LXV: La gran ceremonia de bodas

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Narrador Externo:

La reina Victoria no cabía de la felicidad cuando Samantha y Alois anunciaron que ya querían casarse. No tardó en anunciar pronto el matrimonio de los más jóvenes condes de Inglaterra. Eso aseguraba bastante reconocimiento.

Victoria estaba bastante orgullosa de sus dos mascotas, las que nunca la defraudaban en ningún aspecto.

Ya era el gran día, el día de la ceremonia que uniría a Samantha Harrelson y a Alois Trancy en matrimonio.

Sebastian estaba vistiendo a su ama con aquel vestido blanco que todos amaban. Cuando terminó de ponérselo, llevó a ella el par de zapatos que usaría; un par de zapatillas de tacón del mismo blanco del vestido, que, aunque estos no fueran a verse, combinaban bastante bien.

Le hizo en el cabello una media cola, haciendo que resaltara su cabello ondulado y marrón. Agregó pequeños accesorios de flores, igualmente blancos.

También la maquilló. Era un maquillaje bastante discreto, no se notaría si alguien no se fijaba directamente en ello. Aún así, hacía un ligero cambio que resaltaba su belleza.

Por último, colocó la guinda del pastel; el velo. Era bastante largo, quizás dos veces el tamaño de Sebastian.

Samantha estaba bastante impresionada por cómo se veía, y Sebastian estaba orgulloso del resultado.

Ella se veía a través del espejo totalmente impresionada. Se veía bastante linda, tanto que confirmó que esta ocasión sería la más importante de su vida. No sólo la que le diera el máximo esplendor a su felicidad, sino también el último paso para completar su contrato demoníaco.

Sebastian le tendió la mano y ella llevó su atención a él.

—¿Lista? —preguntó él, con una sonrisa.

Samantha asintió con la cabeza y le dio la mano.

—Vamos —dijo el mayordomo.

La condesa y el demonio caminaron con lentitud hacia el gran salón, donde llevarían a cabo la ceremonia...

Sebastian pudo sentir que Samantha estaba nerviosa. Nunca la había sentido así, lo que le causó gracia y ternura.

Finalmente llegaron a la entrada del salón. La ceremonia ya había comenzado, pero aún no era hora de que Samantha hiciera su entrada.

La puerta estaba un poco abierta. Harrelson asomó su vista a través del estrecho orificio y miró el gran salón por dentro. Era el mismo salón donde le habían entregado su título de condesa por sorpresa, y, estar ahí, de nuevo, esperando una ceremonia en su nombre, le traía bastantes recuerdos.

Ese mismo día del nombramiento, La Reina había realizado el compromiso con ella y Alois.

El salón estaba igual de lleno que aquella vez, con bastantes personas que ni ella conocía. Pero le dio más importancia a las dos personas que estaban en el escenario, al frente de todos: la reina Victoria y su prometido, el joven conde Alois Trancy.

La Reina sería la maestra de ceremonias de la boda, y nadie pudo oponerse a ello. Al lado derecho estaba Alois... su amado prometido. Tenía un traje bastante elegante y formal, se veía más guapo que de costumbre.

Y a Samantha le había gustado tanto, que casi se desplomó en el suelo. Casi, ya que Sebastian la atrapó antes que sus rodillas cayeran al piso.

—No se hinque, Ojio-chan. Puede manchar el vestido, será bastante visible en tela blanca —dijo Michaelis, y la levantó.

—No puedo, Sebastian... —dijo Samantha—, es demasiado.

—¿Demasiado para la muy respetada condesa Harrelson? Estoy seguro que no es así. Deje de lado los nervios, todo saldrá de maravilla. Lo prometo.

El Sabor de tu Alma [Kuroshitsuji]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora