12 abril

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—Ya sé que hoy no toca reunión, pero Asha tiene algo muy importante que deciros y no puede esperar —informó Liam.

—Mientras, los Wolves de La Gran Familia también tenemos algo que decir —agregó Vik.

—¿Qué está pasando? —inquirió Emma.

—Que nos estamos haciendo demasiado famosos en Thedas —Melissa fue la que tomó la palabra—. Como bien sabéis, la Inquisición necesitaba a gente de fuera de Ferelden y Orlais para enfrentarse a Fen'Harel, gente que él no conociera.

—Gente anónima —sabía Adri.

—Exacto. Y nosotros somos esa gente, pero estamos abusando demasiado de la pequeña fama que hemos obtenido.

—Con lo cual sería más fácil que nos reconociera.

Melissa miró a Adri irritada, ¿tenía pensado acabar todas sus frases, o qué?

—Pues eso, que hay que trabajar en las sombras.

—Hola chicos.

—¡Por fin llegas!

—Tengo que deciros algo muy importante.

—¿Y por qué traes esa cara? —preguntó Adri—. ¿Qué ha pasado?

—Me voy a mudar.

Y antes de que pudiera continuar, vi como a mi mejor amigo se le caía el alma a los pies.

—Los Recuerdos Presentes han podido conmigo.

—¿Te rindes? —oí que preguntaba Iker con hilo de voz.

—No me rindo, solo me mudo para poder erradicar estos ataques de mierda y que no acaben por consumirme. Pero seguiré viniendo a todas las reuniones y los eventos de los Wolves.

—Pero te vas...

—Adri...

El pícaro se levantó rápidamente para irse, pero yo fui más rápida y le cogí del brazo a tiempo. Sinceramente, no sé quién de los dos era el que tenía el corazón más partido (de los tres, si cuentas el de Alejandro Sanz); si el mío por verlo así a él, o el suyo por todo lo que había pasado. Iker tenía la mirada teñida de tristeza, igual que Emma, y Ribas tenía los ojos anegados de lágrimas que no cayeron. Ellos no eran de La Gran Familia, por lo que no sabían la decisión que había comunicado el día cuatro.

—No te voy a soltar nunca —dije mientras abrazaba fuerte al que era como un hermano para mí—. No vas a estar solo, nunca lo has estado y nunca lo estarás, ¿me oyes? Me seguirás viendo igual, en serio. Nunca te voy a soltar, te lo prometo.

Tenía que irme por el bien de mi salud mental, física y emocional. Lo que ninguno de ellos sabía, era que desde el día cuatro hasta hoy, una parte de mi decisión se había quebrado, provocando así que de alguna manera, siguiera estudiando y que el año siguiente volviera al instituto al que tanto había querido ir desde que acabé el colegio.

La Gran Familia. El otro ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora