Capítulo 19

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Era la 13.00h de la tarde cuando sonó el timbre, abrí la puerta a mi hermano y a su mujer.

- ¡Hola! ¿Cómo lo habéis pasado? -.

- Muy bien, todo muy bonito y romántico – contestó Lidia un poco seca, la verdad es que nunca nos hemos caído bien.

- Sí, hermanita, deberías ir -.

- ¿Y los niños? -.

- Pasad, están en el salón jugando con Zulema -.

Entramos – Hola chicos – dijo mi hermano, pero los niños no hicieron mucha fiesta.

- ¿Ya nos tenemos que ir? – dijo Pedro con cara de cachorrito.

- Claro, tu tía ya ha hecho bastante quedándose con vosotros toda la semana -.

- No quiero irme jooo... tía Zulema en mi casa no cabe el castillo de princesas – dijo bastante triste.

- Ya sabes que puedes ir a mi casa cuando quieras, la tía Maca tiene las llaves. Tú también Pedro -.

- Te quiero mucho, tita Zulema, no por los juegos ni nada de eso... gracias por ser tan buena con nosotros y con la tía Maca -. – Yo también te quiero mucho, tita Zulema – los niños abrazaron a mi morena y yo no pude hacer más que derretirme.

Se separaron y vinieron hacia mí – te queremos tía Maca – el niño se acercó a mi oído y me dijo – Prométeme que nunca vas a pelear con Zulema – lo miré con ternura – Te lo prometo -.

Nos estábamos despidiendo cuando dijo mi hermano – Venid mañana a casa para el almuerzo, así nos ponemos al día de como estuvo el comportamiento de estos dos -.

- Por qué no vamos mejor a la casa de la tía Zulema, en nuestra casa no hay nada. Fliparías papá... ósea tiene piscina con castillo hinchable y tobogán, una sala de recreativos, un cine... -.

- A ver campeón, es una invitación no podemos ir a su casa. La invitamos nosotros ¿lo entiendes? -.

- La tía Zule dijo que podíamos ir siempre que quisiéramos – dijo algo enojado a lo que se unió la pequeña – Shi... y allí está el castillo de princesas -.

- No pasa nada Román, es cierto, estáis invitados en mi casa siempre que queráis. Si os apetece podemos hacer una barbacoa y pasamos el día en la piscina -.

- Está bien cuñada, pero nosotros compramos la carne y las bebidas -.

- Bueno... está bien. Pues, los esperamos mañana -.

Nos despedimos – Amor ¿por qué eres tan adorable? -.

- Eh... - dije algo sonrojada – yo... - la rubia me calló con un beso profundo, llevándome hasta el sofá y sentándose a horcajadas sobre mí.

- No vas a poder sacar a los niños de la casa -.

- Bueno, no me importa. Me gusta mucho estar con ellos y les he cogido mucho cariño en esta semana -.

- Lo sé – beso - ¿Qué te apetece hacer hoy? -.

- La verdad es que tengo que hablar con Saray, si todo va bien el jueves estaremos rumbo al Algarve portugués. Te iba a preguntar si querías compartir habitación o prefieres una para ti sola -.

- ¿Con quién la compartiría? – dije intentando quedarme con ella.

- Conmigo, obvio... ¿O es que la quieres compartir con otra persona? – mis celos volvían a salir a flote.

- Solo bromeaba, claro que quiero compartirla contigo -.

- Perfecto, entonces haré yo la reserva. No quiero que Estefanía informe a toda la empresa de las habitaciones que hemos cogido y tengamos cotilleos por las esquinas – por lo menos hasta que no la formalice, lo que pienso hacer en el viaje.

Zurena - TóxicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora