XX: Apuesta

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Narrador Externo:

Era el primer día de la condesa Harrelson hospedándose en la gran mansión de Trancy. Para ella era un poco complicado adaptarse al diseño de esta mansión, pues el tapiz y los muebles eran de un color verde y beige, y su mansión era color púrpura y dorado. Samantha pudo percatarse fácilmente de que los únicos y pocos sirvientes de la mansión no eran humanos: Habían trillizos que lucían exactamente idénticos, con cabello y ojos morados. También una mucama morena con una larga cabellera color lavanda y un sólo ojo misteriosamente azul, debido a una venda que cubría su ojo izquierdo.

En la mansión también habían cuadros extraños de animales surrealistas como un hipogrifo -una bestia mitad águila mitad león-, lo cual era inquietante.

Llegó la hora de comer y Sebastian fue a llamar a la señorita Samantha a la habitación en donde se estaba quedando, que sus paredes eran un color violeta bastante parecido a la habitación de su mansión.

Llegaron al comedor, el cual era más pequeño que el de la mansión Harrelson. La sirvienta llevó los platos con comida a la mesa y los dos condes se sentaron a comer. No compartieron ninguna palabra hasta que Trancy dijo:

—La comida de Claude es asquerosamente buena —le dijo a Samantha sonriendo después de haber comido un bocado pequeño—. Estoy seguro que no hay mejor.

—La comida de Sebastian sabe mejor —respondió restándole importancia.

—No sabes lo que dices —dijo ya molesto. Vaya que tenía repentinos cambios de humor.

—Estoy segura que en un concurso, Sebastian saldría ganador —dijo retándolo indirectamente, con una sonrisa confiada.

—Si eso es lo que quieres... —se puso de pie—. ¡Claude, participa contra Sebastian!

Parecía que una inesperada competencia de desataría en la mansión Trancy.

Yes, Your Highness —respondió este.

Narra Samantha:

Después de comer, los mayordomos se fueron a preparar las cosas para el concurso. Alois y yo nos quedamos esperando.

—Estoy segura que Sebastian ganará.

—Mi Claude es mucho mejor.

—¿Quieres apostar?

—¿Así que quieres que apostemos? —dijo poniendose en pose de creído—. Bien, por lo menos habrá algo más interesante después que uno gane el concurso. ¿Qué apostaremos?

—Hmm...

A ninguno se le ocurría una idea. Después de un rato, un foco se encendió arriba de la cabeza de Alois.

—Lo tengo —dijo—. El que pierda, servirá al ganador.

—¿Quieres decir que si Sebastian gana, será mayordomo de Claude?

—¡No! ¡Me refiero a nosotros dos!

—Oh... entiendo. Así que si Sebastian gana, tú serás mi mayordomo, y si Claude gana, yo seré tu maid.

—Exactamente —dijo y sonrió—. Y eso por el resto de la semana que te quedarás aquí.

—Me parece bien —sonreí—. ¿Es una promesa?

—De acuerdo —dijo y me devolvió la sonrisa.

—Hagamos una buena promesa —dije y entrelacé mi dedo meñique con el suyo y empecé a cantar—. Promesa del dedo meñique. Quien rompa su promesa tendrá que tragar mil agujas —junté nuestros dos dedos pulgares, aún con los meñiques unidos—. ¡Sellada con un beso~!

El Sabor de tu Alma [Kuroshitsuji]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora