LXIX

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Anne:

Aquella noche no pude dormir. Millones de pensamientos me asaltaron constantemente, sin darme tregua.

Luego de que finalizara mi cita con Gilbert, y de que él me viniera a dejar a Green Gables, todo se había tornado gris para mí.

No sabía absolutamente nada de Dorothy desde nuestra pelea a las afueras del instituto, Roy no me había dado ni una sola señal de vida desde que había visto a Gilbert en la mañana; y la única notificación que tenía en mi móvil, era una de Netflix que decía así: "Revive momentos extraordinarios, ve otra vez Stranger things"

Suspiré con pesadez apenas llegué a mi cuarto. Pensé en llamar a Diana para hablar del asunto, pero me contuve. Necesitaba estar sola, pensar y autocriticarme.

Me senté sobre mi cama y dejé mi bolso a mi lado. Las palabras de Gilbert Blythe y Dorothy Gardner, se repetían una y otra vez en mi mente...

No lo comprendía, los quería a los dos, ambos eran mis amigos, y los dos querían ser algo más que eso... Se odiaban, o bueno, mejor dicho, Dorothy odiaba a Blythe, lo detestaba porque quería estar en su lugar, pero lo que ella no comprendía, era que ella nunca iba a poder estar en su lugar...

Dorothy era casi una hermana para mí, la conocía muchisisísimo, sabía todo sobre ella, y ella sabía todo sobre mí. La adoraba, verdaderamente lo hacía... Pero nunca la podría ver cómo algo más que eso. No podía verla de la forma en la que ella quería que yo la viera...

Y Gilbert Blythe... Bueno, era Gilbert Blythe. Llegó tal cual como se fue hace un año, simplemente apareció, sin previo aviso, sin preparación, él simplemente aparece nuevamente, y pretende que todo sea como antes; y no podía ser así. Entendía que, tal como me dijo él, la emoción había aportado mucho a nuestro reencuentro, pero... Si quitamos la emoción del reencuentro, si quitamos el hecho de que no lo había visto hace un año, si quitamos todo lo demás... ¿Podría no haberlo besado?

Era una pregunta bastante compleja, la verdad. En el momento en el que lo había visto, sentí que necesitaba su abrazo, que necesitaba tenerlo cerca, sentir su cariño... Sentirme completa, porque sí, cada vez que estaba a su lado, me sentía completa. Era como si mi alma no funcionara en su 100% sin Gilbert Blythe.

Y no lo sabía, esa pregunta era demasiado difícil de responder... Una parte de mí me decía que no podría verlo sin tener unos deseos infinitos de besarlo, y mi otra mitad me decía que podría perfectamente ser su amiga y no volver a probar sus dulces besos.

Estaba tan confundida, y lo peor de todo, era que habían tantas personas involucradas en mi confusión, que no podía involucrar a nadie más para que me ayudara a aclarar mis dudas. Esta confusión debía aclararla yo sola.

Y lo primero que debía hacer, era aclarar lo que sentía por cada uno de ellos... Ese era el primer paso.

Aclarar lo que sentía por Gilbert Blythe era bastante sencillo; le tenía un cariño enorme, adoraba pasar tiempo con él, me hacía sentir feliz, relajada, tranquila, pacífica y serena. Cuando estaba a su lado, me sentía tan alegre, que muchas veces me dolía el pecho por tanta felicidad. Cuando estaba a su lado, todo era paz, una paz infinita y un amor incondicional.
Cada vez que probaba sus labios, mi cuerpo y mi alma se estremecían, cada vez que él me abrazaba, mi alma era completada por la suya; y cada vez que conectaba sus ojos color avellana, con los míos, sentía mi corazón desbordante de alegría, latiendo apresurado en mi pecho.

Por Dorothy sentía un amor de hermanos, como el que sentía por Jerry, Diana o Cole. Confiaba muchisisísimo en ella, la adoraba, sabía que podía contar con ella para absolutamente todo, y esperaba que ella contara conmigo para todo también. Sentía que era como una hermana mayor, ese tipo de hermana que siempre cuida de ti, te aconseja y está ahí cuando quieres llorar. No podía negar que Dorothy era verdaderamente hermosa, pero no podía verla de otra forma que no fuera como una amiga, como mi mejor amiga. Le deseaba absolutamente todo lo bueno de este mundo, quería que fuera dichosa toda su vida, que no sufriera por nada ni por nadie, y eso me incluía completamente. Ella se merecía mucho más de lo que yo podía ofrecerle, se merecía incluso más de lo que yo podía ofrecerle si me gustaran las chicas... Ella merecía alguien que la amara en cuerpo y alma; y yo, claramente, no era ese alguien. No la podía amar de esa forma...

Anne with an E | siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora