WARNING: ya me conocéis. Si lo pongo antes del capítulo, es porque se viene lo que se viene.
Sé que lo vais a leer igual, pero por mí que no quede.
Capítulo NO APTO para menores de treinta y cuatro años como mínimo.
Advierto: es MUY explícito, a lo mejor hay palabras malsonantes o expresiones algo feas, y encima es muy largo porque ya que lo hago, lo hago bien.
Podéis saltároslo hasta el capítulo 50; si no lo leéis no os perdéis información importante para la trama.
Avisadas estáis. _______________________________________________________________________
Flavio no soltó su feroz agarre, y no contento con tenerla totalmente amarrada a él, sujetó su cabeza, hundiendo sus dedos entre los mechones rubios de su pelo despeinado, para que no se le ocurriera escaparse de ese beso. Un beso al que ella se entregó de lleno, saboreando su saliva en su lengua, las caricias calientes y húmedas, la forma de buscarla, lo bien que sabía cómo tenía que comerle la boca para encenderla rápidamente, para volverla loca.
Olvidó que estaban en el salón, que había cristales rotos en el jardín y que tenía que conducir de vuelta a casa de madrugada. Olvidó que aquella ya no era su casa, que necesitaba explicaciones y que Flavio la había faltado el respeto no una sino dos veces, y que no podía quedarse así, que no podía ser ella siempre la que cediera. Olvidó, puestos a olvidar, que estaba dolida y que se sentía humillada. Lo olvidó todo para poder darse esa tregua a sí misma, porque no se besaban desde hacía un mes y medio. Porque había perdido la cuenta de los meses que llevaban sin tener relaciones sexuales. Porque hacía exactamente un año, el cumpleaños del chico había sido radicalmente distinto.
Pero si había algo que no quería olvidar, era la premura con que Flavio la desnudaba a veces, convirtiendo sus movimientos de perezoso adicto al Lorazepam en una necesidad que hablaba por él, tanto que no dejó de besarla cuando soltó su cuello y cogió los tirantes de su vestido y los deslizó por sus hombros y descubrió la parte superior de su cuerpo. Alguna costura se saltó por la violencia de sus gestos, y se separaron para mirarse. Flavio vio en ese momento que Samantha no llevaba sujetador.
La miró a los ojos y ella se dejó observar, excitada, algo halagada incluso. Sabía el efecto que tenía en él, y si alguna vez se le olvidaba, sólo tenía que contemplar su rostro. Para él, tenerla desnuda era como encontrar un oasis en medio del desierto. A veces era devoción; otras, necesidad. A veces le acariciaba los pechos como si sintiera más placer él que ella misma; otras, los lamía intentando crear un camino de placer por su cuerpo. Esa noche, sin dejar de mirarla a los ojos, lo que hizo fue atrapar sus pezones y pellizcarlos entre sus dedos. Consiguió arrancar un gemido de Samantha entre el dolor y el placer, y fue como tocar un interruptor, para ambos.
Se lanzó a comérselas, lamiendo toda la piel que quedaba a su disposición y forzando la espalda de Samantha para que el acceso a sus pechos y sus aureolas fuera el adecuado. No tardó en sentir las manos de la chica buscando su pantalón, desabrochando la fina correa del bañador azul que se había puesto después de pasar la tarde en la piscina con sus amigos. Ninguno de los dos pareció prestar mucha atención a que seguían de pie en medio del salón.
Deberíamos parar y poner algo de cabeza en todo esto, pensó Samantha cuando el bañador de Flavio cayó al suelo y debajo de él no había nada más que una prominente erección. Esto nunca acaba bien, siguió pensando cuando el chico se quitó él mismo su camiseta blanca, lanzándola al suelo sin cuidado alguno, raro en él. Y no se lo merece, continuó, viendo con sus ojos azules cómo Flavio se sentaba en el sofá, con las piernas abiertas para que ella se sentara encima, y extendía sus brazos a cada lado de su cuerpo, esperándola como si fuera el rey del mundo. Pero no tienes cojones, se dijo a sí misma, a irte con lo que tienes delante.
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UN POCO DE FEBRERO... y todo septiembre.
FanficHan pasado diez años desde que finalizó la edición más surrealista de Operación Triunfo y la vida no ha sido igual de dulce para unos que para otros. Diez años después del boom que supuso su paso por el programa, Samantha se reencuentra con un Flavi...