Narrador Externo:
—Vamos a la sala de música —le pidió Alois a Samantha, sonriendo—. Quiero que toquemos algo juntos.
Samantha respondió con una sonrisa y asintiendo con la cabeza. Ambos se dirigieron a la sala de música, donde habían bastantes instrumentos musicales, partituras y materiales que Sebastian utilizaba para darle clases a su ama.
La condesa no sabía bien qué instrumento se le daba bien a Alois, pero sabía que, aunque no supiera tocar alguno, sería divertido de todas formas compartir un ambiente de arte musical con él, aunque solo ella tocara.
Llegaron a la extensa sala y Samantha fue directamente al piano, pues era lo que mejor se le daba aparte de la voz. Tocó pocas notas de forma ascendente para probar el volumen del piano.
Cuando Alois vio que su prometida estaba decidida a tocar el piano, fue a por un instrumento que supiera tocar y sonara bien como acompañante; el violín.
—Así que saber tocar violín —comentó la chica.
—Sé tocar varios instrumentos, Samantha —respondió el rubio—. Soy capaz, ¿sabes?
Colocó el violín en la posición adecuada y Samantha sonrió tiernamente.
—No dudo de ti.
Samantha revisó todas las partituras para decidir qué podrían tocar. Eligió una melodía de Beethoven, llamada Moonlight Sonata.
La condesa empezó a interpretar la melodía lentamente en el piano. Alois reconoció la canción y esperó el momento perfecto para entrar con el sonido del violín.
Samantha era bastante buena tocando piano, y era algo que Alois admiraba mucho. Algo que amaba de su prometida, aunque, realmente, amaba todo de ella.
Cómo sus dedos tocaban las teclas, cómo sus ojos veían estas, cómo se expresaba a través de la música. Era arte, ella era arte.
La música salía salía de la sala, por lo que los demás de la mansión podían oír también. Sebastian pasó ahí y, de igual forma, pudo oír que ambos tocaban en dueto.
Esbozó una sonrisa y siguió su camino.
Los condes tocaron diferentes melodías bastante agradables durante bastante tiempo...
。。。
La última canción que tocaron fue una bastante romántica, una que mantuvo el ambiente de dos amantes compartiendo. Un ambiente hermoso, uno que ellos eran afortunados de poder apreciar.
Lo último de la canción fue una nota del teclado de Samantha bastante aguda, que daba un final simple, dulce y agradable.
—Samantha —dijo Alois, dejando el violín en su lugar. La chica volteó a verlo y él se acercó a ella.
La tomó se las manos e hizo que se pusiera de pie. La atrajo más a ella y terminaron en un abrazo.
—Te amo, Samantha —dijo el conde.
—Y yo a ti, Alois —respondió ella.
—Te amo mucho, Samantha, te amo demasiado. No tienes idea de cuánto amor siento por ti. Gracias a ti, conozco bien lo que es el amor, y no tengo duda alguna que es lo que siento por ti.
Samantha estaba muy conmovida con las palabras de Alois. Su rostro estaba tiernamente sonrojado, y sabía que era por la calidez con la que Alois la abrazaba.
Se vieron a los ojos.
—Yo también te amo, Alois —dijo Samantha—, no podría amar a nadie más. Me siento sumamente afortunada de poder ser su prometida, de ser quien recibe todo tu afecto.
—No quisiera estar con nadie más, Samantha. Quisiera estar contigo siempre, ser tu eterno acompañante.
Samantha le sonrió dulcemente.
—Y no puedo soportarlo más —Alois se separó de ella, dejándola confundida por sus palabras. A paso lento, se puso de rodillas ante ella, con la pierna derecha adelante. Sacó lentamente algo de su bolsillo; Samantha no pudo verlo bien al principio, pero luego notó que era una pequeña caja.
¿Acaso...?
La luz del sol, a través de las grandes ventanas, iluminaban la escena. Samantha se quedaba sin palabras, a pesar de que no debía decir nada aún. Alois abrió la pequeña caja y dentro de ella se pudo apreciar un pequeño y hermoso anillo. Tenía una joya lila que brillaba por la luz que apuntaba a ella. Era un anillo hermoso, que daba también una hermosa noticia.
—Samantha, estar a tu lado es disfrutar de la vida, me has dado alegría y seguridad. No hay un solo día que no te ame con locura, te has convertido en mi fuerza y mi felicidad. Cada mañana al despertar lo primero que quiero es ver tu sonrisa y lo último que quiero hacer antes de cerrar los ojos es darte un beso. Y quiero hacer esto el resto de mi vida. No puedo imaginarme una vida sin que tú estés a mi lado, sin regalarte mi amor cada día. ¿Me concederías el honor de casarte conmigo?
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。aHHHHHHHHHHHH.
Al fiiiiiiiin <333 aksdknskwndkdkwndkdndkd.
Hace mucho quería escribir esto wnnnn ♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡
Tanto que estoy aquí en la madrugada actualizando uwur~. Muchas veces cuando ya tengo el capítulo escrito, me siento muy impaciente y siento que el domingo nunca se llega. Cuando no tengo capítulo escrito, siento que toda la semana se pasa rápido menos el domingo. Cosas de la vida.~
Voten y comenten si les ha gustado <3 y si se sienten felices y a la vez tristes, porque yo así ando.
Ayer edité el capítulo II de esta historia ya que mi forma de escribir ha cambiado también, y planeo hacerlo con todos para tenerles una buena calidad de fanfic <3.
Bien, ¡nos revimos! Nos vemos el próximo domingo, manténgase en sus casitas y tomen awa. ♡
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El Sabor de tu Alma [Kuroshitsuji]
FanfictionEl demonio Sebastian Michaelis es mayordomo ahora de un nuevo amo; mejor dicho, una nueva ama... Su nombre es Samantha Harrelson, una chica de trece años con cabello castaño y ojos verde esmeralda. Hizo un contrato con este elegante mayordomo a camb...