XXXIV: Es más conveniente agradar a los prefectos

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Narra Alois:

Durante el almuerzo, estuve hablando con Joshua. Era un buen tipo, pero en realidad, nadie del Weston me agradaba.

Louis no estaba, estaba ocupado haciendo cosas de sirviente o algo así.

Menuda idiotez, ¿o no? Que los de años menores sirvan a los de años superiores... si me asignaran a un año mayor para servir, le tiraría la taza de té en la cara o le llenaría de tachuelas sus zapatos.

Suena bien...

Como sea, estaba en este infierno por una sola razón: el dichoso y rebelde sobrino de la reina que no regresaba a casa.

—Oye, Joshua —dije apartando mi plato con la asquerosa pero buena comida que daban en ese comedor—, ¿qué sabes de Derek Arden?

—Ah, el dijo del duque... no lo recuerdo, pero sé de quién hablas. Hace tiempo perteneció a esta casa, pero el director lo transfirió de dormitorio. Nadie sabe porqué, pero incluso todos le restan importancia.

—¿Transferido de dormitorio? ¿Qué hace que el director tome esas decisiones?

Se encogió de hombros.

—No se puede saber.

—¿Y a qué dormitorio se ha ido?

—Hmm... creo que fue al violeta o al azul. ¿Y por qué el interés? ¿Cómo conoces a Derek?

—Ya sabes... conozco bien a la reina y a sus parientes —dije engreído.

—Tiene sentido.

La hora de almuerzo acabó y llegaron los de años superiores a llevarse a sus sirvientes. Me puse feliz porque yo no debía servir a nadie. Sin embargo, mi felicidad acabó cuando llegó un tipo mayor a decirme que limpiara todo el comedor. Era Cole, un tipo que parecía mujer, era el sirviente del prefecto de la casa roja. Decían que era el más hermoso de la escuela, pero lucía afeminado.

—Trancy, como aún no te han asignado a un año mayor, debes limpiar todo el comedor —me dijo

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—Trancy, como aún no te han asignado a un año mayor, debes limpiar todo el comedor —me dijo. Dentro de mí, pensaba en cómo quería estrangularlo.

—¡Claro que sí, Cole! —dije sonriéndole alegremente. Claro, era hipocresía. Soy buen actor en eso, fingí amor a mi tío miles de veces. 

Dentro de mí, desprecio tanto a este superior como a todos los del Weston. Excepto a Samantha, claro.

Se despidió de mí devolviéndome la sonrisa. Justo cuando se fue, puse mi mirada sombría y llamé a Claude, yo no me tomaría la molestia de hacer ese trabajo.

Claude —esperé un poco. Maldición, siempre se tardaba en llegar cuando le llamaba—. ¡Claude!

Finalmente, llegó.

—¿Qué sucede, mi señor?

Volteé a verlo. Estaba vestido de... profesor. ¿Qué diablos le sucedía?

El Sabor de tu Alma [Kuroshitsuji]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora