27 enero

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Como teníamos contactos en el equipo, nos era muy fácil conseguir entradas sin tener que ser socios. Aquel día en concreto, el equipo local jugaba con uno de los más famosos y los que íbamos a verlos habíamos quedado a comer en casa. Los doce Wolves habíamos ido (yo vivía allí, claro), el resto del equipo de Dragon Age 4, que eran: mi prima Laura, Zayn Hawke y Andrea Trevelyan. Había un grupo de La Gran Familia en específico que éramos ultra fans del equipo y teníamos la suerte de ser amigas íntimas de nuestro jugador favorito (una clara demostración era lo mucho que me quería Portu).

Dichas fans éramos: Yo, Andrea, Melissa, Celene, Paula, mi mejor amiga de la infancia, y Ona, una chica de Madrid a la que conocimos en dos mil diecisiete como una conocida de Alba, y que no tardó en formar parte de la familia. De hecho, en la LGF nos conocían como primas porque teníamos los mismos apellidos pero invertidos, aunque como yo era oficialmente Asha Horan, solo coincidía uno y por poco tiempo, porque también acabaría cambiándomelo.

—¿Cuánto hace que no vamos a un partido? —pregunté resoplando.

—¿De qué te quejas? —replicó Mel—. Ves casi cada día a Portu.

—¿Aún estás picada porque no pudiste ir a ver exactamente el mismo partido pero en el Camp Nou? —pregunté burlona.

—¡Me tuve que ir yo solo, cabrona! —saltó Ribas.

—Melissa tenía que arreglarlo con Alistair —me encogí de hombros—. No hubiera sido bueno para Ferelden que el rey y la princesa estuvieran sin hablarse mucho tiempo más.

—¿Al final qué canción cantaremos hoy? —preguntó Laura.

Somos —respondí.

—¿Y el día del Real Madrid?

Be Your Friend, que también la bailaremos.

—Que organizado todo, ¿no? —sonrió.

—Claro, prima, ¿lo dudas?

—Celene, Paula y Ona también cantarán.

—¿Calentamos nosotros un poco? —sonrió Kate, mirando a Vik.

Éste miró a Niall y asintió.

El pelirrojo cogió su altavoz y puso una canción sin letra, para que la cantáramos nosotros.

Hubo un momento de la canción en que se hacía un pequeño silencio, que   aprovechó para entrar en casa con un invitado muy especial. Nate era, probablemente, el más cercano a Elissa, el pícaro de la melena negra y los ojos gris azulados había intentado matar a la reina cuando ésta se convirtió en comandante de los guardas grises, pero acabó por convertirse en su fiel escudero. Aunque siempre se había rumoreado que estaba enamorado de ella, ambos lo habían desmentido siempre, y Elissa era quien mejor conocía a Nate, así que si ella lo decía, sería verdad. Después de su muerte, la familia real lo ayudó a recuperarse, y después de la muerte de los padres de Liam, Nate fue quien más cuidó de él, ya que su hermano mayor, Léon, tenía que hacerlo de toda la familia y solo no podía. 

—¡Familia, he vuelto! ¡Me han dado el alta! —gritó el chico.

Después de cuatro meses en el hospital tras un terrible accidente al que sobrevivió de milagro, Liam Corradini, el príncipe consorte de Ferelden, regresaba de la muerte con la energía y los ánimos recuperados. Melissa se levantó de un salto y se lanzó a sus brazos, llorando de emoción.

Justo en el minuto noventa del partido, me entró un ataque de Recuerdos Presentes, mi vista se nubló y como si de la temperatura se tratase, mi estado de ánimo cayó en picado y mi cuerpo empezó a correr solo por todo el estadio, haciendo que la familia me perdiera de vista. Mi mente vagaba muy lejos de allí, como si mi físico y mi cerebro fueran entes diferentes que nada tenían que ver el uno con el otro.

Cuando se dieron cuenta, reaccionaron de inmediato, Celene se metió en los vestuarios de los jugadores, alarmándolos a todos. Los que no la conocían corrieron despavoridos a taparse, pero la Emperatriz de Orlais no tenía interés alguno en la anatomía masculina, ella jugaba en otra liga, nunca mejor usada la referencia. Le dijo a Portu que había desaparecido y salió a las puertas del estadio.

—¿Qué ha pasado? —preguntó alarmada Melissa.

—En cuanto ha acabado el partido ha salido disparada —contestó Niall casi sin aliento.

—Hay que encontrarla —dijo angustiada Laura.

—¿Y por dónde vamos? Los demás ya han salido a ver si la ven —Celene se reunió con ellos.

—¿Qué más da por dónde la busquemos? ¡Hay que moverse! —dijo Adri empezando a correr.

—¡Espera! —dijo Laura corriendo tras él.

—Hay que ir a buscar a Portu —propuso con urgencia Liam.

—No nos dejarán entrar tan para adentro —obvió Kris.

—Yo ya lo he avisado —advirtió Celene. 

—Aquí parados no serviremos de nada —se quejó Adri, al ver que nadie se movía, había tenido que dar marcha atrás, con Laura a la zaga.

—¿Y cómo se puede solucionar esto de los Recuerdos Presentes? —preguntó Emma a la carrera, era la única que aún no sabía lo de los ataques y Vik se lo acababa de explicar.

—No se puede —gritó Vik, por encima de la multitud—. Lo intentamos una vez y no funcionó.

—Pobre Asha... —se lamentó la guerrera.

—¡Emma! Cuidado que te pierdes —gritó Alba.

—¿Qué? —dijo deteniéndose en seco.

Ribas la cogió del brazo, estirándola.

—Vamos.

Después de correr un par de minutos más por todas las instalaciones del estadio, coincidieron todos con Portu y siguieron buscándome.

—¡Allí! —gritó el jugador, con toda la gente detrás.

Levanté la cabeza hacia el grupo de gente que venía hacia mí y se me cayó la capucha al recibir el fuerte abrazo de Portu.

—Estamos aquí —susurró aun abrazándome, mientras se nos unían todos los demás.

La Gran Familia. El otro ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora