LXXXV

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Anne:

Todos los santos días de mi existencia terrenal, me pregunto, ¿cómo es posible que hayan personas a las que no les gusten los bollos de ciruela que hace Marilla todos los años para primavera? Son la cosa más maravillosa y exquisita, que existe en este mundo, e incluso me atrevería a decir, que en el universo entero. Son realmente exquisitos, y una de mis cosas favoritas de Greengables.

Aquel día, Marilla había preparado cerca de cien bollos de ciruela, solo para mí, por mi cumpleaños, lo cual era del mejor regalo que me podrían haber dado en toda mi vida.

Gilbert me estaba haciendo compañía en mi desayuno; y adivinen qué estábamos comiendo...

- Son realmente maravillosos - dije mientras intentaba tragar mi bollo de ciruela. Gilbert solo se carcajeó y Marilla me miró con cierto tono de reproche.
- Estoy completamente de acuerdo - Gilbert le sonrió a Marilla- ¿Algún día nos dará la receta? - le preguntó con una amplia sonrisa en los labios, que Marilla imitó.
- uhhh, tengan suerte con eso, Marilla nunca ha dado su receta de bollos de ciruela, lo he intentado durante años, para ser más específica, lo he intentado durante 50 años, y miren, nada sale se sus labios- dijo la señora Rachel, quién estaba al lado de Marilla, preparándose un té.

Marilla sonrió juguetonamente y me miró directamente a los ojos.
- Quizás en algún momento, cuando ya esté vieja y decrépita, y Anne ya tenga hijos... Pues quizás, le daré mi libro de recetas, pero antes de eso no, tengo muchos concursos de pastelería que ganar con mi receta secreta.

Es divertido pensar cuántos pensamientos puede desenvolver una frase como esa, en tan poco tiempo. En tan solo milésimas de segundos, por mi mente pasaron cerca de 100 imágenes relacionadas con la maternidad, el matrimonio, la familia y la felicidad. Dejándome claramente, con más preguntas que respuestas en mi subconsciente.

¿Que si me imaginaba como madre en algún momento de mi existencia? Por supuesto que sí, me imaginaba con 7 hijos, en una casa a la orilla del mar, con un lindo faro al frente, y un precioso jardín. ¿Que si me quería casar? Obviamente, tener un vestido blanco hecho a medida, y un lindo y modesto anillo, con una perla en el centro, eran dos de mis ideales de máxima felicidad terrenal. ¿Que si me imaginaba todo eso la lado de Gilbert Blythe?...

Miré hacia mi izquierda, ahí estaba mi precioso y perfecto, Gilbert Blythe. Con sus ojos avellana, su cabello rizado, sus labios delgados, y con las 12 pecas que adornaban su nariz. Ese era mí Gilbert Blythe. Mi tan adorado Gilbert... por el que había derramado tantas lágrimas, por el que había sentido tanta soledad; pero por el que también me había sentido tan feliz, tan genuinamente amada...

Le sonreí ladeadamente y acaricié sus rulos. Él estaba atento, escuchando la historia de la señora Rachel en el concurso anual de pastelería en la feria del condado; estaba devorándose un bollo de ciruela con tanto ahínco, que me causó la impresión de estar viendo a un pequeño de 4 años. Tenía un poco de azúcar por los costados de la boca, y una pequeña mancha de chocolate caliente en su sweater gris...

Ese chico, que tenía tantas imperfecciones como cualidades positivas, "me había hechizado en cuerpo y alma", como una vez dijo mi tan adorado Mr. Darcy. Y si la pregunta era, que si me imaginaba todo eso... A su lado, la respuesta era muy sencilla, por supuesto que sí. Me imaginaba todo eso y muchas cosas más.

Me imaginaba un verano en Alaska, viendo las maravillosas auroras boreales, me imaginaba una linda casa rodante, con la cual viajar por toda Canadá, hasta hartarnos de ver tanta nieve y amaneceres brillantes. Me imaginaba una linda casa, a la orilla del mar, con un espléndido faro enfrente, y un gigante campo verde que la rodeé. Me imaginaba un perro llamado Lancelot, un gato llamado Darcy y dos mellizas llamadas Anne y Diana. Me imaginaba dos hermosos perros de porcelana adornando la chimenea, llamados Gog y Magog Me imaginaba toda una vida a su lado... Y lo que más me gustaba de eso, es que estaba segura, que él también lo hacía.

Anne with an E | siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora