Capítulo 63

563 57 24
                                    

Al fin pude ver a Macarena, estaba justo en la entrada. Iba absolutamente preciosa... esperé con calma a que mirara en mi dirección y ahí me perdí en la profundidad de sus ojos. No podría describir plenamente lo que siento, solo único que puedo decir es que quiero pasar el resto de mi vida a su lado.


Enlacé mi brazo con el de mi padre, caminamos por el pasillo entre los invitados sin apartar la mirada de sus ojos, entregada por completo a ella. Cuando finalmente llegué a su lado, noté como mi padre de acercaba y dejaba mi mano sobre la suya.

- Zahir, te llevas el tesoro más valioso de mi casa. Cuídala -.

- Lo haré Señor Ferreiro, no le quepa duda – respondí mientras acariciaba suavemente la mano de mi pequeña.

La ceremonia fue aconteciendo sin mayor problema, hasta que el letrado dijo – No es lo normal, pero por petición de la pareja, vamos a escuchar lo votos que cada una de ellas a escrito. Adelante, señorita Zahir -.

- Yo, Zulema Zahir, te elijo a ti como esposa y aquí, ante nuestras familias y amigos, prometo hacerte feliz cada día de tu vida. Porque llegaste sin esperarlo, aún recuerdo el primer día que llegaste a la empresa, tan nerviosa pero a la vez tan orgullosa de tu trabajo -.

- En ese momento supe que no me había equivocado. Después de todo lo que hemos pasado amor mío, solo me queda decirte que voy a estar ahí siempre para apoyarte, mimarte y cuidarte. Porque mi vida sin ti carece de sentido, porque si no estás, no sale el sol y, simplemente, no podría seguir sin ti. Te quiero Macarena Ferreiro Molina y espero formar una bonita familia a tu lado – me emocioné un poco y noté como Macarena me apretaba la mano.

- Señorita Ferreiro, su turno -.

- Yo, Macarena Ferreiro Molina, te elijo a ti como esposa y aquí, ante nuestros familiares y amigos, prometo que voy a intentar que recibas cada día con una sonrisa en tus labios. Porque yo tampoco te esperaba, pero eres lo más bonito que me ha pasado en la vida -. 

- Y sé que no me he equivocado, porque jamás había sido tan feliz, eres la razón por la que me levanto cada mañana. Espero formar esa bonita familia que tanto deseamos y llegar al final de mis días a tu lado. Te amo Zulema Zahir – ambas nos apretamos las manos, moría por besarla pero sabía que debíamos esperar, sin embargo, nos estábamos besando con la mirada, ya que ambas la teníamos clavada en los ojos de la otra.

- Ahora sí, vamos a finalizar con la ceremonia civil de matrimonio. Zulema, ¿Acepta usted por esposa a Macarena? -.

- Sí, acepto – contesté intentando que no me temblara la voz.

- Macarena, ¿Acepta usted por esposa a Zulema? -.

- Sí, acepto – intenté decir lo más claro posible.

- Espero de todo corazón que sean muy felices, yo las declaro mujer y mujer. Pueden besar a la novia -.

Nos miramos directamente a los ojos, perdidas en la inmensidad de la mirada de la otra... en concreto, en esos ojos que me robaron el aliento la primera vez que los vi, y los que necesito ver a diario para poder estar tranquila y sentirme en paz. 

Me acerqué despacio, le acaricié la mejilla a mi rubia y la besé tiernamente, apenas rozando nuestros labios, ambas de temblando de emoción hasta que profundizamos un poco el beso, apretándola contra mi cuerpo. Tomé consciencia de dónde estábamos y, finalmente, nos separamos.

Me separé a duras penas de los labios de mi reina mora. Poco a poco se fueron acercando nuestros familiares y amigos para felicitarnos. Estuvimos bastante rato echándonos fotos con los asistentes, hasta que mi morena dijo – Tenemos que irnos, la recepción va a empezar -.

La celebración estaba programada en uno de los hoteles más lujosos de Madrid y el catering corría a cargo de nuestro restaurante favorito, ese al que fuimos en nuestra primera cena y dónde empezó todo. Llegamos a la recepción, saludamos a todos los invitados y en seguida pasamos al salón en el que se serviría el almuerzo.

No podía sentirme más feliz que al lado de mi esposa. Sí, mi esposa, porque por fin era mía – Amor... -.

- ¿Mmm? – miré a Zulema con ternura.

- Te quiero – le dije con voz de bebé.

- Yo también te quiero cariño – me acerqué a ella y le di un beso muy tierno en sus labios. Estábamos en nuestro propio universo, cuando empezamos a escuchar:

- ¡¡¡Comadreeeee!!! Deja eso pa luego mujer, venga que tienes que bailar con tu esposa -.

Me separé a regañadientes de Macarena y le dije – Mi vida ¿Me concedes este baile? -.

- Claro que sí, bebé -.

Bailamos el vals muy pegaditas, sin despegar un momento la mirada de los ojos de la otra. Y es que nos podíamos decir tantas cosas con solo mirarnos... porque no necesitábamos nada más que estar en los brazos de la otra y mirarnos a los ojos. Le di un beso muy dulce en la mejilla y le dije al oído – No sabes como deseo estar a solas contigo, pequeña -.

- Jajaja, mi vida... si lo hicimos anoche... ¿Tantas ganas tienes? – contesté de vuelta en su oído.

- Mmmm sí... desde que he despertado... tengo muchas ganas de ti, pequeña -.

- Y yo de ti, mi amor -.

- Además, he comprado algo que te va a encantar – le guiñé el ojo y le di un pequeño piquito.

- ¿Ah sí? – le dije con mirada pícara.

- Sí, así que prepárate mi princesa, porque la noche va a ser muy larga – le mordí disimuladamente el labio inferior y me dediqué a besarla tiernamente.


Lo prometido es deuda. Aquí os lo dejo, espero de corazón que os guste! Gracias por todos los comentarios y favs!

Intentaré actualizar pronto! Ya queda muy poquito de esta bonita historia :)

Zurena - TóxicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora