XXV: Sorpresas de la reina

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Narra Samantha:

Al siguiente día, Sebastian no tardó mucho en prepararme para ir al castillo, y llegamos ahí en poco tiempo.

—Mire junto a quien llegamos, Ojio-chan —me dijo Sebastian después de abrir la puerta del carruaje para que yo bajara. Volteé a ver a donde él estaba viendo, y parecía que Alois había llegado al mismo tiempo que nosotros.

Cuando yo bajé del carruaje, él también lo hizo y se dirigió a mí.

—Al parecer hoy vinimos al mismo tiempo, Samantha —dijo Alois.

—Sí —le contesté sonriendo—. Qué bien que hoy ninguno tenga que esperar al otro.

—¿Entramos? —me propuso y acepté.

En la entrada nos recibió el mayordomo real y nos guió hacia el mismo salón donde nos habíamos juntado la última vez.

—Su Majestad —saludó Alois a la reina.

—No saben cuánto me alegra verlos bien, mis niños —fue lo que nos dijo Victoria, acercándose a darnos un abrazo—. Estoy muy contenta que podamos volver a vernos ahora.

—Estamos bien —dije—. ¿Y qué hay de usted? ¿Qué ocurrió después del apagón?

—En realidad, nada —dijo dejando el abrazo grupal—. Ash se deshizo del intruso y nada extraño volvió a ocurrir.

—Son buenas noticias —dijo Alois.

—No son las únicas buenas noticias —dijo la reina sonriendo—. Espero que hayas traído tu mejor atuendo, Samantha.

—¿Eh? ¿Por qué? —cuestioné.

—Síganme, por favor —nos ordenó, y salió de la sala.

Volteé a ver a Trancy y él también me vio a mí, los dos nos encogimos de hombros.

—¿Qué esperan? —la reina volvió sólo para apresurarnos. Yo me preguntaba porqué tenía tanta prisa—. Vamos ya, que todos están esperando —volvió a irse.

—Sólo sigámosla —le dije a Alois y los dos salimos, siguiendo el paso apresurado de la anciana.

Pasamos por bastantes pasillos hermosos y gigantes. A mí aún me sorprendía lo que era un castillo. Si una mansión me había dejado con la boca abierta, qué digamos de un palacio real. Después de más largos pasillos, llegamos a una puerta gigante, la cual la reina abrió.

—Conde Trancy, puedes pasar y sentarte con el público —indicó Victoria.

—Entendido —dijo Alois y entró al gran salón.

—¿Y qué hay de mí? —pregunté.

—Tú espera un poco aquí, querida —fue lo único que dijo. Entró al salón y dejó la puerta casi cerrada.

Me asomé y pude ver lo que ocurría adentro. La reina se situó en un podio que había en un escenario frente a todo el público.

¿Qué podía estar por ocurrir? ¿Y por qué sólo dejó pasar a Alois?

El mayordomo de la reina llegó conmigo.

—Yo te indicaré cuando debas pasar —me dijo el albino—. Cuando te lo indique, camina entre los dos bloques del público y súbete al escenario junto a la reina.

—De acuerdo... —dije. Preferí no cuestionar lo que estaba por ocurrir.

La reina estaba hablando con un micrófono, pero por desgracia, a la distancia a la que yo estaba no podía escuchar con claridad lo que ella estaba diciendo.

Pasó un rato diciendo saber ni qué cosas, hasta que pude distinguir que mencionó mi nombre, algo así como "¡Y ahora démosle la bienvenida a Samantha Harrelson!".

—Ahora —me indicó el mayordomo y me dio una sonrisa.

Otros dos mayordomos desde adentro del salón abrieron ambas puertas. Como yo estaba justo detrás de las dos puertas, cuando estas fueron abiertas todas las miradas del público se dirigieron a mí. El mayordomo volvió a darme una seña discreta, que decía que pasara.

Hice como él dijo y caminé entre los dos bloques del público. Pude ver en dónde estaba Alois, cruzamos miradas y me sonrió. Le devolví la sonrisa, pero mi sonrisa era de nerviosismo.

Llegué al escenario y me paré frente a la reina

—Un aplauso para Samantha —indicó Victoria y todo el público estalló en aplausos.

Yo sólo sonreí como retrasada y saludé con la mano. No sabía que esperarme de todo esto.

—Ella, Samantha Harrelson, por mostrar talento y fidelidad ante mis órdenes, entrego el título de "Gata de la Reina" —sacó un diploma que estaba bien puesto en un cuadro que parecía de oro—. Felicidades, Samantha. Sabemos que este título se entregará también para las generaciones futuras, así que toma —sacó un anillo que tenía una gran piedra de ámbar, su color era un amarillo tipo mostaza y tenia pequeñas manchas negras en su interior. Me lo puso en el dedo índice—. Este será el anillo que representará a la familia Harrelson. Pienso que el ámbar representa bien la alegría de tu alma. Me pone muy triste que la desgracia siempre persiga a los que me ayudan como lo haces tú, por eso este anillo que te doy es de ámbar, que brinda seguridad a quien lo porte y libra de malos espíritus.

El público volvió a aplaudir y yo seguía bastante sorprendida. Después reaccioné, y saludé con una sonrisa.

Luego de más palabras de parte de la reina, la entrega de mi título terminó, y nos vimos en privado con Alois y la reina

—¡Felicidades, Samantha! —exclamó Alois dándome un largo abrazo.

—¡Gracias! —le dije—. No me esperaba esto para nada.

—Me alegra que te haya agradado la sorpresa, querida Samantha —me dijo Victoria.

Extendí mi mano derecha donde estaba el nuevo anillo, para verlo.

—El anillo es precioso —dije.

—Es maravilloso saber que al fin eres oficialmente la gata de la reina —dijo Trancy.

—Y no es la única noticia inesperada que escucharán hoy —dijo la reina, y Alois y yo la vimos muy confundidos—. Esto que voy a decirles era lo primero que iba a decirles el otro día, pero esta vez preferí darle primero el título a Samantha y después darle la noticia.

—¿De qué se trata? —preguntó Alois—. Nos está dando cada vez más suspenso.

La reina Victoria sonrió y luego se aclaró la garganta.

—Como ya saben, ustedes, a pesar de ser muy jóvenes, me ayudan a resolver los casos más misteriosos de Inglaterra. Y ahora que Samantha recibió su título, los dos son oficialmente servidores míos. Tomando en cuenta que ustedes dos son los únicos de sus familias, quisiera que sus descendientes no pierdan este trabajo. Quiero que ustedes dos, Alois Trancy y Samantha Harrelson, contraigan matrimonio.

Los dos quedamos totalmente sorprendidos. No pude evitar imaginarme un futuro con Alois, como mi esposo...

—Doy esta orden para que no se pierda el trabajo de mascotas de la reina para cuando ustedes ya no estén —continuó—. Además, no tienes padres que les puedan decidir una buena pareja para su futuro. Yo pienso que ustedes están destinados a pasar el resto de su vida juntos —nos volvió a sonreír con dulzura—, ¿qué dicen?

Los dos permanecimos impactados y en silencio unos segundos.

—Me parece muy bien —dijo Alois. Lo vi sorprendida, pues se atrevió a hablar antes que yo. Luego, se dirigió a mí—. ¿Oíste eso, Samantha? ¡Nos vamos a casar!

































HOLAAAAA.
:3 no saben cuánto AMÉ esto.
Espero les haya gustado nwn el siguiente capítulo será algo corto, pero después ya no 6u9.
Nos vamos acercando al arco de Weston, ¡sigan leyendo!
¡Voten y comenten! ¡Nos vemos el próximo domingo!

El Sabor de tu Alma [Kuroshitsuji]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora