20 marzo †

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—Emma al final no puede venir —suspiró cansado Adri—. ¿Nos vamos ya?

—Tranquilo —intenté animar a mi mejor amigo con una sonrisa, pero no surtió mucho efecto. Llevaba así prácticamente desde que Evelyn disolvió la Inquisición y él se quedó sin su puesto de maestro espía.

No mucho rato después, llegamos a Risco Rojo, dónde se hacía como un segundo funeral en homenaje a Elissa, en el primer aniversario de su muerte. Portu y Louis (solo he mencionado a Harry y a Niall, pero el resto de One Direction, incluido Zayn Malik, también formaban parte de La Gran Familia) ya estaban allí, y al poco rato vinieron los que faltaban. No éramos tanta gente, tal y como había preparado Melissa. Solo la gente de Risco Rojo, y algunas personas de diferentes sitios del reino. Yo solo conocía a Alistair, enfundado en su brillante armadura dorada, a Leliana y Morrigan, a Lou, Adri y Ribas, a Liam, a Nate, . Oren era el hijo de Fergus, el hermano mayor de Elissa. Nos reunimos cerca de una hoguera y primero la hermana que estaba allí recitó unas palabras. Me hubiera gustado acompañar la oración, pero desgraciadamente no me la sabía, y aunque Portu también estaba igual que yo, me sorprendió ver que Adri, Ribas y Louis sabían qué decir. Supongo que le habrían preguntado a la princesa qué era lo que se decía en estos casos, cosa que también tendría que haber hecho yo. Y por fin llegó mi turno de homenajear a nuestra reina. Así que acompañada por Leliana, canté una canción llamada: "The Lion Of Ferelden".

La joven hermana que había allí se acercó a Alistair.

—No hace falta que te tragues todo el dolor que estás sintiendo —dijo dulcemente—. Esta es una ceremonia íntima, no tienes que mantener la compostura...

Y justo antes de que pudiera decir algo más, el destrozado rey se lanzó a los brazos de la sacerdotisa llorando y con el corazón partido en mil pedazos. Portu se había quedado cerca de la hoguera, con la cabeza y los hombros caídos, sin saber qué hacer ante aquel pequeño homenaje a la chica que le había nombrado caballero oficial al servicio de la corona. Leliana y Morrigan estaban con Lou; era su primera vez en Ferelden, y también la primera vez que llevaba una armadura puesta. Liam y Oren estaban abrazándose, mientras que Fergus estaba hablando con algunas personas que se le habían acercado, y Nate acompañaba a Melissa, quién atendía a sus súbditos mientras le agradecían el haber organizado algo así y le daban el pésame una vez más. Se me encogió el corazón al ver a Ribas completamente derrumbado y Niall dándole un abrazo porque por momentos parecía que el adolescente se iba a caer. Aunque peor fue cuando vi a mi mejor amigo Adri, a quién consideraba más un hermano que un amigo, apartado de la escena (por suerte no tanto como para preocuparse en exceso), en el suelo, con la espalda apoyada en el tronco de un árbol y con la cabeza entre las rodillas y las manos extendidas. Quise llamarlo, pero me limité a sentarme a su lado en silencio y darle un abrazo. Estuvimos así unos cinco minutos.

—¿Sabes? Creo que podría quedarme aquí a vivir —comenté.

Adri levantó la cabeza y sus preciosos ojos broncíneos (ahora rojos de llorar) me miraron un tanto extrañados, aunque en su mirada había algo más: pena.

—¿De verdad lo piensas?

—Sí —suspiré—. Hace un par de meses más o menos, Evelyn me dijo que podríamos entrenar a jóvenes tal y como hicimos con los Wolves, le dije que no tendríamos tiempo porque también teníamos que estudiar y me dijo que a mí no me hacía ninguna falta.

Adri me miraba atentamente escuchando mi relato.

—Tenía razón —suspiré.

—A lo mejor ahora ha cambiado de opinión, sobre todo después de declarar que disolvía la Inquisición. Al principio de Trespasser se veía tan y tan segura...

—Y lo estaba —coincidí—. Otros pensarían que una pequeña parte de ella no quería disolverla al final, nosotros sabemos que cambió por completo de opinión.

—Sí —dijo Adri.

—De todos modos, y aunque sé que no estoy sola, nunca me he sentido parte de la sociedad, siempre tengo la sensación de que no encajo, y que por mucho que lo intente nunca podré hacerme un sitio entre la gente.

Definitivamente, la pena se apoderó de Adri, sabía por lo que había pasado desde siempre, pero algo de lo que estaba diciendo hizo que se le partiera el corazón.

—En cambio aquí, ya no solo en Ferelden, sino en este mundo en general, siempre me sentí parte de él, como que mi sitio está aquí y solo aquí. Mi corazón pertenece a Thedas, siempre lo ha hecho.

—¿Cuál ha sido la gota que ha colmado el vaso?

—El otro día sufrí otro ataque de Recuerdos Presentes, el más fuerte que he tenido nunca.

Esta vez, fue él el que me abrazó y se quedó en silencio a mi lado.


La Gran Familia. El otro ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora