Capítulo 30

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Pasamos la semana muy ocupadas con la campaña de bikinis, tuvimos un altercado con el modelo de la campaña de lencería, al que se le ocurrió robarme un beso en la discoteca del hotel. Un beso que Zulema pudo ver que fue a la fuerza, se echó encima de él a golpearlo y su seguridad tuvo que quitársela de encima. Después de eso discutimos casi sin venir a cuento y llevamos 4 días sin hablarnos, hoy es el último día en Portugal y la verdad que para estar así prefiero regresar. Me removí un poco y noté a Zulema haciéndome la cucharita, sonreí inconscientemente y me acurruqué un poco más contra ella.

Noté que la rubia estaba despierta, la tenía abrazada y no sabía como soltarla sin perder mi orgullo. Esta distancia con ella me estaba matando, al notarla acurrucarse contra mí, la apreté un poco más y le dejé un beso en el cuello – Soy una idiota -.

- Lo eres, sí – dije algo seca.

- Te amo rubia – me apreté todo lo que pude contra ella y dejé otro beso en su cuello.

- No me vas a conquistar con un te amo, puedo entender que le pegaras, yo habría hecho lo mismo. Sin embargo, jamás entenderé que lleves 4 días sin dirigirme la palabra, yo no he hecho nada y me hace daño estar así contigo – quité sus manos de mi cadera, salí de la cama y me dirigí al baño para darme una ducha.

- Es que me lo merezco por subnormal, como me dijo ayer la gitana – no me iba a quedar así, me desvestí, entré al baño y a la ducha, quedando a la espalda de Macarena.

- ¿Qué haces aquí? Vete – intenté tirar de todo mi autocontrol, porque estaba segura de que sí me besaba iba a ceder.

- Amor... - la abracé por la cadera y me pegué a ella – perdóname por favor, soy una idiota... - empecé a darle besitos en el cuello.

- Vete... - dije suspirando al sentir su cuerpo pegado al mío y sus besos en mi cuello.

- Creo que no quieres que me vaya princesa – bajé mi mano a su intimidad y empecé a acariciarla, mientras le seguía besando el cuello.

- Ah... - me mordí el labio intentando no gemir ante lo que Zulema me estaba haciendo.

Le di la vuelta a Macarena sin dejar de acariciarla y fui directa a besar sus labios. Entramos en un beso muy pasional, casi con necesidad ya que llevaba días sin probar sus labios. Al notarla receptiva, le introduje un dedo empezando a moverlo suavemente sin despejar mis labios de los suyos. Corté el agua, bajé a su cuello en un camino de besos, la succioné suavemente, añadiendo otro dedo y buscando un ritmo más intenso con mis embestidas.

- No... te voy... ah... ah... perdonar tan fácil – dije entre gemidos intentando controlar mi respiración.

- Mmmm tendré que hacer méritos entonces – le susurré con voz ronca en su oído.

Sentí que me iba a correr al sentir la voz ronca de Zulema en mi oído por lo que enrollé mis brazos en su cuello y volví a estampar mis labios con los suyos.

Al sentir como fue ella la que buscó mis labios la besé con mucha dulzura, muy lentamente, apretándole un pecho con mi mano libre y pegándola a la pared – Vamos princesa... quiero verte llegar – aceleré las embestidas de mis dedos y empecé como su interior se iba contrayendo.

- Zulema... te quiero... ah... -.

No pude evitar sonreír ante las palabras de mi rubia – Yo también te quiero mi pequeña – tras decirle eso, mi rubia llegó al orgasmo de una forma sublime, saqué mis dedos de su interior, la abracé por la cadera para besarla con mucha dulzura, notando como los últimos espasmos abandonaban su cuerpo. No dejé de besarla más que para tomar aire, bajé a su cuello en el que le dejé varias marcas y seguí bajando en un camino de besos húmedos hasta su pecho. La besé con dulzura, hice circulitos alrededor de pezón y, finalmente, lo introduje en mi boca succionándolo y arrancando de los labios de mi rubia un sutil gemido. Pasé al otro pecho y repetí la acción, una vez con sus dos pezones erectos ante mí, bajé lamiendo con mi lengua su vientre, dejando pequeños besos y mirándola a los ojos a cada tanto. Me puse de rodillas para llegar a su intimidad, la sentí temblar de anticipación y sin dilatarlo mucho más lamí su clítoris suavemente. Para darle un mejor apoyo y tener mejor acceso, subí una de sus piernas en mi hombro y llevé mi boca a su intimidad.

Zurena - TóxicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora