V: El conde Alois Trancy

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Narra Samantha:

Ya era 22 de febrero. Yo aún me encontraba durmiendo, pues era bastante temprano. Sin embargo, mi mayordomo me sacó de mis profundos sueños, tocando... esa molesta campanilla.

El sonido me irritó mientras pensaba en que mi descanso había acabado, y pensar en que pronto abriría las cortinas para dejar entrar la luz, también me molestaba.

Un nuevo día...

—Es hora de levantarse, Ojio-chan —dijo, yendo a abrir las cortinas de mi habitación, como predije—. No olvide que hoy es un día importante.

Me pareció extraño que Sebastian mencionara que hoy era un día importante, pues todos los días eran importantes...

Pero entonces lo recordé: hoy conocería al conde Trancy, quien vendría a mi mansión hoy.

—Tienes razón —dije, levantándome. El recordatorio de la noticia levantó mis ánimos, por lo que le dediqué una sonrisa a Sebastian.

Él me la revolvió y empezó a preparar el té.

—Hoy tiene té negro —dijo, dándome mi taza.

—¿A qué hora viene el conde Trancy, Sebastian? —le pregunté.

—A las 18:00 horas, my lady.

—Ya veo, tenemos tiempo.

—Así es.

Bebí mi té y lo acabé en poco tiempo, pues la taza era pequeña.

—Vamos a desayunar.

—A sus órdenes.

。。。

Pasaron las horas y realicé mis actividades diarias; papeleo, cursos...

Al fin estaba en mi tiempo libre, leyendo unos cuantos libros que seleccionaba de la biblioteca. Sebastian me hacía compañía, como siempre, aunque no mantenía una conversación conmigo cuando me encontraba hundida en los libros.

Pero tenía en mente que esperaba la visita del conde, no podía olvidar algo tan importante.

—¿Qué hora es, Sebastian? —le pregunté a mi mayordomo, sin despegar la vista de las páginas que leía.

Él sacó su reloj de bolsillo y leyó las agujas.

—Son las 17:45, my lady —dijo, y después lo volvió a guardar.

Me sorprendí; no esperaba que la hora se hubiese llegado tan rápido. Pensé que me daría tiempo de al menos acabar el libro que tenía entre mis manos, pero parecía que debía empezar a prepararme para mi visita.

Cerré el libro, lo dejé sobre una mesa y me levanté del sofá donde había estado leyendo.

—El tiempo sí que pasa deprisa —comenté en voz alta—. Bien, prepara la mesa del té en el jardín, Sebastian. Haz que el ambiente haga sentir cómodo al invitado.

Yes, My Lady —dijo, con una mano en el pecho—. Me aseguraré que Finnian haya decorado las flores.

Entonces se fue a hacer lo prometido. Me quedé arreglando mi cabello, opinando que tal vez no necesitaría ningún nuevo peinado.

Al rato, alguien tocó la puerta de mi habitación.

—¡Adelante! —dije.

El Sabor de tu Alma [Kuroshitsuji]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora