Samantha sentía cómo el sonido del mar la envolvía. Lo sentía por todos lados, lo veía frente a ella, lo escuchaba como si se tratara de una realidad aumentada, le mojaba los pies hasta los tobillos y le erizaba la piel acompañado del suave susurro de la brisa marina. Podía ser una noche preciosa, pero no podía dejar de mirar a su amigo, anclada en sus últimas palabras, que retumbaban en la parte trasera de su cerebro como un eco de la muerte.
Ni siquiera pudo contestarle.
Flavio también miraba al mar. Su espalda estaba erguida, y tenía ambas manos dentro de los bolsillos de su pantalón. La luz de la luna se reflejaba en su rostro, y de pronto parecía muy mayor, como si hubiera envejecido de golpe. El rictus de sus facciones transmitía pesar, miedo e incertidumbre. Parecía sacado de un cuadro de Friedrich mirando la tempestad de un mar más grande que todo lo que se le pasaba por la mente.
Después de unos minutos de silencio, le devolvió la mirada. Samantha pudo verle sereno, tranquilo, resignado.
- Se conoce como Sarcoma de Ewing, y es uno de esos raros que afectan a un porcentaje de población muy bajo, de hecho creo que sólo afecta a tres entre un millón, y me ha tocado a mí - le estaba hablando mirando a los ojos, y Samantha no sabía el esfuerzo que estaba haciendo el chico al pronunciar esas palabras, no podía ni imaginárselo- Me lo detectaron en Miami, a mediados de enero. Llevaba semanas con un dolor extraño en la espalda y no se me iba con nada, así que se les ocurrió hacerme pruebas más específicas para descartar cosas que no creían que tuviera, y se lo encontraron de casualidad. Pensaron que los resultados tenían que ser erróneos, así que me hicieron más pruebas, y cuando volví después de los Goya me dijeron que era definitivo. Me lo han pillado muy pronto, o eso es lo que me han dicho, porque al parecer es difícil de detectar, pero no entiendo mucho de todo esto y cuanto más me hablan de ello más se me cierra el cerebro, sobre todo cuando empiezan a hablar de porcentajes, tasas y esperanza de vida en la que no me puedo parar a pensar. Es un tumor que afecta a los huesos o al tejido blando que los recubre, y tiene cura, pero es sobre todo pediátrico.
- ¿Qué significa eso?
- Significa... - suspiró.- que afecta mayormente a niños y adolescentes así que he tenido muy mala suerte.
Hizo una pausa para tomar aire y volvió a mirar al mar, sintiéndose observado bajo los ojos de Samantha, que seguía completamente muda. La chica ni siquiera se movía. No podía procesar tanta información y sobre todo no podía entender cómo el chico estaba tan tranquilo.
- Dime algo, Sam, por Dios.
Volvió a mirarla y ella tragó saliva.
- ¿Quién más lo sabe? - fue todo lo que dijo.
- A parte de mi familia, sólo tú.
Silencio.
Sólo se lo había contado a ella. Sólo a ella. Aquellas palabras le retumbaron como un péndulo de una campana chocando contra las paredes de su cerebro.
- ¿Te vas a morir?
Flavio rompió el contacto visual y no respondió de manera inmediata. Cuando lo hizo, lo hizo mirando al mar.
- Es probable, no sabemos mucho todavía.
Samantha miró también al mar. Ya no le parecía tan bello, sino inmenso, desconocido y aterrador, como la muerte.
Por un segundo, sintió que las piernas no la sostenían, y se dejó caer al suelo, sin importarle llenarse de arena la ropa y las piernas desnudas bajo el vestido corto. Recogió las rodillas y las abrazó contra su pecho, mirando una línea del horizonte que no existía entre esa inmensa negrura. Al verla, Flavio hizo lo mismo, colocándose a su lado pero sin tocarla.
ESTÁS LEYENDO
UN POCO DE FEBRERO... y todo septiembre.
FanfictionHan pasado diez años desde que finalizó la edición más surrealista de Operación Triunfo y la vida no ha sido igual de dulce para unos que para otros. Diez años después del boom que supuso su paso por el programa, Samantha se reencuentra con un Flavi...