XXXIII

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Especial 5k 1/3

Gilbert:

Los días pasaron y mi estado de ánimo cada vez estaba peor. No sabía por qué, pero el haberle contado a mis primos sobre la existencia de Anne, parecía haber sido una pésima idea; o al menos así lo sentía.

El haberla visto a través de esa pantalla, el no haberla podido abrazar, y aún peor, el no haber tenido su número a mano para llamarla y disculparme con ella... Me hacía sentir cada vez con más y más ansiedad.

Ya no sentía que "quería" verla, ahora sentía que "necesitaba" estar con ella...

Y puede que suene ridículo, pero hay una gran diferencia entre querer ver a alguien, y el necesitar ver a alguien.

Estaba en mi cuarto, recostado sobre mi cama mientras lanzaba la pelota de basketball hacia arriba, y pensaba... Pensaba en Anne, en su sonrisa... En sus hermosas pecas y todas las figuras que había encontrado en ellas después de tardes enteras observándolas.

Nunca había pensado que la persona que más iba a extrañar de Avonlea, iba a ser ella... Una chica que conocía hace tan poco, menos de un año...

"¿Qué demonios? ¿La extraño más que a Moody?" Pensé atónito. Sí, la extrañaba más que a Moody.

Agarré la pelota con ambas manos y solté un prolongado suspiro. Si no hallaba algo que hacer en Alberta, me iba terminar volviendo loco. Aquella casa quedaba en un silencio sepulcral desde las 7 am hasta las 3pm, y aquello era jodidamente exasperante.

Me encontraba solo, en la casa de tío Walter, sin absolutamente nada que hacer ni nadie a quien visitar.

"No puede ser... Terminaré esquizofrénico aquí..." Pensé mientras me volteaba en la cama y dejaba la pelota a un costado de esta.

Estaba aburridisimo.

"Es oficial, necesito un móvil..." Pensé con algo de exasperación. Si bien la idea de regresar a instagram me causaba un miedo gigante, necesitaba divertirme con algo... No sé, estudiar, trabajar...

"¡Trabajar!" Pensé entusiasmado.

Me senté en la cama de golpe, sonreí muy feliz. Esa era la solución, trabajar.

Me puse de pie de un salto, caminé por la gran casa de color blanco, hasta que llegué a la sala, tomé el teléfono fijo y marqué el número de la oficina de tío Walter, el cual me lo había anotado en una libretita que estaba encima de la mesita color caoba.

-¿Si? - contestó una señorita.
- buenos días, con Walter Blythe por favor...- le dije con una sonrisa mientras esperaba que ella contestara.
- ¿Walter Blythe? - preguntó otra vez, asegurándose.
- así es. - dejé la libreta sobre la mesa.
- en seguida lo atiende, buen día. - dijo la señorita y luego, se escuchó como alguien respiraba torpemente en el micrófono.
- ¿Sí? - dijo tío Walter.
- tío...- le dije un tanto sonrojado.
- Oh, hola Gil, ¿Todo bien?
- todo bien, solo... Quería preguntarle algo...- sonreí nervioso y me rasqué la ceja.
- dime sobrino...
- Me preguntaba si, ¿Usted me dejaría trabajar en algo durante el tiempo que esté en Alberta? Digo... No me hace falta nada, solo me sobra muchisisísimo tiempo y energía, y creo que eso es una mala mezcla, porque termino pensando más de lo que quisiera... - suspiré - no sé, pensaba en trabajar en algo sencillo, de medio tiempo. Con 15 años, dudo mucho que pueda conseguir mucho...
- mmm - dijo tío Walter y luego de una larga pausa, suspiró - si me dices que lo necesitas no le veo el problema - sonreí ampliamente - aunque, Gil... Debes prometerme que este año ingresarás a la escuela de Alberta...
-¿Qué? - pregunté confundido. ¿Yo en una escuela de Alberta?
- lo que oíste muchacho - rió con suavidad - entrarás a la escuela de los muchachos, y si quieres por las tardes puedes trabajar de lo que sea... Pero, no vas a perder el año escolar por estar trabajando.
- está bien tío Walter - sonreí un tanto ansioso - muchísimas gracias, de verdad.
- mañana iremos a la escuela, ya verás lo grande y genial que es - dijo emocionado - bien, Gil... Te tengo que dejar. - sonreí - hablamos cuando llegue a casa.
- si, por supuesto, muchísimas gracias.
- de nada Gil, hasta la tarde.
- adiós.

Anne with an E | siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora