Especial: Navidad (Parte 3)

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15 de diciembre. 6:14 de la tarde.

Hoy, Alois no se encontraba en la mansión de Samantha. Ya habían pasado bastante tiempo juntos y, aunque nunca era suficiente, prefirieron que no se volverían a ver hasta que estuviese más cerca el mero día de la Navidad.

Mientras tanto, Samantha aprovechaba el tiempo para repasar sus lecciones de italiano por su cuenta. Era un idioma bastante elegante que se le daba muy bien.

Pero su hora de estudio fue interrumpida por una inesperada visita que había llegado directamente a su habitación. Desde... la ventana.

Nye he he... Ahem, digo... ¡Ho, ho, ho!

Samantha, asustada, volteó a ver rápidamente.

—¡¿Grell?!

—¡No soy Grell! ¡Soy Santa Clauscliff!

El shinigami venía vestido con un disfraz de Santa Claus. Le quedaba bastante grande, pues se supone que Santa es obeso, pero al menos no se le caía. Tenía también una barba falsa de color blanco y bastante larga.

En una mano traía su guadaña, y en la otra traía una caja decorada que parecía ser un regalo.

—¿Y Santa... desde cuándo tiene el cabello rojo con barba blanca? —preguntó Samantha, aguantando reírse.

—Oh, seguro te refieres al anciano obeso tan famoso que todos esperan ver. ¡No! ¡Santa Clauscliff es mil veces mejor!

—Nunca había oído hablar de Santa Clauscliff...

—Es porque soy una mujer mucho más sofisticada que le da regalos solo a los que lo merecen. Ese viejo le da regalos a cualquier niño estúpido.

Dijo esto como toda una diva, asumiendo que era mucho mejor que el original Santa Claus. Samantha realmente estaba conteniendo la risa, quería seguirle la corriente a Grell, aunque no podía evitar molestarlo.

—No sabía que a las mujeres les crece barba...

Grell quedó en blanco y luego puso una excusa rápida.

—Es estética, niña.

—¿Entonces quieres decir que ese regalo es para mí? —Samantha vio con emoción el presente que Grell... es decir, Clauscliff, traía en sus manos.

—¡Oh, sí que lo es! ¡Te he traído un regalo a ti o otro para tu atractivo y sexy... digo, para tu mayordomo! Solo que el suyo lo dejé bajo el árbol antes que lo notara para que sea una sorpresa.

«O tal vez para que no lo echara», pensó Samantha.

—¡Así que toma! —dijo el pelirrojo, dándole a Samantha su respectivo presente.

—¡Gracias! —dijo ella y lo miró—. Pero aún faltan diez días para Navidad, ¿no se supone que se dan el pleno día?

—¡Me hablas como si fuese Santa Claus, niña! ¡Clauscliff no es tan tardado como ese viejo amante de las galletas!

Ella rio.

—Muchas gracias, Gr... Santa Clauscliff.

—¡De nada, buenas noches! —dijo y salió justo por donde vino; por la ventana. Samantha se asomó ahí y lo vio alejarse. Era un shinigami bastante cómico, siempre la hacía reír con sus cosas extrañas.

Alguien tocó la puerta de la habitación y seguido de esto, entró. Era Sebastian.

—¿Qué hace, Ojio-chan? ¿No dijo que estudiaría? —dijo sonriendo.

El Sabor de tu Alma [Kuroshitsuji]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora