguien que aun siendo un aprendiz y sin experiencia ninguna en combate, nada más que en su escaso entrenamiento, había recogido la espada del rey y acababa de amputar las dos patas del ogro, rugiendo como un león debido al esfuerzo. El rubio abrió los ojos lentamente para ver que le seguía manteniendo con vida, pero los volvió a cerrar cuando su cabeza se encontró con el suelo.
—¿De dónde sales tú? ¿Qué haces armado y cómo has podido traer a Cailan hasta aquí?
—¡Por el aliento del Creador, Leliana! ¿No me puedes interrogar luego? Cailan se muere.
Un grupo de enfermeras, la hermana Justine y Morrigan se acercaron corriendo a la escena. Justine había servido en la capilla del barrio mercantil de Denerim hasta la quinta Ruina. En una de las épocas malas de Cailan, el rubio tuvo que alejarse un tiempo de todo y emprendió un viaje por Thedas. Un día, las condiciones meteorológicas le jugaron una mala pasada y acabó sufriendo un estado de hipotermia moderada, para aquel entonces el hospital de Denerim aún no estaba preparado, así que la hermana Justine acabó acogiéndole en su casa, ya que fue ella quien lo encontró congelándose bajo la lluvia. Obviando la reputación del ex rey de la melena rubia, la hermana no pudo evitar sentirse profundamente atraída por él, y acabaron por enrollarse, aunque no duró mucho. Solo la familia sabíamos aquello, así que conociéndola, los tres destinados en Ostagar pensaron en ella como la portadora de fe en aquel lugar.
Su aspecto casi no había cambiado con el tiempo. Llevaba el sedoso y fino cabello rubio recogido en dos moños trenzados y sus bonitos y grandes ojos verde claro estaban bañados por la preocupación.
—¿Qué ha pasado? —preguntó horrorizada.
—Un ogro le ha atacado.
—¿¡Un ogro!? ¿Qué le va a pasar?
—Ha sido atacado por un engendro tenebroso, o se convierte en guarda gris o... —le contestó Leliana.
—Dejad que le haga un análisis —Morrigan se arrodilló ante el rubio y lo que pasó después, su salvador no pudo verlo porque Leliana se lo llevó casi a rastras.
—¿Quién te ha estado entrenando?
—¿Cómo?
—Para hacer lo que has hecho, has de ser prácticamente una sombra y reconozco a una buena cuando la veo.
—No me ha entrenado nadie, yo solo he aprendido a ser prácticamente invisible. Ya sabes que conozco a Asha y me entró curiosidad por este mundillo, así que me puse a investigar.
—¿Incluso después de que Cristian te lo prohibiera?
—Sí... ¿Se lo vas a decir?
—Tengo que hacerlo.
—¡No por favor! Te prometo que lo dejaré, pero no le digas nada ni a él ni a nadie, no lo entenderían.
—¿Cómo sé que puedo fiarme de ti? —Leliana entrecerró los ojos.
—¿Me lo estás preguntando en serio? ¿Acaso te he mentido cuando te he explicado que no me ha entrenado nadie?
Leliana miró recelosa al chico.
—No. Está bien, pero hazle caso a tu compañero de equipo y aléjate de esto.
—¿Cailan se pondrá bien?
La antigua maestra espía de la disuelta Inquisición no contestó de inmediato.
—¡Leliana!
—¡No lo sé joder! Ahora mismo no tengo una idea clara.
—Debéis encontrar la cura de la Llamada, así...
—¿Cómo sabes tú eso...?
—Leliana —interrumpió—. A veces Cristian habla, Àlex le está preguntando siempre por la princesa y yo soy pícaro, así que no puedo evitar no oírlo. Lo hago sin querer, tú más que nadie deberías saberlo. Mira, solo quiero saber si va a estar bien, no quiero tener que consolar a Asha por la muerte del chico al que ama.
—No lo harás, para eso ya está Cristian.
—Claro, él siempre está, como no. Me marcho pues. Helada vendrá a buscarme, y tranquila, que cuento con el permiso de Evelyn.
Y tras su magnífica actuación, Borja García llamó a la dragona y esperó a que ésta viniera a buscarlo.
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La Gran Familia. El otro lado
Fanfiction¿Qué pasaría si de repente, todo aquello que has imaginado empieza a hacerse realidad? ¿Si fantasear con la llegada de un ídolo cómo profesor deja de ser una fantasía? Asha es una joven adolescente que siempre ha tendido más a vivir en mundos fantás...