Toqué el hombro de Zulema, se dio la vuelta – Te dejo que hables con tus amigas... voy con mi hermano y los niños – no estaba celosa, pero primero la estúpida de Tamara y la otra que debe ser la mujer con la que ha hecho de todo, era mejor dejar que hablaran y demostrarle que yo confío en ella.
- No... mi princesa – le di un beso que apartara cualquier duda de la mente de mi rubia, separándome en pequeños piquitos – no tengo nada de lo que hablar con ellas, yo he venido para estar contigo – le di una sonrisa y la volví a besar. Me separé, miré a Helena y Tamara – Un gusto verlas, si me disculpan, estoy con mi prometida y su familia. En otra ocasión tal vez podamos tener esa conversación – ni muerta iba a conceder a Helena un minuto de mi tiempo y mucho menos, le iba a permitir entorpecer nuestra relación o que se acercara a mi rubia. – ¿Vamos amor? – la cogí de la mano y nos fuimos a otra parte del jardín.
- Mi vida, yo sé lo que has tenido con ella, si necesitas o quieres hablar con ella, yo confío ciegamente en ti -.
- Ni necesito ni quiero hablar con ella, solo quiero darte muchos besitos – la abracé por la cadera y volví a besarla muy lento, sintiendo como mi lengua y la suya entraban en un juego de promesas para más tarde. Me separé y la miré pícaramente – Mmmm espero que esta noche me dejes darte mimitos -.
- Mmmm no – me reí de la cara que me acababa de poner – primero me tienes que dejar a mí darte mimitos, quiero estrenar tu joyita – le dije susurrándole al oído.
- Pero amor... - no pude rebatir.
- Amor nada, yo también quiero usar cosas contigo – le apreté el culo disimuladamente – para eso lo compramos ¿no? -.
- Mmm vale, que sepas que vas a ser la primera -.
- Como tú lo eres para mí y me encanta eso – la besé despacio y al separarme me quedé abrazada a ella, metiendo mi cara en el hueco de su cuello y dejándome abrazar por ella.
- Oye tu hermana y tu cuñada podían cortarse un poco ¿no? Llevan comiéndose la boca desde que han entrado -.
- Porque se quieren, están juntas por algo más que la rutina – dije algo cansado de la hostilidad que Lidia siempre tenía contra mi hermana.
- ¿Me estás queriendo decir algo? – con mi marido no iban demasiado bien las cosas, a pesar del viaje.
- Nada, pero ocúpate de tu vida y deja la de los demás pasar. Si mi hermana y su novia se besan todo el tiempo, pues ellas lo disfrutan y se demuestran su amor. Hay algunos que debemos rogar hasta por un beso -.
- Román... - no me dejó decirle nada y se encaminó junto a su padre.
- Mi pequeña ¿Quieres una copa de vino? -.
- ¿Intenta emborracharme Doctora Zahir? – le dije pícaramente.
- Mmm depende de si así puedo robarle más besos señorita Ferreiro – le di un piquito suave y me quedé mirándola a los ojos.
- Mmm – beso – si me vas a robar besos... sí quiero vino – beso -.
- Voy a la barra princesa – beso -. Me dirigí a la barra ya que los camareros estaban saturados con tanta gente.
Me quedé mirando todo el recorrido de mi morena, me mordí inconscientemente el labio al pensar en su cuerpo, en la suavidad de su piel... pero una voz me despertó de mi ensoñación.
- Hola cariño, ¿te gustaron mis flores? -.
- ¿Qué... qué haces aquí? – dije intentando que me temblara la voz lo menos posible.
- Eres mi novia ¿no? Hasta dónde yo sé, nunca lo dejamos – me acerqué a ella y la cogí de un brazo.
- Suéltame – dije sin querer llamar demasiado la atención, miré hacia la barra y mi morena seguía entre la gente.
- No te voy a soltar, es más, vas a venir conmigo al baño. Vas a pagar muy caro haberme dejando ante mi familia como un poco hombre... ¿sabes que dicen en la empresa? Que debo ser maricón ya que me cambiaste por una mujer – le apreté más el brazo – Vamos, y no se te vaya a ocurrir gritar -.
Miré hacia mi rubia y vi a ese hijo de puta tocándola, fui a paso ligero y conseguí ponerme a su espalda. Armando no perdió detalle de mi movimiento y en varios segundos lo tenía a mi lado – Te advertí que si te volvías a acercar a ella, te iba a matar – quité su mano del brazo de mi rubia.
- Mira bollera de mierda, Macarena es mía y siempre lo va a ser. Solo está contigo porque necesita cariño, cuando se canse te dejará por un hombre -.
- Un hombre como tú ¿no? – puse a Macarena a mi espalda para protegerla.
- Sí, como yo. Éramos felices hasta que apareciste en nuestras vidas con tu asqueroso dinero, a la rubia siempre le ha gustado vivir bien, no eres más que una tarjeta de crédito para ella -.
- Ya... claro... felices – varias personas empezaron a prestar atención a la discusión, entre ellos, Román y Leopoldo. – Y la felicidad la tenías cuando le pegabas, cuando le dejabas el cuerpo lleno de moratones y tuvo que estar 15 días de baja laboral, o... no... la felicidad era mientras la violabas ¿no? -.
- Tú no sabes nada, yo jamás he abusado de ella, hemos follado de mutuo acuerdo -.
Mi rubia había empezado a sollozar, por lo que me volví, la abracé contra mi cuerpo y besé su frente – Ya mi pequeña, no va a volver a tocarte, te lo prometo – ella metió su cara en el hueco de mi cuello y se apretó fuerte contra mí.
- Eso ya lo veremos – contesté a Zulema Zahir.
Aquí os dejo otro capítulo! Espero que os guste!
¿Qué pasará con Fabio?
¿Estará Sandoval en esta fiesta?
¿Se acercarán Leopoldo y Encarna a Macarena?
ESTÁS LEYENDO
Zurena - Tóxica
RomanceDos almas rotas unidas por el destino, una necesidad de sanar que lleva casi a la obsesión y una negativa a dejar lo acostumbrado atrás por miedo a una nueva desilusión, serán las claves de esta historia. Los personajes pertenecen a la serie de Fox...