LXXXI

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Anne:

En mi campo de visión apareció Dorothy, me miraba preocupada, se acercó rápidamente a mí y agarró mis manos con suavidad.

- ¿Estás bien? - dijo acariciando mi pálido rostro. - Me asustaste cuando saliste corriendo así... ¿Estás enferma? ¿Te duele el estómago? - dijo mientras me miraba preocupada.

Le devolví la mirada preocupada y negué con la cabeza, miré al cielo, llené mis pulmones de aire, e intenté formar mi discurso en mi mente...

"No digas cosas de forma precipitada, no digas cosas de forma precipitada, no digas cosas de forma precipitada..." Me repetía una y otra vez mentalmente, mientras Dorothy mantenía su ceja alzada, y me miraba de manera inquisitiva.

- No, no Dorothy - solté sus manos con delicadeza y le sonreí con suavidad. - no estoy enferma, solo... Estaba nerviosa - reí suavemente y miré mis pies.

- ¿Nerviosa? - preguntó Dorothy confundida- ¿Por qué estabas...? - me miró más confundida, como si no lograra entender nada.
- Ehm... Dorothy, tengo que hablar sobre algo contigo, y yo sé que... Es tu cumpleaños, y que quizás, sólo quizás, es mala idea, bueno, mejor dicho, pésima idea, ya que puedo arruinar todo tu día, y eso es lo que menos quiero, porque créeme que no es mi intención hacerte daño, es más, nunca lo ha sido, y todo esto es tan difícil y... - dije atropelladamente, Dorothy me sonrió ampliamente y agarró mis dos manos, tranquilizándome.
- Tranquila, Anne... - suspiró - creo que ya sé lo que quieres decirme - miró al cielo y soltó con delicadeza una de mis manos.- pero, quiero que tú me digas todo, no te preocupes, te prometo que no me voy a enfadar.

Asentí lentamente, no muy convencida, pero Dorothy me volvió a sonreír ampliamente, y eso derribó todas las dudas que tenía.

"Bien, ahí te voy San Pedro..." Pensé mientras suspiraba y ordenaba mis ideas.

- Dorothy, no sé que tan real sea esto que te voy a decir, pero... S-siento que, que yo, todavía t-te gusto. - dije con algo de dificultad - y... No sé que hacer para que eso se termine... - exhalé todo el aire que había en mis pulmones. - Dorothy, tú me conoces mejor que muchas personas, eres una de mis mejores amigas, te adoro con todo mi corazón, y de verdad que hay veces, en las que me gustaría tomarte y meterte dentro de una cajita, para que nada malo te ocurra... Pero no me gustas, no te quiero de esa forma, y aunque me gustaran las chicas, cosa que de momento, no me ha pasado nunca, yo no sería lo suficientemente buena para ti. - las lágrimas se estaban acumulando en mis ojos, y no podía evitar que mi voz se quebrara. No quería mirarla a los ojos, sabía que tenía ese gesto de tristeza que me partía el corazón, y no estaba preparada para tanto - Yo... Yo amo a Gilbert Blythe - la miré directamente a los ojos, pero por solo unas milésimas de segundo- y, sé que te preocupas por mí, sé que hablas mal de él con tus otras amigas, sé que lo detestas, que lo encuentras poca cosa... - suspiré - pero yo no, Dorothy... Yo lo amo así, como es él... Adoro que se levante a las 5am, para revisar sus cuadernos y estar listo para las clases de ese día, adoro que duerma siesta como un oso todas las tardes, pero que lo niegue hasta la muerte, adoro que, cada vez que se baña, me avisa, y me dice qué canción va a escuchar, adoro que los días domingo, queda tan cansado de trabajar en la fábrica, que generalmente se acuesta a dormir, y ni siquiera alcanza a ponerse pijama... - reí con suavidad- Adoro que siempre pide el mismo sabor de helado cuando vamos juntos, que use el mismo sweater todos los sábados... Adoro todo de él, hasta las cosas más pequeñas, y espero que en algún momento de tu vida, encuentres a alguien que logre apreciar cada detalle tuyo, que logre ver lo hermosa y sensible, y madura y correcta y fuerte que eres... Porque te lo mereces - me limpié algunas lágrimas - yo no puedo dártelo, pero alguien si podrá - ella me sonrió tristemente y se limpió algunas lágrimas - No quiero que perdamos nuestra amistad por esto, solo quiero que esto se termine aquí, pero no sé cómo ayudarte... No sé cómo hacer que tus sentimientos terminen... - dije algo exasperada.
- No debes hacer nada, Anne - me sonrió y limpió unas lágrimas que caían por mis mejillas - era esto lo que necesitaba oír de ti... - le miré confundida - necesitaba saber, que verdaderamente lo amas, que eres feliz con él... - rió suavemente - nunca te había visto así, nunca había visto ese brillo en tus ojos... Y, Wow... - reí junto con ella - los dos se aman de la misma forma... - miró mis manos y sonrió - son muy afortunados, Anne... - asentí, una pausa se interpuso entre nosotras- siempre pensé que... No lo amabas, que no lo querías tanto... A veces se veían tan lejanos, él está siempre con Moody y Ruby, y tú estás con mi hermano Di y Cole... Pero ahora lo entiendo. Se aman de una forma tan linda, que no necesitan estar siempre juntos de forma física, porque están siempre juntos como espíritus - sonreí enternecida y asentí, sintiendo como más lágrimas caían de mis ojos - No llores más, no vale la pena... - me sonrió - estaré bien, no es primera vez que sucede, y tampoco será la última. - la miré preocupada - no me distanciaré de ti, no hablaré mal de Gil a tus espaldas, si me llega a molestar algo de él, te lo diré de frente, y a él también - reí con suavidad al ver su gesto de "ustedes lo pidieron" - y sobre todo, siempre voy a buscar tu felicidad, pequeña mocosa pecosa entrometida y habladora - reí fuerte junto con ella.

Anne with an E | siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora