LVI

511 52 34
                                    

Anne:

Dorothy me llevó al baño en un intento casi desesperado para encontrar un lugar, silencioso y calmado, en el cual poder hablar. Y de cierto modo, el baño de chicas era el lugar más tranquilo al que podíamos optar en pleno centro comercial.

Me lavé mi rostro afanosamente, y me miré en el espejo, ni una chispa de brillo en mis ojos, ni una chispa de felicidad, nada. Absolutamente nada.

Dorothy acomodó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y me sonrió casi maternalmente. Volteé mis ojos y agarré mi vaso de café.

Odiaba muchísimo que la gente me mirara con lástima, lo detestaba con toda mi alma... Y últimamente todos me miraban así.

- Anne, mírame...- me dijo Dorothy con suavidad mientras me quitaba lentamente el vaso de mi mano.
- ¿Para qué? - le pregunté alzando mi mirada hacia ella- no me sucede nada, Dorothy, está todo bien...

Me volteé para comenzar a caminar apresurada a la salida del baño de chicas, pero Dorothy me detuvo jalándome del brazo.

- No, Anne, no estás bien, te conozco... - dijo con firmeza - sé que estás mal, quizás esos imbéciles de allá no lo notan, porque están demasiado ocupados pensando en cursilerías, pero yo sí... - me soltó lentamente el brazo. - te conozco desde hace 9 meses, Anne Shirley, y quizás cualquier persona podría decir que no es mucho tiempo, pero para mí sí... ¡He pasado más tiempo contigo que el mismo Jerry!

Miré mis pies aguantando las lágrimas, nuevamente. Suspiré con pesadez y me obligué a no llorar, miré a Dorothy con suavidad, con vulnerabilidad... Quitándome esa máscara que había usado los últimos 4 meses... Quitándome esa máscara de frialdad y fuerza.

- ¿Es por Blythe, verdad? - me preguntó algo enfadada. Asentí con lentitud y pude sentir como una pequeña lágrima corría por el costado de mi rostro, Dorothy la limpió de inmediato. - Oh, Anne... - me abrazó con ternura.

Dorothy era por lo menos 10cm más alta que yo, por ende, debía casi ponerme de puntitas para poder alcanzarla.

- No sé qué le pasa, Dorothy... Él, él ya no es mi Blythe...- hundí mi rostro en su hombro y ella acarició mis enredados cabellos.

Nos quedamos algunos segundos en silencio, simplemente escuchando el sonido ambiente del centro comercial. Dorothy, luego de algunos minutos abrazadas, se despegó de mí, y con una mirada decidida me hizo una de las preguntas más difíciles de toda mi vida.

- Anne... ¿No crees que ya es tiempo? - me dijo casi en un susurro, pero que yo pude oír perfectamente.

- ¿Tiempo de qué? - le pregunté con suavidad, con la voz ahogada en mi garganta.

- Tiempo de dejarlo ir...- suspiró y agarró con suavidad mis manos - te he visto llorar muchas veces por él, muchas más de las que me gustaría y de las que yo consideraría sanas. - suspiró y acomodó sus castaños cabellos detrás de sus orejas. - te estás haciendo daño, y quizás no lo notas, pero yo sí lo noto...- afirmó y me miró directamente a los ojos, sus ojos verdes se veían más maduros y sensatos que nunca - por estar buscando su bienestar, te estás olvidando del tuyo... Y yo no puedo permitir eso, Anne... No te lo puedo permitir, y mucho menos a ti, a una persona tan linda y brillante como tú...

Sentí más lágrimas rodando por mis mejillas y miré nuestras manos, estaban unidas, más unidas que nunca, y eso me hizo sentir jodidamente afortunada. Ella estaba ahí para mí.

- No te dejes de lado por un chico, primero tú, Anne... Luego viene el resto. - acomodó mi mechón de cabello rebelde, que siempre se salía de su sitio, detrás de mi oreja -  Si él te llega a extrañar, te va a buscar... Pero, no puedes dejar de vivir porque él no te extraña o no te necesita... - sonreí débilmente y asentí con delicadeza - ¿Estás de acuerdo? - me preguntó seriamente, mirándome a los ojos con detención.

Anne with an E | siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora