LVII: Suficiente

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Narrador Externo:

—Conque ocupada con sus responsabilidades, ¿eh? —dijo Alois, jugando con unas cartas. Se supone que debía hacer una torre de cartas, pero sólo él sabía lo que estaba haciendo—. ¿Por eso no me ha escrito ninguna carta?

—Precisamente por eso, Lord Trancy  —contestó Sebastian.

—Mi pobre Samantha... ocupando su tiempo con el abundante papeleo que nos da esa anciana.

Sebastian no contestó, no le gustaba extender conversaciones con personas como Alois. Y seguía sin agradarle por completo, pero era él a quien su Ojio-chan amaba. Y con quien la habían comprometido.

Oh, olvidé mencionarlo, qué mala narradora soy: Sebastian no quiso que su ama siguiera hundida en su trabajo, por lo que pensó que la compañía de su prometido la ayudaría mucho, por eso fue hacia su mansión a hablarle de cómo había estado Samantha últimamente.

Alois no se veía ocupado, su forma de juguetear las cartas con aburrimiento demostraba que no tenía mayor cosa por hacer.

—¿Por qué no le dices que quiero verla? —preguntó Alois, sonriendo—. Lo que ella necesita es pensar en otras cosas, y hace tiempo que no nos vemos.

Sebastian sonrió. Eso era justo quería escuchar.

—Es muy considerado, Lord Trancy. Le diré a Ojio-chan y vendremos nosotros mismos a su mansión.

—Perfecto —juntó todas sus cartas y las dejó "ordenadas", simplemente una sobre de otra—. ¡Bien! Veré a mi Samantha. Le daré un gran abrazo para que olvide el estrés.

Michaelis hizo una reverencia para poder irse. Dio media vuelta para retirarse y empezó a avanzar.

—¿Ves cómo soy mejor yo para ella? —dijo el rubio, y el mayordomo se detuvo—. Tú vives con ella y sigue estresada; en cambio, conmigo, se sentirá mejor sin duda alguna. Eso significa algo, ¿no?

Alois estaba sonriendo con arrogancia, burlándose de Sebastian. Este volteó sólo su rostro para ver al conde a los ojos mientras hablaba.

—Lord Trancy, no discutiremos sobre eso ahora.

—Lo que sucede es que sabes que lo que digo es cierto.

Sin darse cuenta, el mayordomo ya se había retirado cuando Alois terminó de decir esto. Fue la forma más rápida de evitar la pelea.

Alois se recostó sobre el respaldo de su sofá, sonriendo por su victoria. Aunque ni siquiera había habido una batalla, él se consideró triunfador.

。。。

Samantha recientemente había desayunado y ya estaba de nuevo en su oficina. No estaba concentrada; jugueteaba con la pluma y veía a cualquier parte del cuarto como si fuera interesantísimo.

No tenía la inspiración de trabajar ahora, por lo que era difícil. Estaba despreocupada, aunque no del todo, pues estaba consciente de que estaba perdiendo tiempo.

Tiempo. Todo lo que necesitaba era tiempo.

Ojalá y no existiese el tiempo, ojalá el reloj dejara de correr para empezar a caminar y en algún momento tomar un descanso. ¿Acaso el tiempo no se cansaba? Porque era Samantha quien se cansaba en lugar del tiempo.

Si tan sólo uno controlara el tiempo...

La condesa fue sacada de sus pensamientos al escuchar que tocaban su puerta. Preparó rápidamente su mesa para que pareciera que sí había trabajado por hoy y puso encima los papeles que sí había trabajado.

El Sabor de tu Alma [Kuroshitsuji]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora