XIV: Duelo a muerte con espadas

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Narrador Externo:

—Parece que regresó ya, mi señor —fue mayordomo de lentes el primero en hablar.

Alois no respondió nada. Samantha se puso de pie con su espada.

—Empecemos, conde —dijo ella dándole su espada a Trancy por segunda vez—. Pongámonos de espaldas y contemos diez pasos de distancia.

—Bien... —el rubio de expresión enfadada recibió la espada que la chica le tendió. Los dos se pusieron espalda contra espalda sosteniendo sus espadas frente a ellos.

—¡Ahora! Uno... dos... —empezaron a contar al unísono dando un paso por cada número—. tres... cuatro... cinco... seis... siete... ocho... nueve... ¡diez!

Al llegar al último número, los dos dieron media vuelta al mismo tiempo. Los mayordomos solamente observaban a unos cuantos metros.

No duró mucho tiempo el silencio en la sala después del conteo, pues Samantha tomó la iniciativa de empezar la batalla.

—¡En guardia, Alois Trancy! —dijo Samantha para iniciar la pelea. Fue ella la primera en atacar; corrió hacia el conde e hizo un movimiento con su espada con la intención de herirlo. Él esquivó su ataque.

—¿No se supone que estas cosas no son propias de una dama? —comentó el rubio. Le devolvió el ataque de la misma manera, y así como sucedió con él, Samantha esquivó el ataque.

—Quiero que tomes en cuenta que no soy una dama ordinaria, Alois —respondió la chica para luego hacer un movimiento rápido con su espada—. ¡Yo soy la condesa Harrelson! —hizo su ataque con la intención de herir el brazo de Trancy, pero no sucedió.

—¡Me ha quedado claro que no eres alguien ordinaria! —dijo Trancy, el cual empezaba a temer por su vida, pues esquivaba los ataques de su rival con mucha dificultad. Era ella quien tenía las mayores probabilidades de salir vencedora.

Esta vez Alois atacó, más rápido que antes, pero aún así Samantha lo esquivó. Ella contraatacó, haciendo un pequeño corte en la mejilla a su oponente.

—¡Oye! ¡En la cara no! ¡¿Sabes lo feo que se ve?! —se quejó el vanidoso conde, luego volvió a atacar inútilmente a la condesa.

Ella esquivó y rió levemente, pero eso no hizo cesar la pelea.

—¿De qué te ríes? —preguntó Trancy.

—No es nada, Trancy —dijo—. Es sólo que... —aprovechó la pequeña distracción del chico para atacar y hacerle un gran corte en la pierna— siempre me has agradado mucho.

Ella sonrió tristemente, él empezó a hacer sonidos extraños por el dolor.

—¡Duele...! ¡¿Si me quieres, por qué me lastimas?! —dijo y puso sus manos sobre su herida.

—No lo entenderías, Alois.

—¿Así que quieres matarme sólo porque sí? Vaya amiga...

Él intentó moverse, pero Harrelson inmediatamente aventó al joven al suelo. El conde Trancy yacía en el suelo de la extensa sala siendo amenazado por Harrelson que lo tenía con su filosa arma acorralando su cuello.

Samantha estaba apoyada sobre el joven Alois, con su espada a pocos centímetros del cuello de este.

A Alois se le vinieron los recuerdos de cuando él mismo había estado en esa misma posición, pero con los papeles invertidos, con Ciel Phantomhive.

—He dicho que no entenderías, Alois. Me alegra mucho tenerte como mi amigo, pero conozco tus intenciones, ¡no te hagas el inocente!

—¡¿Hacerme el inocente?! ¡Yo sólo quería ser tu amigo! ¡Que estuvieras siempre conmigo!

El Sabor de tu Alma [Kuroshitsuji]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora