Matrimonio Matriarcal (PARTE I) [GL]

Capítulo 108: Hechizo para sacudir el alma

El abrazo que esperaba no sucedió. La princesa de Chunhua dejó de correr a unos seis pasos de ellos, aunque patinó un poco sobre el pavimento de piedra esmerilada hasta que terminó justo en frente de Xuan Yi.

Ella podía decir que la princesa estaba de muy buen humor hoy, ya que había una curva de alegría en sus ojos y cejas. Sus rubias mejillas también estaban ruborizadas; debe haber estado esperando afuera durante mucho tiempo.

Al mirar a esta princesa, Yun An pensó para sí misma: es como si todo lo que sucedió en la ciudad capital no tuviera nada que ver con ella. Probablemente sea la única que puede sonreír con tanta libertad en un momento como este sin ser cuestionada.

-¡Xuan Yi, Yun An!- La princesa de Chunhua los saludó enérgicamente.

Yun An se frotó la nariz al darse cuenta de que ella era la que actuó de manera grosera en este momento.

-Saludos a la princesa- Dijo Xuan Yi.

Yun An salió de detrás de Xuan Yi, luego juntó las manos y se inclinó hacia la princesa de Chunhua:

- Este plebeyo Yun An, saluda a la princesa de Chunhua.

Al ver esto, la princesa de Chunhua arrugó su nariz roja:

- ¿Por qué actúas como ellos también?.

Yun An parpadeó, luego soltó una risa tonta.

-¡Hmph!.

La joven estaba bastante descontenta; se dio la vuelta y se fue inmediatamente, sin dejar nada más que la vista de su espalda mientras se alejaba enojada.

Yun An miró hacia Xuan Yi en busca de ayuda. Esta última sonrió levemente, luego le aseguró:

- La princesa aún conserva su inocencia infantil, y el temperamento de un niño va y viene como el viento. Tal vez ella ya te considere una amiga en el mundo de los plebeyos, por eso le molesta ver que te alejas así.

-Oh…

Yun An recordó el recordatorio que Xuan Yi le dio en el camino: la princesa Chunhua es la angustia de la Princesa Yongle y el Gran General del Sudoeste. Forjar una buena relación con la princesa es la clave para obtener su protección; una buena palabra de ella vale más que una montaña de oro.

Yun An levantó el dobladillo de su túnica y corrió tras ella, luego caminó junto a ella a grandes zancadas:

- ¡Oye! Señorita, señorita, un momento por favor.

El ritmo de la princesa de Chunhua se desaceleró una vez que escuchó "fallar". Le echó un vistazo a Yun An, pero parecía que su ira no había disminuido por completo todavía; ella se volvió rápidamente de nuevo.

Yun An pensó: esta jovencita tiene temperamento infantil; parece que tendrá que apaciguarla adecuadamente.

Y entonces, ella dijo en tono de disculpa:

- Por favor, no se enojes, ya no seré así, ¿de acuerdo?.

-Hmph.

-... Te invitaré a haw confitado, haw confitado, ¿de acuerdo?

La tentación de la buena comida fue eficaz; la princesa de Chunhua dejó de caminar y le preguntó a Yun An:

-¿En serio?.

-Mm.

-Entonces, ¿y si mi madre no lo permite? ¿Todavía me lo comprarás?

Eso dejó perpleja a Yun An. Ella pensó por un momento, luego preguntó: