Pueblo

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Cuando llegaron al pueblo, Alex y Ruth estaban durmiendo. Irene se bajó del auto, abrió la puerta de la casa y fue a buscar a Alex para que lo pusiera en la cama. Tamara llevó a Ruth adentro y luego fue a buscar sus maletas al auto. Luego, se sentaron en la sala, abrazándose.

-Ha pasado tanto tiempo desde que vine aquí. - dijo Irene.

-Ahora entiendo por qué siempre te gustó estar aquí, es un lugar acogedor. - dijo Tamara, mirando la casa.

-Y aún no has visto nada. Espere a ver el patio.

-En realidad, solo tenerte conmigo, cualquier lugar es especial. - besó a Irene - Gracias por existir.

-Gracias por aceptarme en tu vida, amor. - besó a Tamara - Soy la persona más afortunada del mundo.

Se besaron durante unos minutos.

-¿Quieres comer algo antes de acostarte, amor? - preguntó Irene levantándose.

-No. - Tomó la mano de Irene - Ven aquí, amor. No me dejes sola.

-Mi bebé necesitado. – besó a Tamara - Ven conmigo entonces. Tengo hambre.

Fueron a la cocina abrazadas.

-Voy a hacer chocolate caliente, ¿seguro que no querrás?

-Te acompaño entonces, amor. - besó a Irene.

Irene preparó el chocolate con Tamara abrazándola por detrás.

-Ni siquiera bebí el chocolate y ya tengo calor. - dijo Irene.

-Yo también. -Dijo Tamara y le dio a Irene un beso en el cuello - Extraño, ¿no?

-Tú no me ayudas en nada con esos besos.

-¿Quieres que me detenga?

-No.

Ruth lloró y Tamara fue a mirar.

-Bueno, hay una personita que no quiere dejarme continuar. - dijo Tamara, llegando con Ruth en su regazo.

-Ella elige el momento adecuado para despertarse. - dijo Irene y se rió.

-Voy a cambiarle el pañal.

Tamara fue a cambiar el pañal a la sala e Irene llegó con el chocolate. Irene llevó a Ruth a amamantar y Tamara se sentó a su lado.

-¿Quieres ayuda para beber el tuyo, amor? - Preguntó Tamara.

-Lo necesitaré, sí. Hasta que Ruth termine de amamantar, se enfriará.

-Ella ha estado amamantando mucho por la noche.

-Eso es porque ha estado durmiendo más horas seguidas. Necesita comer bien.

-Verdad. Se ha despertado con menos frecuencia al amanecer.

-Es porque esta monada de aquí - acarició el rostro de Ruth - Está creciendo. Pronto empezará a caminar y hablar.

-¿Cuál será la primera palabra que dirá?

-Mamá, seguro. - se rió Irene - Simplemente no sabremos cuál.

-¡Idiota! - besó a Irene - Ella dirá para ti, claro.

-¿Por qué cree eso? Eres tan madre como yo.

-Pero ella te reconocerá como la que amamantó.

-¿Seguro? Una vez que empiece a comer, ni siquiera recordará que existo.

-Por supuesto que recordará. Una madre tan guapa como esa es inolvidable.

-¡Idiota! - besó a Tamara - ¿Hacemos una apuesta?

Fly con vos (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora