Anne with an E | siglo XXI

LXXVIII

Anne:

El año nuevo se aproximaba más rápido de lo que esperaba, los días entre la víspera de navidad y el 31 de diciembre, se pasaban volando, tanto así, que en un solo pestañazo, ya era 30 de diciembre. Entre los besos y abrazos de Gilbert (ahora apodado "mi manzanita")  y entre las bromas y chistes de Jerry, los días duraban 2 minutos en mi mente.

La rutina diaria de nuestras semanas de vacaciones, era maravillosa. Con Jeannie y Jerry en casa, todo era muchisisísimo más divertido y extrañamente acogedor. Me sentía tan acompañada constantemente, que ni siquiera había espacio para que los recuerdos de mi infancia en el orfanato, me atormentaran, cuando algo me recordaba a ese oscuro tiempo de mi vida.

Nuestros días partían con un delicioso desayuno preparado muchas veces por Marilla y otras veces por mí y Jerry, luego, con Jerry salíamos a limpiar la nieve de la entrada de Green Gables, lanzábamos puñados de sal para que la nieve se derritiera, y luego, con nuestras palas, limpeábamos la nieve ya deshecha. A eso de las 11:30 PM, llegaba Gilbert y Bash, siempre venían a almorzar, porque Marilla los invitaba todos los días para que fueran a comer al día siguiente. Después de almuerzo, Bash le daba clases de bailes tropicales a Jerry, mientras Gilbert y yo subíamos a mi cuarto a escuchar música y pasar un lindo rato juntos. A veces dibujábamos, a veces le sacaba fotografías, a veces simplemente acariciaba sus rizos mientras él me miraba atentamente... Cada día era diferente con él, pero lo que sí era seguro, es que cada instante a su lado, era mágico.

A eso de las 7pm, tomábamos el té, Gilbert me preparaba una deliciosa taza de Chocolate caliente, mientras que él bebía una taza de café cargado. A las 9pm, era la cena, donde generalmente, Matthew se ofrecía a comprar algo delicioso, como pizza, tacos o incluso...

-¿Waffles para la cena? - preguntó Marilla consternada ante la idea de que en su casa se cenara algo sin carne.
- Sí Marilla, porfis, porfis, porfissss ¿sí?- le hice mi cara de perrito desamparado y Marilla se volteó a ver a Jeannie, quien me miraba divertida.
- ¿No te molestaría cenar... Waffles? - le preguntó Marilla a Jeannie, quien sonreía ampliamente.
- por supuesto que no... - rió y salió de la cocina a paso lento - siempre he dicho que me enloquecen las cosas dulces - rió con suavidad y Marilla sonrió.
- Está bien Anne, podemos cenar waffles - dijo medio riendo - sin duda será la cena más extraña...
- extraña y maravillosa - besé su mejilla y reí - ¡Muchisisísimas gracias Marilla!

Salí corriendo de la cocina y fui hacia Matthew, quien me miró curioso. A él se le había ocurrido la idea de cenar waffles, y sin duda alguna, fue una idea que me cautivó por completo.

- ¡Dijo que sí! - dije medio riendo, Matthew se puso de pie de un salto.
- Maravilloso, llama a Gilbert y a Jerry, iremos a comprar esos waffles. - dijo mientras buscaba las llaves de su automóvil y se ponía su chaqueta.

.  .  .

La cena ya había pasado, Gilbert y Bash se quedaron a dormir en Green Gables, porque cayó una nevazón cuando estábamos cenando, así que era bastante peligroso que se devolvieran a su casa con la calle escarchada completamente.

Estaba con Gilbert en la sala, estábamos casi a oscuras, sino hubiera sido por la luz de la chimenea y la luz de la televisión.

Estábamos viendo "Titanic", e iba por la parte en la que Carl descubre el dibujo que le hizo Jack a Rose. Estaba con mi cabeza apoyada sobre su pecho, sentía su respiración relajada, como su pecho subía y bajaba lentamente debajo de mi rostro, podía sentir sus delicadas caricias en mi cabello, como entrelazaba sus dedos con algunos mechones de mi pelo...

- ¿Anne? - no le contesté y cerré mis ojos, haciéndome la dormida - ¿Preciosa? - volvió a preguntar, podía sentir como vibraba su pecho a cada letra que iba pronunciando. - se ha quedado dormida... - se dijo a sí mismo, al mismo tiempo que acomodaba algunos mechones de cabellos detrás de mi oreja.