XXI: Pues te demostraré que soy capaz

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//Capítulo dedicado a CREAM-AL0IS quien reconoció el saludo de Gon y Mito de H×H en el capítulo pasado uwu//

Narrador Externo:

Sebastian, siendo un demonio muy habilidoso, en tan solo segundos hizo un bonito uniforme de maid igual al de Mey-Rin, pero de la talla de Samantha. Después, volvió a la mansión en donde los dos condes estaban y le entregó la ropa a la señorita.

—Qué bonito vestido —comentó Alois, sin que nadie supiera si estaba siendo sarcástico o sincero—. Estoy hablando en serio —aclaró—. Puedes cambiarte en tu habitación, date prisa.

—Sí, como digas... —dijo Samantha.

—¡Ahora soy tu amo! —dijo molesto—. ¡Ahora me contestarás como lo hace un sirviente!

Ella no quería hacerle caso. Estaba por contestarle mal, pero Sebastian la detuvo a tiempo.

Dígale "como ordene" —le susurró—. Deje de lado su orgullo, ahora no le conviene.

Ella vaciló un momento, pero supuso que Sebastian decía eso por algo, así que sólo obedeció.

—Como... ordene —dijo en contra de su voluntad y se fue junto con Sebastian.

Al llegar a la habitación, el mayordomo vistió a la ojiesmeralda con el uniforme. Cuando acabó, ella fue a verse a un espejo.

—... —se quedó viendo a sí misma por un momento y luego se cubrió el rostro con las manos—. ¡Luzco patética!

Sebastian rió levemente ante la reacción de la chica.

—¿Acaso está sonrojada, Ojio-chan? —le preguntó.

《Y luce más apepitosa...》 pensó el demonio.

—No puedo creer que voy a vestir así el resto de la semana —dijo Samantha.

—Usted se lo ha buscado.

—No ayudas, Sebastian...

Entonces puedieron escuchar que alguien tocaba la puerta de la habitación, y seguido de esto, ese alguien abrió la puerta y pasó adelante. Ese alguien era Claude Faustus.

—Veo que ya tiene su uniforme —dijo, serio como siempre—. Vengo a darle unos consejos, Harrelson, mejor dicho, advertencias.

—¿De qué se trata?

—Alois Trancy es peligroso. Será mejor que sea obediente o nada bueno sucederá.

—¿Qué quieres decir? Es sólo Trancy, además, soy más fuerte que él.

—Yo que usted no estaría tan confiada. ¿Vio el ojo de aquella ama de llaves?

—¿Acaso fue Alois quien ocasionó eso?

—En efecto, y fue únicamente porque ella le vio a los ojos.

La condesa empezaba a creerle.

—N-No creo que él sea capaz de hacerme eso...

—Tal vez yo no estaría tan seguro —dijo ajustando sus lentes—. Para empezar, usted intentó matarlo.

Aquella pequeña conversación con el mayordomo Claude le había dejado mucho en qué pensar a Samantha.

¿Acaso Trancy tomaría venganza? ¿Iría a herirla gravemente? ¿Qué tanto la maltrataría? Con todo eso, su respiración se agitó y Sebastian se percató de esto.

El Sabor de tu Alma [Kuroshitsuji]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora