Capítulo 4

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¡PUM! ¡PUM! (sonido de la puerta) – Seguro que es el puto portero, es que por qué coño gritas tanto – le di otro golpe que la dejó casi inconsciente y fui a abrir, estaba sin camiseta y con el pantalón a medio desabrochar. Abrí la puerta – ¿Y tú quién coño eres? – era una mujer trajeada.

El tipo me abrió la puerta casi desnudo, pero me fijé que tenía lo que parecía sangre en el pecho - ¿Dónde está Macarena? – toqué mi móvil para que mi seguridad supiera que estaba en problemas, en cuestión de dos minutos estarían arriba.

- ¿Qué quién coño eres? – empujé a la mujer - ¿Su amante? Claro – volví a empujarla provocando que perdiera un poco el equilibrio y se diera con el ascensor.

Me empujó y me di un buen golpe con el ascensor, en ese momento dos de mis guardaespaldas entraron al rellano – Señorita... - le indiqué con la cabeza al tipo y lo inmovilizaron. Entré rápido, vi a la rubia inconsciente en el sofá, la camisa rota en el suelo y toda su boca y su cuello lleno de sangre, me senté a su lado y le toqué suave la cara – Hey... Macarena – le di unos toquecitos y gritó - ¡No! No quiero -. – Hey, tranquila – volví a tocarle la mejilla – shhh, no pasa nada – me quité la chaqueta y se la puse, para que pudieran pasar los de seguridad. – Cogedla, se viene a casa con nosotros. Al hijo de puta este déjenlo amarrado a la silla, a ver si tiene suerte y alguien lo encuentra -.

El camino a mi casa fue un poco tenso, ella tenía la mirada perdida y no había pronunciado una sola palabra desde que salimos de su piso. Entramos a mi casa, la llevé de la mano hasta mi habitación, la dejé sentada en la cama y para romper el hielo le dije – Vaya primer día eh... -.

Agaché la cabeza, solté toda la tensión acumulada hasta el momento y rompí a llorar – Entiendo que me despidas -.

Me acerqué a ella y me puse en cuclillas para mirarla a la cara – No te voy a despedir, mira te voy a dejar aquí – señalé la cama – un cambio de ropa interior nuevo, algo de ropa mía de estar en casa para que estés cómoda, esa puerta es el baño, date una ducha tranquila y cuando termines hablamos -.

- No llames a mi hermano, por favor – cogí sus manos con desesperación.

- No te preocupes por nada ¿vale? – le di un beso en la frente – dúchate y conversamos tranquilamente.

- Gracias -.

- Voy a estar en el salón para que estés más cómoda, cuando termines baja a buscarme -.

- Vale. Gracias de nuevo – le di un beso en la mejilla de manera inconsciente y le sonreí.

Bajé al salón – Menos mal que por mi afán de regañarla he ido a llevarle las cosas, si no sabe Dios es qué situación estaría ella ahora -.

- Bonita hoy has llegado muy temprano, vi mucho revuelo con la seguridad y le pregunté a Armando (jefe de seguridad), me dijo que evitaron que violaran a una joven -.

- Sí, Sole... es la chica que te comenté que empezaba a trabajar conmigo, la hermana de Román. Tiene el cuerpo lleno de golpes, fui a llevarle el portátil y el móvil de la empresa a su casa porque se lo había dejado y el hijo de puta del novio le había vuelto a pegar e iba a abusar de ella – respondí con indignación.

- ¿Y desde cuando Zulema Zahir le lleva las cosas a una empleada? Chiquita que te conozco... - le pregunté con picardía.

- Me causó mucha ternura y me recordó a mi relación con Hanbal, es cierto que nunca dejé que me levantara la mano hasta ese día, pero tú viviste igual que yo el constante maltrato psicológico al que me tenía sometida. Vi sus golpes cuando se cambió en el estudio, y admito que además de regañarla por olvidar las cosas, me interesaba saber sí estaba bien -.

- ¿Y nada más? – le pregunté con curiosidad, he criado a Zulema como si fuera mi propia hija y conozco ese brillo en su mirada.

- Nana... eso quedó en las fiestas de la universidad – respondí aludiendo a mi corta, pero al fin y al cabo, experiencia en relaciones con mujeres.

- Ya cariño ya... - le di un beso en la frente - ¿Qué te apetece de cenar? -.

- Lo que quieras, mientras esté rico. No sé por qué... creo que Macarena lleva semanas sin comer bien -.

- Bueno, haré unas verduritas, pollo y salsa de champiñones y cuidaremos de la muchacha – me causa especial ilusión la mirada que tiene mi niña, espero que la chica sepa apreciar lo que está haciendo por ella.

Sole salió camino de la cocina cuando escuché – Ya estoy lista -.

La miré, se había quitado toda la sangre y pude apreciar que tenía un fuerte golpe en la barbilla. Me levanté, me acerqué a ella despacio y le pregunté - ¿Cómo te sientes? -.

- Mucho mejor después de la ducha – agaché un poco la cara, Zulema me pone muy nerviosa y que me estuviera mirando con pena me estaba matando.

- A ver – acaricié suavemente los golpes en la cara y presioné un poco en la mandíbula - ¿Duele? -.

- Un poquito... - dije temblando un poco ante su tacto.

Presioné un poco más – Menos mal, parecía un desplazamiento o algo peor, no es poco, pero solo es el golpe afortunadamente – le dije suavizando el tono de voz.

- Gracias... - me abracé a ella sin pensarlo y me dejé envolver por su dulce olor, que ya me había embriagado cuando me puso su chaqueta. Lo que no me esperaba era el sentirme tan en paz abrazando a mi jefa.

Macarena me abrazó sin esperármelo, estaba temblando un poco así que la envolví en mis brazos y empecé a acariciarle la espalda para darle consuelo – Tranquila, no tienes nada que agradecer. Vamos a la cocina que seguro que Sole ya tiene la cena lista – la cogí de la mano suavemente y la llevé hasta la cocina – Nana ¿está listo? -.

- Sí, bonita. Siéntense que enseguida les llevo los platos -.

- Okey – nos sentamos y Sole nos trajo la comida.

Empecé a devorar el plato, no había comido desde el desayuno que me pidió Zulema y esto está buenísimo – Señora, esto está riquísimo... gracias – me sonrojé al notar como mi jefa me estaba mirando.

Es cierto que me he fijado en que es muy guapa, pero no en lo bonita que es. Verla comer con esa delicadeza y como se ha sonrojado al felicitar a Sole, me hace ver que quizás me he equivocado en mi veredicto de niña de papá y estoy interesada en saber más de ella.

- Gracias preciosa, no hay de qué. Las dejo que mi marido me espera en casa. Chiquita, mañana vengo para prepararles el desayuno y cuídala mucho – le guiñé un ojo y le di un beso en la mejilla. – Hasta mañana -.

Terminamos de cenar, recogí la mesa, fregué los platos y le dije a Macarena – Sole te ha preparado una de las habitaciones de invitados. Está justo al lado de la mía, por si necesitas cualquier cosa. Ehh... puedes quedarte los días que estimes oportunos y la empresa te puede buscar un piso de alquiler y... nada... si necesitas algo me dices – fuimos hasta las habitaciones, dejé a Macarena en la suya y me dirigí a la mía.

No sé por qué esta mujer se porta tan bien conmigo... no me lo merezco. Cogí el pijama que había sobre la cama y me lo puse – Huele como ella... - me quedé un poco atontada. – Maca... la admiras mucho sí, pero tampoco puedes negar que te encanta físicamente – me sonrojé ante ese pensamiento y decidí meterme en la cama a intentar conciliar el sueño.

Aquí les dejo un nuevo capítulo! Espero que lo disfruten! Gracias por todos sus comentarios y favs! ❤️❤️

Zurena - TóxicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora