Por una serie de problemas Akane se ve obligada a vivir con su maestro. Un hombre de 31 años, Aizawa Shota, algo cascarrabias, dormilón y serio, en cambio ella es despreocupada, bromista y muy juguetona.
¿Qué pasará en esa casa con esta curiosa pare...
Este capítulo contiene escenas explícitas, por favor aún que sea mayores de 15 o 16. No quiero problemillas en los comentarios. Disfrutad.
.. Akane sé removió en la cama no entendía. ¿Estaba enfadado con ella o no?
Sonó su teléfono. Akane lo miró tirado en el suelo.
Shota, como el móvil tenga una raja vas a tener una cicatriz nueva.
Aprovechando la distracción se levantó y atendió la llamada.
— Akane... ¿Estás bien? —Akane asintió con un sonidito.— Menos mal... Jiro está con nosotras, está llorando...
Jiro tomo el teléfono.— Akaneee, lo lamento mucho, debí haber cargado yo con la culpa.
— ¡N-no te preocupes!
— ¿Te ha castigado?, te ayudaré en todo lo que te haya mandado
— La verdad... No lo sé... —Akane miró el ceño fruncido del mayor.— Creo que sabe lo de los de tercero... Pero no preocupéis a Denki ni a Ejiro. Solo ha gritando un poco y me ha dejado ir. No pasa nada.
Jiro sorbió su nariz recibiendo caricias en su cabeza de parte de Mina.— ¿De verdad?
— Si, por si acaso, no salgáis. —Akane susurró viendo que Aizawa tomaba otra lata.— Creo que Mic-sensei no fue el único que bebió de más ...
Colgaron ya más tranquilas.— ¿Ya? —Bufó.
— ¿Que te pasa? Casi me rompes la pantalla. ¿Estás enfadado o no?
— No lo sé, ¿Tokoyami lo estaría?
Akane suspiro pegando una de las puntas de su teléfono. Su frente.— Si, has bebido de más. Te lo he dicho, era por Tsuyu. Te lo dije esta mañana.
La agarró de la cintura y la sentó entre sus piernas abrazamos su espalda. Respiro hondo detrás de su oreja.— Recuérdamelo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Akame molesta se sonrojó.— Te quiero. ¿Contento? —El mayor asintió besando su cuello. Bajó hasta sus omóplatos y comenzó a chupar su piel.— Shota... Para... —La tenía agarrada de la cintura. Se giró de espaldas y la hizo rodar en la cama. Akane soplo para despejar el pelo de su cara. Separó sus piernas con ayuda de la rodilla pegándola en las bragas negras que bien recordaba de aquella mañana, subió la falda amarillenta sintiendo ahora con sus dedos como su piel reaccionaba.
— Quítate la falda.
— ¿Eh?
— Te la quitaré yo entonces. —Tardo un rato en encontrar el cierre, quitó el cinturón y tiró la ropa de la cama. Arrancó la tela que tapaba el escote del corsé causando un cosquilleo a la pelinegra al sentir la tela pasar por sus pezones. El complemento hacia buen trabajo subiendo el pecho de la chica. Los tocó con las puntas de los dedos sintiendo la suavidad y los botecitos que estos daban.
