Amor... ¿has visto mi escudo?

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Steve estaba recorriendo la casa por quinta vez esa mañana cuando su amado esposo llegó de una junta en Nueva York. 

¿Hola? - preguntó el castaño al ver todo el desorden. 

¿Has visto el escudo? - fue el saludo del rubio.

Am... no ¿no estaba en la cochera? - preguntó mientras se quitaba el saco y el bleizer.

No. - respondió desanimado.

¿El sótano? -

No - 

¿El ático? -

Tampoco -

¿Mi laboratorio? - pero el rubio negó con la cabeza mientras se tiraba en el sofá frustrado.

El genio se le acercó mientras le besaba la frente - Iré por refuerzos y te ayudaremos ¿te parece soldado? 

Steve miró a su esposo sonríendo un poco y asintió - perfecto, ahora organiza todo este desastre que tu causaste, no vaya hacer que luego me lo achaques a mi. 

El rubio río mientras negaba y organizaba, Tony salió hacia la loma donde debería estar su princesa jugando mientras reflexionaba la última parte que había visto el bendito escudo. 

Estoy seguro que lo habiamos dejado en la cochera junto con todo el resto de cosas de nuestros alter egos - caminaba pensativo.

Escuchó el grito de emoción de un hija, así que alzó la vista hacia ella, pero notó que había algo raro con ese trineo y fue cuando cayó en cuenta. 

¡MORGAN HAILEY STARK-ROGERS QUE CREES QUE HACES CON EL ESCUDO DE TU PADRE! - grito Tony enojado mientras la castaña volvía a lanzarse por la colina usando el escudo de trineo.

WIIIIIIIIII - gritaba la niña totalmente ajena al enojo de su progenitor.


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