Anne with an E | siglo XXI

XXVII

Gilbert:

Recuerdo ya más con claridad todo lo que había pasado, después de una semana del entierro de mi padre.

Después de aquella semana, en la que estuve modo "piloto automático", en la que no hablé con nadie, no salí, no contesté el teléfono, con mucha suerte comí... Todo se volvió oscuro y sombrío, ya no estaba congelado, sino que... El tiempo pasaba, sentía que pasaba demasiado rápido, y eso me tenía atormentado.

En un pestañeo habían pasado más de 10 días desde que había sido el funeral. Sabía que Susy había venido a dejarme comida, pero además de ella, no había visto a nadie...

Me sentía solo, me sentía vacío, sin nada que hacer. Volver a la escuela no era opción para mí, no deseaba que cada persona con la que me topara, me mirara como si fuera un pobre perro abandonado que no tiene nada que comer... Detestaba causar lástima en los demás. Detestaba que las personas se molestaran en fingir que mi padre les importaba o que siquiera lo conocían...

Me quedé largas horas echado en mi cama, pensando qué quería hacer con mi futuro... ¿Qué iba a ser de mí después de todo?

Y como caído del cielo, me llegó un mensaje de mi único tío vivo, Walter.

Me dijo que, se habían enterado de lo de papá, que estaban muy tristes por su partida y que cualquier cosa que necesitara, me contactara con él.

Sonreí al leer sus mensajes. Recuerdo el viaje que había tenido con papá a Alberta, donde vivía el tío Walter... Mis primos eran geniales, y los extrañaba bastante...

Una idea loca cruzó mi cabeza...

"¿Y sí...?"  Pensé con una sonrisa mientras me ponía de pie, feliz. Ya había tomado una decisión sobre qué hacer con mi vida, al menos hasta que cumpliera 16.

Hice una maleta, guardé todo lo necesario. Busqué todo el dinero que teníamos en la casa, y le envié un mensaje al tío Walter, avisándole que lo iría a visitar por una temporada.

Su respuesta no tardó en llegar, me respondió muy feliz que me estaban esperando con los brazos abiertos por el tiempo que deseara quedarme, "los Blythe siempre estaremos para otro Blythe" me dijo, y yo no pude evitar soltar unas lágrimas, papá siempre decía esa frase.

Ordené lo más posible toda la casa, dejé todo listo como cuando sales de vacaciones. Los animales de nuestra granja, papá los había vendido hace bastante tiempo ya, para poder costear los gastos de su operación, por lo que no tuve que preocuparme por lo que sucedería con ellos...

Salí de mi casa, cerré todo con llave y comencé a caminar entre la nieve, no me quería llevar el auto, porque sabía que tendría que dejarlo en el aeropuerto, lo cual no se me hacía muy seguro que digamos.

Caminé hasta la parada de autobuses, tomé uno directo al centro de la ciudad, y una vez ahí, tomé un taxi hasta el aeropuerto.

Había llegado el momento de cambiar de aire, de vida...

Me di cuenta, que en realidad era necesario salir de Avonlea, mientras me encaminaba al aeropuerto. Ver cada calle, cada local, cada parque, cada rincón de ese pequeño pueblo, me recordaba a papá, de una forma tan dolorosa... Me quemaba en el pecho el saber que él ya no estaba, y me dolía aún más el no saber qué quería él que hiciera cuando ya no estuviera a mi lado...

Pasamos por fuera del instituto, y vi como algunos entraban, repletos de escenografías, de materiales, de disfraces, entre ellos, pude distinguir claramente esa cabellera anaranjada...

Fue como un puñal en el pecho. Anne... Mi dulce y tierna Anne... No había hablado con ella desde el día del funeral de mi padre, y probablemente, me estaba odiando por eso.
Había visto sus mensajes, pero los había ignorado, no porque no la quisiera o porque no me interesaran, sino que lo hice porque no me sentía capacitado para responderle... No tenía la fuerza suficiente... Habría sido todo mucho más natural y menos dificultoso para mí, si nos hubiésemos visto en persona, si le hubiera podido decir, frente a frente, que necesitaba irme, que necesitaba un cambio de vida... Ella me habría entendido, yo sé que sí.