El Sabor de tu Alma [Kuroshitsuji]

XLIV: Amor, paz, euforia

//Para entender este capítulo, den otro vistazo al capítulo "XI: En el castillo" de este fanfic. Tal vez tantos capítulos y acontecimientos los haya hecho olvidar esa parte, y es importante para este capítulo. Gracias por leer~//

//Ahora, volvemos a la parte actual, donde Misifus hizo crecer el cabello de Samantha//

Narra Samantha:

No podía dejar de ver mi ahora largo cabello en el espejo del tocador.

—¿Qué fue lo que... —aún no podía creer que Misifus me había hecho crecer el cabello en cuestión de segundos— hiciste?

—Hice crecer tu cabello —dijo, aún satisfecho.

—¿Cómo lo hiciste? —me volteé a ver a Misifus. Mi cabello también hizo un movimiento cuando me di la vuelta, hace tiempo no sentía lo que era tener cabello largo.

—Vamos, Lady Samantha, ¿me subestimas? Soy un demonio, y uno muy poderoso. Puedo hacer literalmente todo lo que quieras que haga por ti —hizo una pequeña reverencia—. Siempre y cuando también sea mi voluntad, claro.

Esto en serio me sorprendía. Tal vez yo estaba agradecida, pero no quería demostrarlo. Me pregunté por qué Sebastian no había hecho lo mismo, ¿que no era él también un demonio muy poderoso? ¿O acaso Misifus era superior?

Decidí dejar esos pensamientos de lado, pues incluso yo dudaba si volvería a ver a Sebastian algún día.

—No me pidas volver a ver a Sebastian, aunque creo que eso no debería repetirlo —me dijo Misifus—. Tampoco ver a Alois Trancy, aunque su alma también sea deliciosa. Eres sólo mía ahora.

—Entiendo... Espera, ¿que el alma de Alois también es deliciosa, dices?

—Por supuesto que sí. Si no fuera tan difícil robar almas, también me llevaría la suya. Lo intenté en el pasado, al igual que con la tuya, pero el fastidioso de Sebastian no me dejó.

—¿Que lo intentaste... en el pasado?

Hice memoria, y pude recordar: aquel día que fuimos al castillo y hubo un apagón, nos habían intentado robar a Alois y a mí, pero Sebastian lo había evitado.

—Así que fuiste tú, Misifus... Aquel día en el castillo.

—Oh, así que también lo recuerdas —por alguna razón, sonrió—. Sí, fui yo. Supe de ustedes dos, y me alegró saber que estarían ambos juntos en el castillo, así que no desaproveché la oportunidad.

—Ya veo... —desvié la mirada—. ¿Intentarás llevarte a Alois después de comerme a mí?

—Podría ser —se me acercó, se arrodilló y con su mano, llevó mi mirada a la suya—. No sabes lo inusuales que son almas tan deliciosas como las suyas.

—¿Qué hace nuestras almas tan exquisitas para los demonios?

—Son almas que conocen el sufrimiento, conocen la sangre y el verdadero terror. No todas conocen lo que es la verdadero miedo, la verdadera desesperación. ¿Sabes? Hace tiempo quise robar un alma que poseía todo eso, pero al final, sólo me dio asco.

—¿Por qué te dio asco? ¿Aunque tuviera todo eso que acabas de decir, en serio te dio asco?

—Así es. Era el alma de Ciel Phantomhive.

Quedé impactada.

¡¿Fue también Misifus quien robó el alma de Ciel a Sebastian?! Tremendo demonio...

—Creo que también conozco esa historia —dije—. Robaste un alma a punto de ser comida, sí que eres cruel. Veo que ya te habías involucrado con Sebastian anteriormente.

—Vaya, vaya, no pensé que también estarías enterada de eso. Pues sí, robé a Sebastian anteriormente también. Es por eso que digo que te olvides de él, puedo hacer que en serio no vuelvas a verlo nunca.

—Tengo una duda... ¿Por qué no te gustó el alma de Ciel, pero sí la mía?

—En el alma de ese niño sólo había odio, deseos de venganza. No había lo que a mí me gusta: euforia, paz, amor. Era un alma oscura, desagradable para alguien como yo. En cambio tú, Lady Samantha, tienes un alma perfecta: tienes amor, afecto, paz, no tienes sed de venganza, no hay odio en ti. Eso es lo que me encanta. Lo que me hace querer devorar hasta lo último de tu ser.

Mi alma era evidentemente mejor que la de Ciel, Misifus me había hecho ver eso al explicarme todo. No era por el pasado, era por la perspectiva. Yo decidí vivir feliz amando a Alois, pero Ciel prefirió la venganza, prefirió satisfacer su odio a olvidarlo.

—Estoy seguro que Sebastian también piensa lo mismo, pero ni él lo sabe.

—Sí... creo que algunas veces había mencionado que mi alma era la mejor que había conocido.

—Empiezo a sentir lástima por ese demonio. Pero no me importa, sólo me importa darme una buena merienda.

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     Primer capítulo del añooooooo. Me di cuenta que nos les deseé feliz navidad, perdón por eso~, pero espero que se hayan propuesto metas para este año y sean positivos. ♡~
     Hasta que la tercera guerra mundial se extienda hasta Guatemala, seguiré publicando, ah. No voy a venir dando explicación porque ustedes ya deben estar entrados, por algo tienen internet, xd ahr.
     En fin, voten y comenten si les gustó ♡. Próximo capítulo el próximo domingo.~
     Bhat ya va a entrar al colegio, pero seguirá escribiendo. 💕