Capítulo 54

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- ¿Qué tal? ¿Esperabas eso Leopoldo? -.

- La verdad es que no, pero la carita que tenía nuestra hija es más que suficiente para darme cuenta de que es la persona indicada -.

- Mi niña de blanco... por fin... - sonreí a mi esposo y nos sentamos en el sofá.

- Pasa, ponte cómoda – pasamos al salón de mi apartamento y me dirigí al mueble bar - ¿Qué te apetece? -.

- Gin tonic estará bien -.

Serví ambas copas y me senté junto a rizos en el sofá - ¿Estás bien? -.

- Sí, esto era algo que ya sabía pero que me negaba a aceptar. Tal y como me dijiste, me ha hecho bien el verlo con mis propios ojos. Ambas se aman de una manera indescriptible – agaché un poco la cabeza.

- Bueno, no estés triste... hay otras personas que sí están interesadas en ti – la miré a los ojos y sin poderlo aguantar más, la besé. Creía que me lo rechazaría, pero al notarla totalmente receptiva y entregada, introduje mi lengua en su boca.

Realmente, no sabía si estaba bien liarme con Saray, ya me arrepentiría por la mañana. O tal vez no.

Seguía sobre Macarena sin sacar los dedos de su interior, mientras dejaba pequeños besos en su frente. La miré de nuevo a los ojos, notando un brillo muy especial - ¿Bien mi amor? -.

- Sí, mi vida... Es solo que... no tienes idea de lo importante que eres para mí – dije buscando sus labios para besarla con ternura.

Recibí su beso y empecé a penetrarla con mis dedos nuevamente – Te amo -. Bajé a su cuello succionándolo y llegando hasta sus senos sensibles, los que me dediqué a besar con suma ternura mientras le seguía haciendo el amor.

Mi pequeño escorpión me seguía acariciando de una manera muy dulce, así que moví mi mano de su cadera hasta su intimidad para poder tocarla. Empecé a acariciarla muy suavemente de abajo arriba, notando como temblaba un poco mientras me estaba besando el cuello. Al notarla tan húmeda le introduje dos dedos, sintiendo como me mordía el hombro y no dejaba de penetrarme. – Mi amor, mírame – le dije y enseguida levantó tu carita para mirarme fijamente a los ojos – Quiero llegar contigo – besé la punta de su nariz y aceleré mis movimientos mientras ella aflojaba un poco el ritmo, penetrándome muy lento y suave.

Nos estábamos haciendo el amor mutuamente, sin apartarnos la mirada en ningún momento, hasta que llegó el ansiado clímax. Mi morena sacó sus dedos de mi intimidad, me besó muy dulcemente y se acurrucó en mi pecho, lo que yo aproveché para acariciarle suavemente su pelito.

Me recosté en el pecho de Macarena pensando que podría morirme en ese momento – Mi pequeña... no sabes lo especial que eres para mí y lo que has cambiado mi vida – dejé un beso muy tierno entre sus dos pechos, me recosté y me quedé abrazada a su cadera.

- Mi amor... tú también has cambiado la mía – besé su frente despacio y la acurruqué todavía más contra mí. – Mi vida... quiero preguntarte algo -.

- Dime pequeña – le susurré rozando uno de sus pechos con mi nariz.

- ¿Te embarazarías? – lo solté así de pronto y sin filtro, quizás de una forma demasiado acelerada.

- ¿Qué? – me había quedado anonadada ante la pregunta de Maca. Sabía que quería hijos, pero no tan pronto.

- ¿Qué si te embarazarías? -.

- Eh... bueno... sí... ¿pero te refieres a ahora? -.

- Sí, amor no quiero esperar más. Quiero ser mamá y verte embarazada -.

- Me pondré gorda, de mal humor y horrible -.

- Ósea, ¿eso es un sí? -.

- Ajam... -.

- Ayyyy mi amor.... Te amo, te amo, te amo, te amo... - empecé a dejar besos por toda su carita.

- Solo que... bueno, tendríamos que buscar un especialista. Quiero que el bebé sea de las dos -.

- Claro mi amor. ¿Y sabes qué? Que no hay nada más hermoso que la mujer que una ama cuando está embarazada – la besé muy suave en los labios.

- Eres tan fácil de querer rubia... - la besé en los labios y le di la vuelta dejándola sobre mí.

- Tú también eres muy fácil de querer, mi pequeño escorpión -.

La besé muy suavemente, rocé mi nariz con la suya y me senté contra el cabecero. – Mi amor ven, siéntate sobre mí – se sentó a horcajadas sobre mi cuerpo, enrollando sus piernas en mi cadera, lo que aproveché para abrazar la suya. La besé mordiendo su labio inferior y succionándolo dulcemente. Llevé mi mano de su cadera a su intimidad, acariciándola muy despacio. Busqué su mirada y le introduje dos dedos sin dejar de mirarla, recibiendo un pequeño gemido por su parte – Ah... cariño -. Con mi otro brazo la rodeé, atrayéndola hacia mí y empecé a mover mis dedos en su interior, entrando en un ritmo suave de entrada y salida.

- Te amo... - No podía casi pensar, lo único que sabía es que no quería separarme de Zulema jamás en la vida.

- Yo también te amo pequeña – aceleré el ritmo de las embestidas, notando como minutos después mi rubia se venía sobre mis dedos. Besé su frente, rocé mi nariz con la suya y, finalmente, besé sus labios con tanta ternura que cuando nos separamos, nos miramos a los ojos con una mirada cristalina, casi a punto de llorar – Eres tan bonita que hasta duele -. Ambas derramamos alguna lágrima, por supuesto de felicidad y nos volvimos a besar.

- Ni te imaginas cuánto te amo – dije buscando el hueco del cuello de Zulema.

- Tu tampoco amor, de verdad que no sabes cuánto – ayudé a mi rubia y la tumbé sobre mi cuerpo, buscó el hueco de mi cuello, me dejó un tierno beso y nos tapé con la sábana esperando a que Morfeo nos envolviera en sus brazos. Después de lo que había sido, sin duda, una de las mejores noches de mi vida.


Aquí os dejo el capítulo! Espero que os guste! Gracias por los comentarios y favs!

Intentaré siempre tardar poco en actualizar :)

Zurena - TóxicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora