El Sabor de tu Alma [Kuroshitsuji]

VI: Así fue el contrato (Parte 1)

Meses atrás...

Era otro día común, como los otros, en ese orfanato situado en Alemania en el que yo vivía desde que tenía memoria. Desechar a un hijo no deseado en un orfanato era fácil, pero solo para los padres.

En aquel lugar de niños sin familia, nadie hablaba conmigo; era un milagro que las encargadas del lugar supieran de mi existencia.

Cada día era igual... ver a todos los demás niños huérfanos, hacer cosas en el orfanato... Una vida normal, pero no necesariamente feliz.

Todo habría sido distinto si por lo menos yo hubiera tenido algún amigo, pero no fue así.

。。。

Cierto día, un grupo de extrañas personas llegaron al orfanato; eran hombres adultos que traían varios artefactos extraños.

Todos los niños del orfanato nos reunimos en un solo lugar y los misteriosos invitados nos entretuvieron. Hicieron trucos de magia, chistes, pequeñas obras... todos nos divertimos con los shows.

Uno de los hombres indicó que haría un truco de magia al tragarse una espada larguísima. Me intrigué tanto que me emocioné por verlo. Sin embargo, llegó una de las encargadas del orfanato tocando mi hombro.

—¿Me acompañarías, cariño? —dijo. Aunque quise ver el truco de magia, no podía negarme.

Me puse de pie y encaminamos a algún lugar.

—Buenas noticias —me dijo durante el camino—. Una pareja piensa en adoptarte.

—¡¿Hablas en serio?! —dije muy sorprendida, casi sin poder creerlo.

Las parejas incapaces de tener hijos propios acostumbraban a adoptar bebés para criar a hijos desde cero, y era casi imposible que adoptaran a alguien de mi edad. Después de tantos años... por fin tendría una familia.

—Así es, querida —me contestó la encargada con una sonrisa.

Llegamos a la sala de espera, donde las parejas próximas a adoptar, esperaban.

Hace tiempo había perdido la esperanza en que estaría ahí por esa razón, pero hoy se cumplía lo que juré imposible.

La pareja era joven: una mujer de aproximadamente veinticinco años con ojos color miel, y un hombre de aproximadamente la misma edad –o quizás mayor–, con ojos oscuros.

—¿Ves, cielo? —dijo el hombre a su esposa—. Este orfanato tiene niños adorables.

—Tienes razón —respondió la mujer, fríamente.

—Querías una niña, ¿no? ¿Qué opinas de esta? Tiene unos ojos verde esmeralda hermosos.

—¡¿Quieres que adoptemos a esta?! —exclamó la mujer, histérica. Esas palabras me rompieron por dentro, destruyendo la ilusión que tan rápido habla llegado—. ¡Tiene como doce años! ¡¿Te estás burlando de mí?!

—¿Entonces qué es lo que quieres? —el esposo parecía querer calmarla.

—¡Quiero un bebé! ¡¿Por qué quisiera una hija que ya ha vivido tanto?!

—Entiendo —dijo el señor, luego de un suspiro. Se dirigió a la encargada que me trajo—. ¿Tienen alguna niña más joven?