Narrador Externo:
Samantha, Alois, Sebastian y Claude iban en un carruaje. Los condes aún permanecían abrazando, sintiendo el momento más lindo el uno al otro. No porque no pudieran haber mejores momentos, pero abrazar a la persona que más amas es el mejor regalo... y mejor cuando ese es el consuelo y la demostración de que los momentos malos ya pasaron, y que después de la tormenta, viene la calma.
Si se lo preguntan, así es; hubo una gran batalla entre tres demonios, dos contra uno, donde Sebastian y Claude salieron triunfadores.
Ni siquiera Harrelson o Trancy pudieron ver o entender mucho de la batalla; fue tan fuera de este mundo... incluso la sintieron eterna. No se puede decir mucho de esta batalla, entonces, pero podemos saber con certeza que Misifus está definitivamente fuera de este mundo. Tal vez hasta del infierno también.
¿Qué sucedió con El Director, Derek y Charles? Ni idea. Los condes y sus mayordomos dejaron la mansión inmediatamente después de acabar con sus asuntos. Cabe mencionar que una gran parte de la mansión quedó destruída, pero luego no escucharon gritos, ni lamentos, ni nada.
Pero ahora estaban nuestros queridos protagonistas camino a la mansión Trancy, completamente a salvo.
—Pensé —dijo la condesa, rompiendo el silencio que había permanecido un largo rato en el carruaje— que nunca llegarían...
Sebastian sonrió.
—¿Cómo pudo pensar algo así, Ojio-chan? No podría abandonarla tan fácilmente.
—Tardaron bastante y nunca me diste alguna señal que llegarías por mí.
—Por supuesto que le di una señal —dijo, y Samantha lo vio esperando una explicación—. ¿Acaso nunca se fijó en el sello del contrato?
—¿En... mi sello?
Sebastian asintió con la cabeza.
—Así es. ¿Acaso notó que desapareció en algún momento? Me imagino que no, ¿verdad?
—No, realmente... Pude notar que brillaba.
—¿Y ni siquiera eso le dio algún tipo de esperanza, my lady? —sonrió.
Samantha lo pensó. Realmente no se le había pasado por la mente que eso fuera una señal; más bien no tenía la más mínima idea del porqué su sello brillaba. Tal vez brillaba desde antes, pero fue Misifus el primero en darse cuenta.
Pero ahora sabía que esa había sido la indirecta señal de Sebastian diciendo que llegaría por ella, que no la abandonaría y que, aunque ellos estuvieran lejos, la mantenían a salvo.
—Creo que necesito cosas más directas para entenderlas —dijo Samantha, sonriendo.
Llegaron a la mansión de Samantha. Sebastian y Claude bajaron de primero, uno sostenía la puerta del carruaje mientras el otro ayudaba a los condes a salir.
Samantha admiró su mansión, su hogar. El hogar que no había visitado hace un poco más de una semana. Suena como un periodo de tiempo bastante corto, pero para Samantha habrá sido como una década sin ver su mansión.
La miraba con los ojos brillantes y una sonrisa conmovida. Se imaginó también cómo estaban sus sirvientes: Mey-Rin, Finny y Bard. Seguramente harían un drama al verla, aunque no sabía si ellos estaban enterados de su desaparición.
De igual forma, Samantha había pasado mucho tiempo lejos de su hogar.
Alois se colocó al lado de Samantha y tomó su mano, ella se sobresaltó un poco y, al voltear a ver a Alois, ambos se sonrieron mutuamente.
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El Sabor de tu Alma [Kuroshitsuji]
FanfictionEl demonio Sebastian Michaelis es mayordomo ahora de un nuevo amo; mejor dicho, una nueva ama... Su nombre es Samantha Harrelson, una chica de trece años con cabello castaño y ojos verde esmeralda. Hizo un contrato con este elegante mayordomo a camb...