Especial: Navidad (Parte 5)

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25 de diciembre. 1:00 de la mañana.

Después de darse una buena merienda navideña, beber mucho chocolate caliente y celebrar, llegó la hora de abrir los regalos. Debajo del árbol habían bastantes regalos envueltos, la mayoría seguramente iban para Samantha.

—¡Ojio-chan, abra el mío primero! —pidió Finny, emocionado por que Samantha viera lo que tenían para ella.

—¡No, que sea el mío! —dijo Bard.

—¿No debería ser primero el mío? Es decir, soy tu futuro esposo; ¿no soy el más importante en tu vida, Samantha? —dijo Alois, sonriente.

Ella no pudo evitar reír antes de contestar.

—Abriré primero los de Bard, Finny y Mey-Rin; se ven bastante emocionados —dijo, y los sirvientes rieron nerviosos, pues ella tenía razón. Estaban bastante impacientes y eso no era difícil de notar. Samantha volteó a ver a Alois—. Lo mejor viene hasta el final, ¿no? Entonces que el tuyo sea el último para cerrar con broche de oro. Además —se le acercó y susurró—, también tengo uno para ti, démosnolos al final.

Alois accedió a la propuesta de Samantha y la invitó a abrir los regalos de los sirvientes.

Empezó por un regalo que tenía una moña azul. Era el de Finny, pues tenía una gran tarjeta con el nombre del jardinero escrito con una letra bastante revoltosa.

Abrió la caja y en ella encontró un cuaderno color corinto con cerradura dorada y una linda pluma con su respectivo frasco de tinta. El cuaderno era muy lindo, sin duda Finny lo había comprado en alguna tienda de regalos.

—Es hermoso —dijo Samantha mientras lo admiraba.

—¡Es para que tenga su propio diario, Ojio-chan! —explicó Finny, emocionado—. Me gusta normalmente escribir lo que hago día a día para recordar los buenos momentos siempre. Una vez le pregunté a Sebastian y me dijo que usted no tenía uno, ¡pero seguramente le encantará tenerlo!

—Gracias, Finny —Samantha sonrió y le dio un abrazo—. Me encanta.

El jardinero se sintió feliz porque había elegido un buen regalo.

Ahora era el turno de Bard.

Esta caja era más grande. Era color rosa pastel con un moño de color naranja. El nombre de Bard estaba escrito con una letra de carta bastante elegante.

Samantha abrió la caja y entendió por qué era tan grande. Dentro habían bastantes peluches... y también bastante grandes. Eran de animales; un conejo, un tigre, un oso, un gato... y otros animales más.

A Samantha le parecieron bastante lindos, aunque pensó que tal vez Bard la veía como a una niña pequeña.

—Gracias, Bard, son muy lindos —le agradeció, riendo.

—Parece que ahora su cama estará llena de adorables animales, Ojio-chan —dijo Sebastian.

—¡Sabía que le gustarían! —celebró el cocinero—. ¡Lord Ciel me dijo que era muy infantil, pero supe que no era cierto!

Ciel soltó un suspiro.

—Aún así, me parecen muy lindos —dijo la chica—. En serio, gracias.

Ahora tocó abrir el regalo de Mey-Rin. Se veía más simple, pero sin duda era lindo. Era un set de moños de distintos estilos y colores. Claro, algo muy distintivo de Samantha era que le iban muy bien los moños, y los usaba a diario.

—¡Son moños! —exclamó Samantha, feliz.

—¡P-Pensé q-que le gustarían, Ojio-chan! ¡Muchas veces s-se pierden y quise regalarle más...!

El Sabor de tu Alma [Kuroshitsuji]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora