EPÍLOGO: Mi Samantha... (Parte 2)

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Narrador Externo:

Mansión Trancy. Cuatro de la tarde.

Alois Trancy no había tenido otra opción más que volver a su mansión, después de haber hallado a su esposa... muerta.

Se vio obligado a dormir; al menos lo hizo desde las ocho de la mañana, que fue la hora en la que llegó a su mansión.

Claude lo obligó, pues la terquedad del chico era de las cosas más difíciles de manejar.

Pero sabía que Alois debía aceptar que Samantha Harrleson se había ido, que ahora quedaba solo él... solo él con su demonio mayordomo.

。。。

Narra Alois:

Aún era de día cuando desperté. A pesar de sentirme ya en un ambiente habitual, en ningún momento dejé de pensar en lo que había presenciado.

Mi hermosa Samantha... con sus bellos ojos cerrados, como si estuviese profundamente dormida. Y es que sé que se veía igual, ya que nosotros dormimos juntos en dos ocasiones anteriormente. Sin embargo, era su cuerpo vacío... un contenedor de un alma ya consumida.

Un alma saboreada por un demonio... uno de esos demonios que siempre odiaré, y nunca perdonaré por nada del mundo.

«Samantha ya no está», me repetía continuamente, mirando a la nada. «Mi Samantha... ya no está».

Por mi mente pasaron todos aquellos buenos momentos que pasé con ella. Su hermosa y grande sonrisa cuando le dieron su título... sus lágrimas cuando llegamos a salvarla de Misifus... sus suaves mejillas sonrojadas cuando nos dimos nuestro primer beso.

Recuerdos que, a pesar de ser variados, eran buenos. Cualquier momento de alegría, de desgracia, era bueno... porque era con ella.

Los momentos son perfectos si son junto a la persona indicada, la persona que amas con todo tu ser y todas tus fuerzas.

Cuando nos conocimos, cuando comimos en Robert's Blend, cuando quisimos matarnos en un duelo de espadas, cuando se convirtió en mi maid, cuando nos comprometieron, cuando fuimos a Weston, cuando la secuestraron, cuando la consolé por haber matado a Ciel, cuando le propuse matrimonio...

Cuando se despidió de mí para siempre...

Lágrimas.

Nuevas lágrimas, incontrolables lágrimas volveron a recorrer mis mejillas como lo habían estado haciendo últimamente. Ese nudo en mi garganta que no se desataría con nada.

Eso y mucho más me habían ocasionado la ida de mi esposa.

Tanto daño me has hecho... me parece increíble.

Pero yo no podía odiarla. Pensando bien las cosas; entre los dos, ella era la sabia y yo el idiota.

No mereces que te odie, Samantha mía.

Pero si tan solo hubiese esperado más... unos meses más y tal vez habría aceptado que Claude comiera mi alma.

Pero ahora prefería morir que ser devorado por él.

Prefería morir...

Samantha, aparte de volverme tu esposo; ¿en qué más te serví? ¿Cómo pude ayudarte a ti o a otras personas? ¿Cuándo tuve un verdadero valor?

Si La Reina halló un reemplazo para Ciel Phantomhive, y hallará un reemplazo para Samantha también... ¿por qué no lo haría con alguien como yo?

El Sabor de tu Alma [Kuroshitsuji]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora