4 noviembre

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La primera semana de noviembre se celebraba en Thedas una fiesta llamada Satinalia, en la que se nombraba a un ciudadano cualquiera gobernante del reino por un día. Era una fiesta en la que destacaban las máscaras y los banquetes por todas las esquinas del continente. El lugar donde esta celebración predominaba especialmente era en Antiva, más concretamente en la capital, Antiva City

Al mediodía, horas antes de partir, había quedado con Snoopy en Feudo para comer. El chico se estaba entrenando como guarda gris, y me habían llegado rumores de que se había peleado con Laura Hawke y Chicky, sus compañeros en el Oasis Prohibido, así que en cuanto tuve mi tiempo organizado, lo llamé para quedar con él y que me pusiera al día.

—¿Cómo llevas tu entrenamiento de guarda gris? —pregunté.

—¡Muy bien! —sonrió, y de la emoción se le escapó un mechón albino del recogido que llevaba—. Seguramente ya sabrás que quién me entrena, aparte de Diego, es Oghren. Dice que está muy contento con nosotros tres, o sea, conmigo, con Mhairi y con Nuria y he oído que se rumorea que nosotros tres nos convertiremos en guardas grises sí o sí, pero no sé hasta qué punto es verdad —explicó con entusiasmo.

El caso de Oghren era el mismo que el de Zevran, por eso eran mejores amigos. Lo habíamos conocido hacía diez años y el pasado verano empezó a formar parte de la familia. Oghren fue el más afectado cuando Alistair y Rosie se acostaron y decidieron iniciar un romance. La rabia e ira que Zevran sentía hacia Alistair se había apaciguado bastante, pero los sentimientos por Rosie seguían siendo potencialmente negativos. Al contario que su mejor amigo, Oghren seguía teniéndole bastante asco a los dos, sobre todo a ella.

Algo similar a los embarazos pasaba con algunas de nuestras mascotas. Mientras que los bebés nacían rodeados de magia, nuestros fieles compañeros la llevaban en su interior. Thedas no era el único mundo fantástico que existía, había tres más, y en La Gran Familia había personas de todos. Nuria era un ejemplo. En su mundo no había humanos, solo animales, perros sobre todo. Uno de ellos investigó una manera de convertir a los de la familia en humanos y el hechizo que elaboró lo hizo posible. Evidentemente, ellos eran más listos que la gente de su edad y su manera de ser lo demostraba. Aunque el cambio no era permanente, la mayoría de ellos pasaban más tiempo en su forma humana. Dos de los tres guerreros que entrenaba Oghren, no eran humanos al completo, pero lejos de enseñarlos a pelear con una única forma, él lo hacía en su forma humana y Diego en su forma animal.

Como menores de edad que eran casi todos, necesitaban a algún responsable que se hiciera cargo de algunos aspectos de su vida. En el caso de Nuria, Cassandra fue su tutora, ella la entrenó y cuando dicho entrenamiento llegó a su fin, la encargada de la chica pasó a ser otra persona. Por eso Nuria era de las que más probabilidad tenía de convertirse oficialmente en guarda gris.

—¿Qué quieres decir que vosotros os convertiréis en guardas grises sí o sí?

Ya sabía a lo que el muchacho se refería, pero se le veía tan emocionado que no quise fastidiar eso.

—Ya sabes que, aunque en principio todos seremos guardas grises, nada va a ser seguro hasta el momento de someterse a la Iniciación.

—¿Excepto por Mhairi, Nuria y tú? —adiviné.

—¡Exacto! —exclamó sin poder evitar su euforia—. ¡Ojalá sea verdad! A ver, nosotros hemos hablado de no hacernos ilusiones, pero no sé, es como si lo sintiéramos. Yo creo que es obvio... No sé cómo explicarlo.

—Tranquilo —sonreí—. Te he entendido.

Los reclutas no tenían acceso a los informes que hablaban de ellos, pero los de Oghren eran tan y tan buenos, que era inevitable que todo el mundo en Ostagar supiera que aquellos tres tenían estrella. Snoopy me explicó con detalles como estaba viviendo todo aquello, desde que le dijo a Lola que iba a convertirse en guarda gris, hasta lo que habían hecho en el último entrenamiento y cómo la gente les sonreía siempre que los veían. Decía que, aunque puede que fueran imaginaciones suyas, sus sonrisas eran diferentes a las que les dedicaban a los demás reclutas. Solo hubo un momento en que la ilusión del chico pareció oscurecerse. Fue al principio, cuando me dijo que a él no lo habían reclutado, sino que fue a hablar con los tres responsables por su propio pie, evitó decir la razón por que hizo eso, y cambió rápidamente de tema. Había preferido a que acabara de hablar para preguntarle. ¿Estaría conectado su entrenamiento con lo qué pasó con Laura y Chicky? Si no era así, quería decir que tenía más problemas. Era demasiado joven como para empezar a tener problemas ya, estaba a punto de cumplir diez años, su único problema debería ser la sangre de engendro tenebroso que iba a tener que beberse para hacer oficial su nombramiento, pero era fuerte, aguantaría.

La Gran Familia. El otro ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora