XXXI

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Anne:

Los días pasaban volando, demasiado rápido y agotadores para mí gusto. Además, con la ausencia de Cole en la escuela, todo se había vuelto un poco más gris, más triste...

Cole había decidido quedarse en casa, para no forzar su muñeca rota y poder rehabilitarla de mejor manera. Se le notaba un tanto decaído, ya que no podría dibujar hasta que su muñeca sanara por completo, y eso, lo tenía realmente exasperado.

Con Diana lo visitábamos 3 veces a la semana, y eso era bastante decir, ya que nuestro tiempo había disminuído muchísimo esas últimas semanas.

Prácticamente, nuestro único motivo de vida, era la obra de navidad.

La obra consumía la mayoría de mis días, llegaba a casa cerca de las 7:30, cuando la señora Lynde, amablemente, se ofrecía a llevarme a Green Gracias, para estar unos minutos con su adorada mejor amiga, Marilla.

Luego de eso, llegaba, hacía algún que otro deber que tenía pendiente mientras cenaba algo ligero, luego me bañaba, porque regularmente llegaba o llena de polvo, o de pintura o de sudor. Salía de la ducha, me ponía pijama y los segundos eran contados para que mis ojos se comenzaran a cerrar solos por el cansancio.

Ese era mi estilo de vida desde que Blythe se había ido, es decir, casi un mes.

El recuerdo de Blythe me atacaba todas las noches, minutos antes de quedarme dormida, no podía parar de cuestionarme cómo estaba, si se encontraba bien, si estaría llorando... Si me extrañaría, aunque fuera un poco.

Lamentablemente nunca encontraba respuesta a mi pregunta. No contestaba mis mensajes de instagram, ni tampoco las llamadas. Con Moody estábamos bastante preocupados, no era habitual en Blythe hacer cosas como esa, no era de desaparecer, él no era grosero, o al menos no tanto como para obviarnos en totalidad por casi un mes.

Lo extrañaba muchísimo, ya no extrañaba sus besos y sus abrazos, extrañaba su compañía, su apoyo en cada momento, su preocupación, sus bromas... Extrañaba al Blythe que era mi amigo, y creo que su ausencia era la que más me dolía.

No le había querido contar a Marilla sobre lo de Blythe y cómo me sentía al respecto. No quería preocuparla, es por esa razón, que en Green Gables, no mostraba mis sentimientos reales. Sonreía constantemente, mi felicidad era desbordante, como.si Blythe estuviera en Avonlea y no me matara su ausencia.

Al parecer, hasta el momento, estaba funcionando.

Guardaba mis horas de pena, para ciertas noches, de 3 a 4am. El resto del día, me obligaba a ser feliz, para no preocupar a los que amaba, a Diana, a Marilla, a Matthew...

Al único que no podía engañar, era Jerry, quien se había convertido casi en un hermano para mí. Pasaba mis ocupadas cenas charlando con él en mi habitación, se había ofrecido a ayudarme al verme tan atareada, y últimamente, también hacía de psicólogo.

Me aconsejaba, y lo más importante, me consolaba cuando nadie más estaba capacitado para hacerlo. Él comprendía mi dolor, mi sufrimiento, se ahorraba los comentarios y simplemente me escuchaba con atención. Era algo de lo que siempre iba a estar agradecida.

Quedaban exactamente 5 semanas para la obra de navidad, y 9 semanas para mí cumpleaños número 14. Estaba muy emocionada y feliz, ya quería cumplir 14 años... Era un número muy bonito, y además, siempre había pensado "año nuevo, vida nueva..." Era una frase que siempre se había repetido mucho en mi mente, y que venía muy bien para el contexto que enmarcaba mi existencia.

Aquella mañana me había despertado de muy buenos ánimos a decir verdad; la noche anterior había descansado a la perfección y estaba con mucha menos tensión en los hombros.

Anne with an E | siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora