24 - No podía soportar tu tanta falta de querer.

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Lunes, 29 de abril de 2030, Madrid.

Esa noche, al salir de la ducha para arreglarse para la cena que había concretado con unos amigos, el teléfono de Samantha empezó a sonar.

Y sonó hasta tres veces, pero no lo escuchó. No fue hasta que se colocó los audífonos, con el pelo mojado y envuelta en una toalla verde clorofila, dudando de qué ropa ponerse, que pudo escuchar que alguien requería de su atención con mucha insistencia.

Cogió el teléfono y se encontró con las tres llamadas perdidas de Flavio. Y un mensaje, de esos tan suyos. Corto, escueto y directo.

Y como siempre, ante mensajes así, no supo qué contestar en primera instancia

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Y como siempre, ante mensajes así, no supo qué contestar en primera instancia. Y la parte escéptica de su cerebro no podía evitar poner en duda sus palabras, así que se acercó a los balcones del salón y miró a través de los visillos, buscando su silueta.

Y ahí estaba, el muy gilipollas.

La valenciana bufó.

No se habían dirigido la palabra durante toda la noche del viernes en el concierto de Maialen, y se había creado un ambiente tenso entre ellos, doloroso, triste. La conversación se había acabado en aquel callejón, con las lágrimas de Sam diciéndole que le daba por perdido y la parte de Flavio que se negaba a creer que de verdad fuera a hacerlo. Hugo la llevó a casa esa noche, sintiéndose los dos unos pringados llorándole a un amor pasado que todo el mundo había superado menos ellos.

El sábado dejó en visto un mensaje de Flavio donde le pedía por favor tomar un café, hablar, pasarse por su casa. Apagó el teléfono por toda respuesta y sólo lo encendió el domingo para grabarse un par de covers y colgar algo en sus redes sociales para que sus fans no pensaran que se pasaba los días libres triste y en pijama, lo cual era verdad.

Y le encantó ver las reacciones de los fans, también de algunos allegados diciéndole lo dramática que se ponía cuando cantaba según qué cosas.

La verdad era que Samantha nunca había sido una chica disimulada ni Flavio era tonto

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La verdad era que Samantha nunca había sido una chica disimulada ni Flavio era tonto. Había escogido cantar unas frases muy concretas de la canción "Tu falta de querer" de Mon Laferte con la esperanza de que el murciano se diera por aludido, una indirecta muy directa, y lo había hecho.

UN POCO DE FEBRERO... y todo septiembre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora