Lunes, 18 de agosto de 2031, Madrid.
Fue raro volver a Madrid.
Raro en el sentido de que en cada gira que había hecho en su vida le había ocurrido lo mismo: los primeros días le costaba habituarse a dormir en hoteles, algo que nunca le había gustado, pero al final el sentimiento era adictivo y se acostumbraba a no cogerle cariño a ningún sitio porque no estaría mucho tiempo allí.
Llegó a su piso el miércoles por la tarde después de una gira extraña, accidentada y larga pero exitosa e inolvidable. Y en el piso todo estaba cubierto de polvo, la nevera vacía y la casa desangelada de que realmente nadie viviera allí en meses, por lo que pasó la tarde volando entre limpiezas y visitas al supermercado. El jueves lo dedicó al estudio, a finiquitar temas legales y económicos del trabajo que habían realizado y el viernes se le fue en burocracias de bancos. El sábado, a última hora, las dos terceras partes restantes del Trío La-La-La se presentaron en su casa para ponerse al día.
No se había olvidado de Flavio, por supuesto, pero necesitaba unos días para ella y para terminar de ordenar sus ideas.
Lo que había pasado en Granada se había quedado en Granada. Samantha no había amanecido hasta las doce del mediodía después de esa noche y para ese entonces él ya estaba en carretera, aunque ella no tardó tampoco mucho más en poner rumbo a Valencia. Él le dio los buenos días, que ella no vio hasta horas después cuando despertó, pero la comunicación no fue a mayores: la valenciana se centró en los últimos conciertos que quedaban y decidió no dar importancia ni enfocar sus energías en contestar los varios mensajes que Flavio le dejaba cada día, pero ni los de Flavio ni los de nadie. Estaba ignorando a todo el mundo porque volvía a estar en su tierra y quería disfrutar aquello como si fuera la última vez que fuera a subirse a un escenario. Había avisado al murciano, sin embargo, de que no estaría receptiva hasta que terminara lo que le quedaba de trabajo y sabía que él no iba a parar de hacer lo que estaba haciendo, que aunque otras personas pudieran considerarlo agobiante, no era otra cosa que demostrarle a la chica que estaba presente, que quería seguir estándolo y que no quería que se olvidara de él.
Abrió la puerta a sus amigas con una sonrisa cansada y las recibió con la ropa más cómoda que había encontrado limpia porque no planeaba salir del piso en todo el día. Era un sábado esplendoroso de agosto y a muchas personas el cuerpo podía pedirles socializar, estaban empezando las vacaciones para la mitad de la población española, Madrid estaba tranquilo y prácticamente vacío por el éxodo estival a zonas del levante, pero ella sólo quería poner una peli mala en la tele y no enterarse de ella porque la conversación con sus amigas opacara el sonido de las conversaciones ficticias.
Después de que se la comieran a besos, les relató no tanto los datos técnicos o estadísticos de la gira sino cómo se había sentido ella. La escucharon con atención y sintieron más alivio que orgullo al verla sentirse tan realizada.
- Yo pensé que no la ibas a acabar – confesó Maialen en un ataque de sinceridad. – Cuando tuviste que volverte después de la primera noche, estaba segura de que la ibas a cancelar otra vez.
- Yo también – añadió Eva. – Y no quiero que pienses que me pongo de parte de nadie, y por nadie me refiero a Flavio, pero me alegro de que te obligara a hacerla.
- Yo también me alegro en el fondo – admitió ella. – En ese momento estaba muy asustada, no podía olvidar la llamada de su madre diciéndome que se ahogaba. Hice el concierto de Alicante y decidí que lo iba a mandar todo otra vez a la mierda, que no podía jugar a ser adulta estando él como estaba. Ojalá me hubiera dado cuenta de que tenía que hacerla sin necesidad de acabar como acabé con él...
- No habéis acabado – sentenció Maialen. Samantha la observó, pensando en si la navarra sabía más de lo que ella le había contado. – Lo que os ha hecho pasar el cáncer es muy heavy, aunque ahora no os habléis, vais a saber encontrar un punto intermedio. No sólo tiene que ser una relación amorosa lo que os una, podéis ser amigos sin necesidad de...
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UN POCO DE FEBRERO... y todo septiembre.
FanfictionHan pasado diez años desde que finalizó la edición más surrealista de Operación Triunfo y la vida no ha sido igual de dulce para unos que para otros. Diez años después del boom que supuso su paso por el programa, Samantha se reencuentra con un Flavi...