Capítulo 24

1.1K 108 52
                                    

Como tenemos fiesta zurena en twitter, aquí les dejo el capítulo, que lo disfruten!

Llegamos al hotel, notaba a Zulema más cariñosa de la cuenta y apenas habíamos bebido. Entramos a la habitación, enrolló sus brazos en mi cadera y empezó a besarme con mucha dulzura pero a la vez con mucha pasión, sabía lo que quería y esta vez iba a poner todo de mi parte para poder estar con ella. Le seguí el beso con la misma pasión, enrollando mis brazos en su cuello y apretándome contra ella.

- Muy simpática la novia de Zulema, aunque algo cortada ¿no? -.

- Esa muchacha es un alma rota al igual que nuestra amiga, tenemos que darle tiempo. Lo que sí te aseguro es que nunca he visto a la reina mora mirar a nadie como la mira a ella -.

- ¿Ni a Helena? -.

- Lo de Helena fue una calentón Aouar, y mira como salió la tipeja -.

- Bueno, aun así la afectó. Espero que esta chica no sea igual -.

- Ya también lo espero. Bueno machote, mi ligue de hoy me espera, aprovecha el tiempo anda – le di un beso en la mejilla y me fui junto a mi conquista.

Seguí besando a la rubia de una manera muy pasional, a la vez con calma para que no tuviera miedo, llevé mis manos a su trasero y se lo apreté mientras le mordía sutilmente el labio inferior – Me muero de ganas de estar contigo pequeña –.

- Yo también Zulema... solo que despacio ¿vale? – dije en un susurro y besándola muy dulcemente.

Me quité los tacones e invité a la rubia a hacer lo mismo. La apreté nuevamente contra mí, sin separar mis labios de los suyos. Me separé un poco, me quité la camisa y llevé las manos de Macarena a mi cadera para besarla de nuevo. Para mi sorpresa, ella llevó sus manos al cierre de mi pantalón, lo abrió y yo me lo quité mirándola a los ojos.

Zulema acababa de quedar frente a mí en un conjunto de encaje rosa, compuesto de un tanga finísimo y un brassier que dejaba poco a la imaginación. Sentí la humedad entre mis piernas y podría jurar que nunca nadie me había puesto así solo con empezar a desnudarse.

Miré a Macarena con mucho amor, le di la vuelta y empecé a bajar lentamente la cremallera de su vestido, dejando un camino de besos húmedos por cada trocito de piel de su espalda que iba desnudando. Cuando llegué al final, solté el lazo del cuello y el vestido cayó ofreciéndome la imagen del precioso trasero de mi rubia, solo adornado por un precioso tanga de encaje morado a conjunto con el sujetador. Volví a darle la vuelta, besé sus labios con calma, enrollando mis brazos en su cadera y bajando mis manos a su trasero para apretarla contra mí. – Eres lo más bonito que he visto en mi vida rubia – le dije y dejé pequeños piquitos en sus labios. La cogí de la mano, la llevé hasta la cama y la tumbé con delicadeza – Amor si necesitas que pare, solo dímelo ¿sí? -.

Asentí a mi reina mora, observé como cogía una rosa del jarrón y se tumbaba a mi lado. Cogió la rosa como si de un pincel de tratase y empezó a pasarla suavemente por mis labios, dejando tras ese roce un beso muy tierno.

Recorrí cada centímetro de la piel de mi rubia acariciándola suavemente con la rosa y dejando un camino de besos por dónde había pasado. Me eché encima, entrelazando nuestras piernas y empecé a devorar su cuello de forma muy delicada. Comencé con besos suaves desde el lóbulo de su oreja hasta su clavícula, pero cuando la pasión me empezaba a desbordar empecé a succionar justo en la mitad de su cuello – Ah... - lo que arrancó un sutil gemido de los labios de mi rubia. Le di la vuelta, comencé a subir en un camino de besos húmedos por sus piernas, llegando a su trasero, en el que dejé un sutil mordisco – Ahh... - provocando de nuevo un gemidito de mi pequeña. Subí a besos por toda su espalda, desabroché su sujetador, aparté su melena rubia y me dediqué durante unos instantes a lamer de forma sensual su nuca, dejando un sutil beso y dándole de nuevo la vuelta.

Zurena - TóxicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora